Limitaciones para las empresas chinas en la UE
AFECTADOS todavía por los efectos de la crisis de la deuda, los países de la Unión Europea (UE) prestan cada vez más atención a las inversiones provenientes de China. Según el Ministerio de Comercio chino, hasta fines de 2012, se habían establecido casi 2000 empresas de inversión directa china en los países de la UE, con un valor de inversión superior a los 31.500 millones de dólares. En comparación con fines de 2008, hubo un crecimiento de 8,9 veces. Durante este mismo periodo, el valor de la inversión directa china en el exterior creció 1,9 veces. De esta manera, la UE ha sido el segundo mayor destino de la inversión directa china, solo después de la Región Administrativa Especial de Hong Kong.
Sin embargo, la inversión china se ha encontrado en la UE con muchas limitaciones que impiden su desarrollo, las que se generan, principalmente, por dos aspectos: en primer lugar, por la falta de capacidad de las empresas chinas y, en segundo lugar, debido a la falta de garantía del sistema y a las extrañas actitudes de la UE hacia la inversión china.
13 de abril de 2013. Banderas de la UE y de China en la Feria Inmobiliaria de Primavera de Beijing.
Brecha en tecnología e innovación
Entre las empresas europeas y chinas hay una brecha a nivel tecnológico, administrativo y en capacidad de financiamiento, lo que constituye un factor limitativo interno para la inversión china.
Según el Informe sobre el Desarrollo Industrial 2011 de la ONU, la industria manufacturera china se encuentra en segundo y primer lugar en cuanto al valor valor agregado y al valor de exportación, respectivamente. Sin embargo, en cuanto a los factores de producción, que influyen en la inversión exterior de las empresas, se observa, claramente, que la tecnología industrial y los elementos clave para la tecnología de las empresas chinas distan mucho de las europeas.
La producción manufacturera de China lidera el mundo, pero los aparatos clave y los repuestos provienen, principalmente, de la importación. Según cifras proporcionadas por IHS, un instituto de investigación de EE. UU., en cuanto a la inversión total en activos fijos de toda la sociedad china en 2010, dos tercios de la inversión en equipos depende de la importación. De ellos, el 100 % de los equipos de fibra óptica provienen de la importación, el 85 % de los equipos para la producción de los chips del circuito integrado dependen también de la importación, en el equipamiento petroquímico llega al 80 %, mientras que en los equipos de producción de coches, textiles e impresión offset es del 70 %.
Aunque el índice del volumen total de la inversión en I+D integral resulta muy cercano al nivel promedio de la UE, se sitúa más abajo que el de los países de economía desarrollada. El insuficiente financiamiento en la investigación básica ocasiona que los estudios en I+D innovadoras y a largo plazo logren, difícilmente, avances definitivos. Todo eso se refleja también en la escasez de innovaciones y solicitudes de patentes en la industria manufacturera china, en comparación con la parte europea.
Respecto a las actividades en I+D de las empresas, el porcentaje de las inversiones empresariales en este sector subió, en 2011, al 71,1 % de la inversión en I+D de todo el país, un porcentaje que ya está muy cerca del de los países desarrollados. Sin embargo, la mayoría de empresas destinó el capital, principalmente, a perfeccionar los actuales productos y tecnologías, y no al desarrollo de nuevos productos, lo que ha limitado la capacidad creativa de estas.
Notable distancia en gestión internacional
Tras largo tiempo de esfuerzos, las empresas chinas han conseguido poder de realizar adquisiciones y fusiones en la UE. Según un informe de la ONU, en 2005, se registró un enorme crecimiento de la inversión empresarial china destinada a las adquisiciones transnacionales. El porcentaje respecto al volumen total global subió del 0,8 % de 2005 al 6,5 % de 2011. Después del estallido de la crisis financiera mundial, sobre todo de la crisis de la deuda en Europa, dicho continente se ha convertido en un importante destino para las empresas chinas.
Por otro lado, en comparación con las empresas transnacionales europeas, las chinas presentan una notable inferioridad en sus capacidades de gestión internacional. Según las teorías sobre la inversión internacional, generalmente, cuando el ingreso de operación en el extranjero de una empresa sobrepasa el 30 % de su ingreso total, la compañía puede ser considerada una transnacional. Sin embargo, conforme a los datos publicados por la Confederación China de Empresas, entre las 500 principales compañías de China de 2011 figuran solo 25 firmas que cuentan con un ingreso de operaciones en el exterior superior al 30 % de sus ingresos totales. Las empresas chinas todavía se encuentran en una etapa inicial en cuanto a las adquisiciones transnacionales de gran magnitud. Según el dato proporcionado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, en 2011, a nivel mundial, de los 61 proyectos con un monto de transacción mayor a 3000 millones de dólares, 22 eran de empresas de la UE, mientras que solo 2 eran chinas. A las empresas chinas todavía les falta experiencia al invertir en mercados desarrollados.
Incapacidad en la obtención de información
El corto tiempo en el que China ha llevado adelante inversiones de gran magnitud en el exterior y su insuficiente experiencia son dos factores limitativos directos para la mayoría de empresas chinas que han invertido en la UE. Actualmente, en los países europeos hay muy pocos sitios web que puedan orientar a las empresas chinas en cuanto a las actividades de inversión, y tampoco hay muchas instituciones que brinden servicios de asesoría. Debido a las limitadas fuentes de información sobre el mercado, las empresas chinas no son capaces de conocer las políticas de inversión concernientes, los cambios informativos ni los proyectos que demandan financiamiento. A menudo, a las empresas les parece inaccesible el mercado europeo. Por otro lado, una vez que sucede algún cambio brusco, las empresas no pueden reaccionar a tiempo ni adecuadamente, por lo que su operación exterior se ve afectada.
Además, omitir el establecimiento de la red de ventas o no contratar compañías asesoras o abogados experimentados puede generar, en cierto grado, un alto riesgo de inversión. Por ejemplo, en 2002, la empresa electrodoméstica china TCL compró la compañía alemana Schneider y con esa adquisición deseaba entrar en el mercado alemán, e incluso de toda Europa. No obstante, debido a la falta de investigación y análisis en el mercado local, en las leyes laborales y en la producción industrial, se subestimó el riesgo comercial y, finalmente, se tuvo que cerrar la empresa adquirida debido al continuo déficit ocasionado por el alto costo de trabajadores y la baja ganancia de los productos. La firma china sufrió grandes pérdidas.
Prejuicios en el ámbito legal
De todos los países y regiones que realizan inversiones en la UE, China es la que enfrenta mayores limitaciones por parte de dos actores: la propia organización de la UE y sus países miembros.
En materia de protección de la inversión mutua entre China y la UE, hasta finales de 2012, China había firmado convenios bilaterales de protección de inversiones con 26 de los 27 países miembros de la UE de entonces (solo faltaba Irlanda)**. Sin embargo, debido a motivaciones históricas, estos convenios bilaterales tienden a promover y proteger las inversiones directas de los países de la UE en China, pero no se refieren mucho a la inversión de las empresas chinas en la UE. A medida que se incrementa, velozmente, la inversión de las empresas chinas en la región, los contenidos existentes ya no se adaptan a las circunstancias actuales. Por otro lado, aunque China y la UE han estado de acuerdo en discutir nuevos convenios bilaterales de inversión, las negociaciones concernientes permanecen todavía en un proceso preparatorio y no han empezado.
La UE ha indicado claramente en sus convenios internacionales y acuerdos internos vigentes que la entrada de inversión y de trabajadores de otros países no goza de las mismas condiciones que se les brinda a sus países miembros. Los países que han firmado acuerdos de libre comercio con la UE o con los miembros de la UE pueden gozar de condiciones solo inferiores a las de los países miembros en cuanto a acceso al mercado. Considerando que, excepto China y Rusia, la UE ha incluido a sus demás importantes socios comerciales en su estrategia de libre comercio por un largo tiempo, las limitaciones impuestas a la inversión directa de países que no son miembros de la UE están dirigidas, principalmente, a China.
Extraña actitud de la UE
Luego de la crisis de la deuda en Europa, la UE y sus países miembros han mostrado una actitud extraña respecto al capital chino. Por un lado, el financiamiento de las empresas chinas contribuye a que la región se libere de la crisis y también a crear más puestos de trabajo, lo que es bien acogido por estos países en general. No obstante, por el otro, están preocupados porque las empresas chinas obtengan las tecnologías clave, las marcas y las experiencias de operación internacional a través de las adquisiciones, y ocasionen que las empresas europeas pierdan su estatus de liderazgo en el mercado mundial. Especialmente, en los últimos años, la prensa ha ido exagerando la supuesta “competición injusta” de China. Ello, unido a los resentimientos por el crecimiento del poder económico de China y la decadencia del de Europa, ha hecho que en el interior de la UE surja una teoría sobre la amenaza que significa la inversión china, la cual respalda la aplicación de políticas más severas contra China e invoca a establecer un sistema unificado de evaluación y verificación de las inversiones a nivel de la UE. Ejemplos como la compra de tierras en Islandia, la adquisición por parte de la china Bright Food Group del productor lácteo francés Yoplait, o la compra del gigante alemán de la industria mecánica Putzmeister por parte del grupo chino SANY reflejan que las adquisiciones de la parte china encuentran cada vez más obstáculos en la UE.
En los proyectos de adquisición son, por lo general, las empresas chinas de propiedad estatal las que encuentran exámenes más estrictos. En la UE, incluso, no hay muchas empresas de propiedad estatal, pero estas son siempre de gran magnitud y se sitúan en los terrenos que influyen, directamente, en la economía nacional y en la vida de la gente. En vista de su calidad de empresas estatales, y con el fin de proteger a las industrias clave y evitar la competencia injusta, la UE asume una actitud muy cautelosa en cuanto a las adquisiciones que hagan empresas estatales extranjeras y aplica, generalmente, exámenes de antimonopolio y de seguridad económica. Sobre todo en las verificaciones de antimonopolio, aun hoy en día, la UE sigue asegurando que entre las empresas estatales existe un controlador común, y por eso considera a todas aquellas empresas como parte de un interés relacionado, exigiéndoles la presentación de pruebas de “contar con el derecho a decidir de forma independiente, de tener la capacidad de ejecutar, independientemente, los planes, así como presupuestos y estrategias comerciales que no se vean incluidas por otras empresas estatales”. De esta manera, se ha incrementado la complejidad de la verificación y el costo de la inversión.
9 de enero de 2014. Trabajadoras confeccionan vestimentas que serán exportadas a la UE en un taller de la ciudad de Huaibei, provincia de Anhui. Fotos de CFP
Factores limitativos provenientes de los Estados de la UE
Debido a las diferencias en los niveles de desarrollo, de sociedad, de cultura, entre otros campos, los Estados miembros de la UE presentan ambientes de inversión muy complicados, pero también diversos.
Los países de la UE son diferentes en sus niveles de desarrollo económico y, por ello, muestran diversas actitudes ante la inversión extranjera. La Europa Central, la Europa del Oeste y la del Norte poseen una economía bastante desarrollada y apoyan, generalmente, el libre comercio. El Sur y el Este de Europa están, relativamente, atrasados y por eso hay un mayor proteccionismo comercial. Debido a las diversas circunstancias políticas y económicas de los países miembros, las empresas chinas han encontrado mucha mayor dificultad en la toma de decisiones y en la explotación del mercado.
En Europa hay una gran diversidad de etnias, idiomas, culturas y costumbres. Al llevar a cabo la inversión, las empresas chinas carecen, generalmente, del personal cualificado en operaciones internacionales que domine la lengua local y conozca la cultura local. Por ello, aumentan las dificultades para entender la costumbre y la cultura locales, adaptarse a la sociedad y mucho menos integrarse a ella.
Las empresas chinas en Europa han enfrentado cuestiones muy similares. En primer lugar, el alto costo de los trabajadores. En Italia y Bélgica, por ejemplo, el salario promedio es de 36.000 euros al año, lo que es una carga para las empresas chinas. En segundo lugar, la UE aplica protecciones estrictas en su mercado laboral y por eso los empleados de la parte china tienen dificultades para conseguir el visado de trabajo. El visado, el permiso de trabajo y los prejuicios en el ingreso constituyen barreras muy comunes para la inversión de las firmas chinas en la UE y afectan, severamente, la operación de las empresas chinas, sobre todo la de las pequeñas y medianas empresas. En tercer lugar, el sindicato en la UE constituye una fuerza muy influyente y es, frecuentemente, una barrera política para la adquisición de las empresas extranjeras.
*Yao Ling es subdirectora del Departamento de Europa de la Academia China de Comercio Internacional y Cooperación Económica del Ministerio de Comercio de China.
**Los datos presentados son hasta finales de 2012. El 1 de julio de 2013, Croacia se convirtió en el 28.° miembro de la UE.