Environnemente S.A. y la defensa del medio ambiente
Fabienne Rond, CEO de la sucursal de Environnemente S.A. (en adelante, ESA) en China, nos relata el desarrollo de su empresa y la situación de la protección medioambiental en el país.
ESA, fundada en 1978 por su actual CEO, François Gourdon, es una empresa especializada en la medición de agentes contaminantes en el aire y se dedica, principalmente, a la instalación de sistemas para su control y supervisión. Sus sistemas miden en todo momento las partículas contaminantes y las dioxinas suspendidas en el aire, y son utilizados en chimeneas, altos hornos, centrales eléctricas y cualquier otro lugar donde se lleven a cabo actividades de combustión.
ESA ha establecido filiales en 65 países y, gracias a su próspero desarrollo, cotiza en bolsa desde 2006. “El gran potencial de desarrollo de China nos llevó en 2009 a fundar la filial Environnement S.A. China, aunque ya habíamos empezado a trabajar en el país a través de un proveedor a finales de la década de 1990”, explica Fabienne Rond, al frente de la sucursal china.

Fabienne Rond.
Contaminación, el gran desafío para China
En las últimas décadas, a medida que la industria manufacturera se fue trasladando a China hasta convertir el país en la “fábrica del mundo”, los problemas medioambientales como la contaminación industrial o la niebla tóxica se han ido acumulando.
“Tanto el Gobierno chino como la población son conscientes de este problema”, dice Rond. Sobre todo el Gobierno, añade, que se ha tomado muy en serio el problema, de modo que los nuevos índices de medición son más exigentes y se ha ampliado el control a nuevas regiones y sectores industriales. Durante el último año, el Gobierno ha acelerado los pasos y ha dado a conocer un nuevo plan de protección medioambiental.
Desde que hace unos años apareciese en Beijing y otras ciudades chinas la grave neblina contaminante, la calidad del aire y el control de las emisiones industriales se han convertido en asuntos prioritarios de las políticas del Gobierno chino.
“Nosotros disponemos de equipos y aparatos para medir la calidad del aire y las emisiones, y el Gobierno chino tiene interés por controlar eficazmente los agentes contaminantes, lo que da lugar a un mercado favorable”, concreta Rond. Según ella, los gobiernos provinciales todavía están instalando sistemas de control y medición de la calidad del aire, que aunque de baja precisión tienen capacidad para cubrir áreas mayores, y al final los resultados son los mismos. También miden la incidencia de partículas suspendidas de PM2.5, cuyo diámetro es inferior a las 2,5 micras y son muy nocivos para la salud. Estas partículas suponen una grave preocupación tanto para el pueblo chino como para el Gobierno, puesto que son susceptibles de causar enfermedades respiratorias y cardiovasculares, e incluso cáncer.

Puchen Power en Shanghai.
Gran demanda en el mercado
La atención que despierta la situación del medio ambiente ha disparado la demanda de equipos de medición, ya que tanto fábricas como ciudades necesitan instalarlos, razón por la que ESA cuenta cada día con más clientes.
“Nuestros clientes se dividen en dos tipos: fábricas a las que urge instalar sistemas de control de emisiones y la propia administración pública, que necesita supervisar la calidad del aire”, agrega Rond.
Es el Gobierno central quien instruye a las administraciones a nivel provincial y distrital, así como a las ciudades, sobre cómo llevar a cabo los procesos de licitación para decidir qué empresa se hará cargo de la medición y control de la calidad del aire.
Fabienne Rond analiza los cambios de criterio respecto a la supervisión de la calidad del aire en China: “A partir de 2012 las estaciones fijas miden obligatoriamente el número de partículas de PM 2.5, ozono y bióxido carbónico, además de PM 10, cuyo diámetro es menor de 10 micras, dióxido de azufre y óxido de nitrógeno”.
De acuerdo con Rond, China impuso hace un año nuevos límites a las emisiones, fundamentalmente a las industrias donde se llevan a cabo procesos de combustión, y ha reducido las emisiones máximas de óxido de nitrógeno, dióxido de azufre y partículas en las centrales eléctricas. “Estas nuevas exigencias nos dan la oportunidad de entrar en el mercado de las emisiones industriales de las centrales eléctricas”, indica Rond, “pues se ha elevado la exigencia y se requiere mayor precisión, y nuestros equipos pueden satisfacer ambos requisitos”.

Estación de control y supervisión del aire en la ciudad de Harbin.
Competencia con las empresas chinas
La preocupación pública por la contaminación ha llevado al Gobierno a respaldar a las empresas chinas para que desarrollen e investiguen un sistema chino de supervisión y para que innoven en este terreno.
Se trata de medidas preferenciales que implican que a igualdad de calidad y precio se priorice la adquisición de equipos hechos cien por cien en China. “Aunque no es una medida oficial, se aplica en las ciudades y regiones pequeñas donde los presupuestos locales son relativamente bajos”.
Más allá de la venta de equipos, a las empresas extranjeras les cuesta penetrar en el mercado de mantenimiento de esos equipos. “Estamos pensando en cooperar con empresas chinas que van a asistir a las licitaciones”, enfatiza Rond.
Según Fabienne Rond, existen diferentes formas para que las empresas chinas participen en el mercado de equipos y aparatos de medición: importar y vender equipos extranjeros o instalar los accesorios clave importados en los equipos fabricados en China de modo que se reduzca el coste.
“A pesar de que no estén muy claras las perspectivas, las empresas chinas están esforzándose por estudiar y fabricar aparatos cien por cien chinos”, finaliza Rond.