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2016-April-12 15:21

La melodía de José Serebrier en Beijing

Por MICHAEL ZÁRATE
 

José Serebrier, compositor y director de orquesta uruguayo. Archivo personal

 
 
A veces, la vida es como componer una pieza musical: buscamos que cada acorde lleve una armonía, que la sinfonía de nuestra existencia no sea inconclusa, pero muchos momentos suelen ser inesperados y frutos de la inspiración, la constancia y el azar. Hace ya más de medio siglo, el joven José Serebrier asistió en su natal Uruguay a una conferencia que ofrecía el crítico musical y compositor estadounidense Virgil Thomson. Era un día de mucha lluvia y solo tres personas asistieron a dicha conferencia: Serebrier y sus padres. Sin embargo, dicho episodio le permitió entrar en contacto con Thomson e ir ascendiendo en una profesión que lo ha llevado a ganar ya ocho Premios Grammy.

Serebrier fue un adolescente prodigio. Apenas a los 16 años, el compositor y director de orquesta uruguayo compuso su Primera Sinfonía (1956), cuando estudiaba con el maestro estadounidense Aaron Copland. A los 19 años se convirtió en el premiado más joven en la historia de la Fundación Guggenheim. Desde entonces, muchos acordes han pasado y hoy es “uno de los músicos latinoamericanos más importantes de todos los tiempos”, como lo ha calificado el diario mexicano Milenio. El 28 de enero último, Beijing tuvo la oportunidad de apreciarlo en escena, pues Serebrier dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional de China. Aquella noche, el público lo premió con una ovación de diez minutos.

Lo particular fue que el maestro uruguayo ofreció un concierto monográfico con obras del compositor chino Ye Xiaogang, el autor de la música de la inauguración de los Juegos Olímpicos Beijing 2008, quien también estuvo presente en el concierto. “El profesor Ye es un compositor extraordinario. Su música me llamó la atención de inmediato”, mencionó Serebrier en una entrevista con China Hoy.

Por esos azares del destino, hace unos meses Serebrier había grabado en Londres, junto con la Orquesta Filarmónica Real de la capital británica, un disco con música de Ye Xiaogang. “Por eso, cuando me ofrecieron dirigir un concierto en Beijing sugerí hacer un programa entero solo con música de él, que es muy especial.”

 

Nuevos proyectos

 

Pero la relación entre Serebrier y China es una sinfonía inconclusa: no terminará allí. El 22 de mayo, el maestro uruguayo regresará a Beijing para dirigir el concierto inaugural del Festival de Música Moderna, en el cual incluirá una de sus composiciones. Más aún, en agosto tiene planeado grabar varios discos con música de Ye Xiaogang, esta vez con la participación de la Orquesta Sinfónica Real de Escocia.

Ye Xiaogang no es lo único de China que ha llegado a los oídos de Serebrier. “Hay varios compositores chinos que me interesan. Uno de ellos es Ge Ganru (nacido en Shanghai en 1954) y hace cuatro años hice un disco con sus obras sinfónicas para el sello discográfico BIS”, declaró Serebrier, cuya prolífica carrera fue resumida en 2001 en un libro escrito por el crítico de música francés Michel Faure, titulado Un chef d’orchestre et compositeur à l’aube du XXIe siècle (Un director de orquesta y compositor en los albores del siglo XXI), cuya primera edición fue impresa simultáneamente en Francia e Italia.

 

El 22 de mayo, el maestro uruguayo regresará a Beijing.
 

Al referirse al desarrollo de la música clásica en el país asiático, Serebrier sostuvo que China es una nación de más de cinco mil años de historia, pero que en lo referente a la música occidental, es todavía un país nuevo. El maestro uruguayo resaltó, por ejemplo, los numerosos teatros de ópera que hay en China y la pasión que el público chino muestra por la música. “La música es una forma de comunicación universal. Los sentimientos que transmite la música son universales”.

 

28 de enero de 2016. José Serebrier dirige a la Orquesta Sinfónica Nacional de China. Archivo personal
 

 

Los guardaespaldas de Britney Spears

 

Sus ocho Premios Grammy le dan una satisfacción personal, pero recibir trofeos no es una obsesión para él. “En la música popular, un Grammy cambia la venta de los discos, aumentan enormemente. Pero en la música clásica no”, le explicó al diario uruguayo El País. No obstante, aún permanece en su memoria la vez en que, en una ceremonia de los Grammy, Serebrier tuvo que compartir guardaespaldas con la estadounidense Britney Spears. “Yo nunca tuve ni necesito guardaespaldas, pero los artistas pop sí. Y me preguntaron si no me incomodaba tener los mismos guardaespaldas que ella. Fue una experiencia fantástica, pero también con mucho miedo porque si pasaba algo iba a ser visto en 170 países. Me daba miedo incluso caerme, pero por suerte nada ocurrió”.

La de enero pasado fue su tercera vez en China. La primera fue en 2012, cuando llegó junto con la Orquesta Juvenil Las Américas, que reúne a jóvenes músicos de todo el continente y con quienes emprendió una gira por 17 ciudades chinas. La segunda fue en 2014, cuando se presentó con la Orquesta Sinfónica Nacional de Rusia para un concierto de Año Nuevo realizado en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing, con 200 músicos en escena y ante más de 10.000 personas. “Recuerdo que hacía mucho frío, pero fue una experiencia especial porque en aquel concierto la Orquesta Sinfónica Nacional de Rusia tocó junto con la de China”.

 

Aquella noche, el público lo premió con una ovación de diez minutos.
 

Serebrier ha quedado con la curiosidad de saber más de China. En su opinión, el aporte de la música china en el mundo apenas está empezando. “Me dicen que hay más de 2 millones de jóvenes que estudian piano en China. Es increíble. Más de 2 millones de muchachos y muchachas quizá impulsados por el éxito del pianista Lang Lang, que se ha convertido en un rock star, como lo fue Elvis Presley”. De hecho, Serebrier y Lang Lang tienen algo en común: ambos han estudiado en el Instituto de Música Curtis, en Filadelfia (Estados Unidos), donde solo aceptan a 100 estudiantes por año. “Entrar a Curtis es casi imposible, hay que tener un gran talento”.

“En China millones de jóvenes quieren ser otro Lang Lang y van a aparecer porque hay grandes talentos, grandes pianistas, grandes violinistas, grandes violonchelistas. China es un nuevo mundo”, añadió Serebrier, quien se despidió del país con la certeza de que la función en esta parte del planeta está por continuar.

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