El Ruiseñor, mostrar al mundo la China real
Afiche de la película El Ruiseñor.
CUANDO se enteró de que la película El Ruiseñor (en francés Le promeneur d´oiseau), dirigida por él mismo y coproducida por China y Francia, fue llevada a participar para la nominación del Premio Oscar como mejor película extranjera en representación de la parte continental de China, el famoso director francés, Philippe Muyl quedó muy sorprendido y consideró la iniciativa de la parte china como un acto audaz y abierto.
A partir de 1991, cuando la película Ju Dou dirigida por Zhang Yimou y protagonizada por Li Baotian fue el primer largometraje en idioma chino en ganar la nominación al premio Oscar, en los siguientes 12 años las películas chinas de los directores Zhang Yimou, Chen Kaige y Ang Lee, fueron en 7 oportunidades nominadas al Oscar, de las cuales, sólo la obra de Ang Lee, El Tigre y el Dragón (en inglés Crouching Tiger, Hidden Dragon) ganó el premio en representación de la región de Taiwan. Sin embargo en los 11 años últimos, ninguna película china ha entrado en la lista de nominación.
Antes de su debut en China, el 31 de octubre pasado, la película El Ruiseñor fue invitada a participar en más de 30 festivales internacionales de cine. Durante estas giras, el filme ganó el premio de mejor película en el 16.º Festival de Cine RiverRun de EE. UU., el premio Zapato de Oro de 54.º Festival de Zlín (República Checa) para adolescentes y niños, y en el Festival Internacional de Shanghai fue nominada a cinco premios y el actor protagonista, Li Baotian, ganó el Premio de la Prensa con los votos de los periodistas.
Estos éxitos crean una expectativa más alta de las posibilidades de la película para obtener el premio Oscar del año 2015.
Rendir homenaje a una China en reforma
“El Ruiseñor mostró una China brillante, tierna y optimista, que se esfuerza por resolver los problemas existentes y ser felices, por eso logró ser seleccionada”, comentó Philippe Muyl.
Antes de ir a China a dirigir El Ruiseñor, él percibía que la filmación iba a ser “una aventura”. Pero sólo después de estar en China, se dio cuenta que China no es realmente lo que las noticias de contenido negativo trasmiten. Incluso sintió la responsabilidad de recordar una auténtica China, “mostrar al mundo la China real” dijo.
“Actualmente, a nivel internacional China sigue siendo desconocida o incluso a veces mal interpretada”, expresó Philippe Muyl al ser entrevistado. “Casi todos los días los franceses hablamos sobre China, pero poca gente la visita realmente. Ignorando cómo es China, confian sólo en las imágenes que ven en sus televisores, por ejemplo las noticias negativas de la contaminación medioambiental...”
Philippe Muyl dio un consejo: ir personalmente a China o ir a ver El Ruiseñor. “Además de la niebla contaminante, en China hay otras cosas, hay muchos paisajes hermosos, personas bellas, corazón bonito, cultura antigua y vigor moderno...”.
“Narré un original cuento chino, de todos los protagonistas y la historia de este país, pero adopté un modo de contar más accesible para el público occidental para que entienda más fácilmente”, afirmó Philippe.
A comienzo del pasado mes de mayo, El Ruiseñor se empezó a proyectar en los cines de Francia y obtuvo una resonante aceptación. En la taquilla superó a películas de costosa producción de Hollywood como Sabotage protagonizada por Arnold Schwarzenegger y a muchos filmes franceses. Estaba previsto que su proyección duraría medio año pero aún continúa en cartel, convirtiéndose en la película china no comercial de más larga permanencia en los cines de Francia. Los cálculos indican que de cada 500 franceses hay uno que ya ha visto este filme.
Según los datos de una revista francesa, el 100 % de los espectadores están contentos con la película, y el 69 % se mostraron muy contentos. El periódico Le Figaro comentó que esta fábula china, viva y sentimental, hace encontrar a la gente el camino hacia el espíritu. Un director francés filmó este cuento lleno de ternura en una China antigua y moderna, es rendir homenaje a este país en reforma. Otro periódico, Les Echos, escribió que en los últimos años el público occidental ya se acostumbró a las imágenes oscuras y sombrías de China y El Ruiseñor nos hace a ver el lado brillante y alegre de este país que habíamos ignorado por mucho tiempo.
Viaje a casa
Hoy en día, incapaz de recordar cuantas veces ha venido a China, Philippe Muyl ha tomado a China como su segunda casa. Para la filmación de El Ruiseñor, el director dedicó un año y medio a aprender chino, incluso escribía todos los días su diario en chino y al día siguiente lo entregaba a su maestro de chino para que lo revisara y corrigiera.
Después de una larga estadía, Philippe Muyl ha visto el lado ventajoso del país, tanto como su lado preocupante. En calidad de observador, reflexiona por el problemático fenómeno que él se percató tanto en China como en el resto del mundo, vivir a “velocidad suicida” (en inglés breakneck speed): a medida que se ha acelerado el desarrollo social y el ritmo de vida, la gente está bajo una presión cada día mayor, de esta manera muchas personas y familias perdieron su equilibrio interior. Mucha gente está tan ocupada que pasa más tiempo en su coche o en un avión que en su casa. Los familiares viven distanciados e incluso de la familia dejan solamente el nombre.
En la película, el anciano encarnado por Li Baotian no tiene otra opción que realizar un viaje con su nieta de 8 años de edad, debido a que su hijo y su nuera se ausentaron de la casa al mismo tiempo por motivos de trabajo. A fin de cumplir la promesa hecha a su esposa que había fallecido años atrás, el abuelo planeaba regresar a su pueblo natal, sólo en compañía de su amigo, un pájaro de 18 años de edad. Por su parte la nieta no tiene ningún deseo de ir a un pueblo desconocido junto a su abuelo, al que casi no conoce. Los dos compañeros de viaje con esa gran diferencia de edad, el entorno y las costumbres, hacen de esta historia una travesía llena de incidentes y sorpresas.
“Es una película que aborda el tema de la vida familiar bajo las circunstancias de la época actual, frente al vertiginoso cambio y desarrollo que China va experimentando en los últimos años, la familia, unidad básica de la sociedad, y de cómo va adaptándose a estas transformaciones”, explicó Philippe Muyl y según él dedicó el filme a reflejar este problema. “El rápido avance de la sociedad moderna produce el desequilibrio espiritual de los chinos, y por eso surge la demanda por el regreso al interior, a la familia y al pueblo natal, en busca de las raíces y las tradiciones perdidas. China y el resto del mundo enfrentan estas mismas cuestiones relacionadas con la familia que aparecieron a causa del desarrollo social, es un tema universal”.
Entre las cuestiones del hogar, la más grave es la falta de educación familiar, lo que se refleja en muchas actitudes fallidas en el comportamiento de la pequeña nieta. Fundamentalmente, Philippe Muyl está de acuerdo con los criterios de la antigua China, que entienden que la formación de un niño así como las virtudes, el comportamiento, el afecto y la preocupación por los demás, se desarrolla en base a la actitud hacia sus padres, en el ámbito familiar. La casa es el lugar que enseña a las personas la responsabilidad, el amor a los padres, el agradecimiento y la consagración. “Obviamente, si la educación familiar es errónea o escasa, será difícil que el niño crezca dotado de una buena personalidad”, enfatizó el director.
Muchos episodios de la película tienen que ver con los productos electrónicos. En el camino, la niña no se separa ni un minuto de su iPad y critica el viejo modelo de celular de su abuelo. Es un hecho que Philippe Muyl se dio cuenta durante su estancia en China de que los jóvenes y los niños chinos prefieren enfocarse en las pequeñas pantallas de un celular o un iPad, en lugar de mirar a sus familiares o amigos a la cara. “Lo que me sorprendió fue el día que falleció Steve Paul Jobs, porque se pusieron muchas flores ante la puerta de la tienda de Apple en Beijing. Un extranjero puede conseguir muchos adeptos en China.”
En los últimos días del viaje, el pájaro del anciano muere debido a su extensa edad. Para consolar a su abuelo, la nieta cambió su Ipad por un pájaro parecido de un chico del montañoso pueblo. Después de regresar a Beijing, la niña se mostró tan transformada que logró conducir a sus padres a una vida más equilibrada, muy diferente a la de antes. En la familia, algunas cosas de auténtico valor que merecen aprecio y cariño terminan regresando a su debido lugar.
Coproducciones chinas
El Ruiseñor es la segunda película coproducida por China y Francia después que los dos países firmaran el convenio de colaboración en dicha producción en 2010. Philippe Muyl es el primer director extranjero en dirigir una película china.
“Según los convenios de realización de películas en coproducción entre China y otros países, estas películas pueden considerarse como filmes nacionales en los dos países colaboradores, pasando por alto los límites en la cuota de importación de películas extranjeras y en las películas de taquilla compartida. De esta manera se garantizan mejor las taquillas y el reembolso de inversión”, explicó Ning Ning, productora de El Ruiseñor. Estas coproducciones también promueven los cambios que suceden en el sector cinematográfico de China, que antes se filmaba sólo en el país, pero, actualmente, es capaz de cooperar con la parte extranjera en inversión, talentos, tecnologías, mercado, entre otros, así como reflejar temas con una visión más internacional.
Se considera a El Ruiseñor el ejemplo de cooperación cinematográfica en todos los aspectos, “es resultado de los esfuerzos que ha hecho el grupo”, confirmó el director y mencionó que la flexibilidad y la eficiencia de los practicantes cinematográficos chinos están fuera de su imaginación. “Una vez tuve que modificar mi plan original de rodaje y trasladar el sitio de filmación al otro lado del río. Sabes, para un cambio como éste, en Francia, el productor de la película necesita por lo menos 2 o 3 días de tiempo en llevarlo a cabo, pero en solo una hora, la parte china me trajo una balsa de bambú con la que me llevaron a la orilla opuesta...”
La filmación de El Ruiseñor concluyó en 2013, cuando la taquilla total del cine chino se aproximó a 20 mil millones de yuanes. Mientras en otros sectores se registra generalmente un crecimiento del 5 al 10 % al año, el cine chino tuvo una velocidad de expansión de más del 30 %, lo que basta para atraer el interés de los inversores del cine y de otros sectores de todo el mundo.