Nacido en China
Cartel del filme Nacido en China.
Por GONG HAN
El 12 de agosto pasado fue el estreno en nuestro país de la película Nacido en China (Born in China). El documental cuenta las historias de varias familias de animales salvajes, como los pandas gigantes de Sichuan, los leopardos de las nieves de Sanjiangyuan, los monos dorados de Sichuan y los antílopes tibetanos. Es una coproducción entre China, Estados Unidos y el Reino Unido, dirigida por el cineasta chino Lu Chuan. Alcanzó la cifra récord de casi 20 millones de yuanes en taquilla en solo cuatro días, un resultado impresionante, tratándose de un documental sobre la fauna.
El calor familiar en los animales salvajes
Después de recorrer una larga distancia en su migración anual, las hembras de los antílopes tibetanos llegan al lago Zhuonai, en la meseta Qinghai-Tíbet, donde dan a luz. Aún débil, la pequeña cría reconoce por el olor a su madre, estableciendo un lazo afectivo que se convertirá en un vínculo inquebrantable. Aunque a veces la cría esté perdida, tiene la capacidad de encontrar a su madre gracias al olfato. Cuando la localiza, se acuesta a sus pies y descansa tranquilamente. Este fragmento de la película solo dura unos segundos, pero es muy natural y afectivo. Concentrada en la familia de algunas especies, el documental presenta las demostraciones de amor y cariño en los animales. Los espectadores pueden disfrutar de una escena raramente vista: la mamá panda llevando torpemente a su bebé en los brazos, mirándole mientras lo amamanta.
Cuando se realizó el preestreno en EE. UU. consiguió 87 puntos, una de las tres películas con más altas calificaciones en el último decenio. “Creo que las historias que cuenta la película las entiende todo el mundo, porque la familia es un tema que encuentra eco en todos”, menciona el cineasta Lu Chuan.
Los leopardos de las nieves se esconden en la meseta del Tíbet, y son preciosos y raros. Se asegura que cada año menos de 50 personas pueden verlos. A pesar de las difíciles condiciones, muchos científicos entran en el Tíbet solo para observarlos. Pero en esta película no solo puede verse a la familia de Dawa, una mamá leopardo de las nieves, sino también a la panda gigante Yaya y a su hija Meimei, que habitan en el bosque de bambú de Sichuan, así como al mono dorado Taotao, que vive en el bosque frondoso de Shennongjia, a la grulla de corona roja (conocida como “grulla inmortal” en los mitos de la antigua China) y a los hermosos y raros antílopes tibetanos de la meseta Qinghai- Tíbet.
Dawa, la mamá leopardo de las nieves, es valerosa y ágil. Cuando ve una presa, se agacha y ataca desde la roca. Aunque no tiene piedad con las presas, es una madre tierna. Cría sola a sus dos pequeños, cazando para ellos y defendiéndoles de los enemigos. Es capaz de enfrentar a un rebaño de yaks con un pie herido.
El mono dorado Taotao es un niño travieso que anhela el calor de la familia. Se siente perdido tras el nacimiento de su hermana menor, por eso abandona el hogar para irse a vivir con los monos vagabundos. Durante su vida errante, conoce por primera vez a su enemigo natural, el azor, y las indisciplinas y el egoísmo de los monos vagabundos, lo que despierta en él la añoranza por su madre y su hermana menor.
Para los pandas gigantes que viven solos casi toda la vida, la crianza de su descendencia es una etapa muy especial, que solo dura pocos meses. Yaya, además de ser una panda adorable, ofrece una protección torpe y autoritaria a su hija Meimei. Parece que nunca estará preparada para dejar libre a su hija, quien progresa día a día. Y Meimei, curiosa por todo, anhela alcanzar la madurez para obtener la libertad y no desea la protección de su madre. Ella necesita aprender a ser independiente y a tener la capacidad de protegerse a sí misma.
Una película “loca”
El director Lu Chuan describe esta película como “loca”, un calificativo muy personal. Aunque anteriormente había dirigido Hoh Xil, un filme que cuenta la historia de los protectores de los antílopes tibetanos, este ha sido un terreno muy desconocido para él.
A pesar de que los “protagonistas” no necesitaron remuneración, fueron el mayor problema para el rodaje, pues durante el mismo se prohibió perturbar de cualquier forma a los animales salvajes, así como provocarles con alimentos u otros incentivos que los llevaran a asumir conductas ajenas a sus hábitos y características de vida salvaje. También estuvo prohibido cambiar o transformar el hábitat de dichos animales.
Cinco fotógrafos de Francia, Reino Unido, EE. UU. y Alemania, divididos en cinco grupos, penetraron en las reservas naturales chinas de Wolong, Shennongjia, Hoh Xil, Sanjiangyuan y Yancheng para realizar el rastreo y la grabación, que duró aproximadamente 18 meses. Entre los cinco compilaron 350 horas sobre la vida de los animales que protagonizan el filme, aunque finalmente se utilizaron menos de 80 minutos.
Debido a la brusca disminución de los leopardos de las nieves, durante el primer mes en que el equipo trabajó en Yushu, provincia de Qinghai, no pudieron grabar ni una escena. El cambio de condiciones de la meseta con lluvia, granizo, sol, nieve y niebla pusieron a prueba la paciencia del equipo.
Los sentidos de la visión y el oído de dichos leopardos son muy sensibles, por lo que huyeron al percibir personas. Su radio de movimiento puede alcanzar 80 km. Aun cuando el equipo comenzó a trabajar, necesitó una o dos semanas para lograr escenas útiles. Por eso, los trabajadores tuvieron que excavar muchos huecos como refugio y mantenerse escondidos dentro de ellos por unos días para capturar preciosas escenas de los leopardos de las nieves.
Un día, cuando un leopardo salió de caza, el fotógrafo se acercó a su cueva arriesgando la vida y descubrió inesperadamente a dos leopardos pequeños. Instaló rápidamente una cámara oculta y obtuvo así escenas muy conmovedoras de esta familia de tres leopardos.
En el ardoroso verano de Sichuan, el fotógrafo que filmó a los pandas gigantes tuvo que utilizar un grueso disfraz de oso panda para no llamar la atención. El que filmó a los antílopes tibetanos permaneció 16 horas diarias esperando en su escondite. Tras este arduo proceso, los espectadores pudieron contemplar la forma de vida natural de los animales.
La armonía entre los seres y la naturaleza
La magnífica meseta nevada, el extenso bosque de bambú, el desolado desierto de Gobi, el hermoso lago salado... El documental Nacido en China muestra al mundo los paisajes naturales más hermosos y los hábitats de las especies más peculiares de China.
Walt Disney Studios quería filmar una película sobre China que pudiera verse en todo el mundo, lo cual despertó el interés de Lu Chuan de participar en la producción de la misma. Le tomó una semana terminar el guion de Nacido en China. Deseaba contar una “historia china”, además de mostrar la vida de los animales partientdo del concepto chino de que la vida es un ciclo, una sucesión interminable.
“Necesitan ser vistos por nosotros y por todo el mundo (estos preciosos animales salvajes). En sus historias se observa también el espíritu y el concepto de vida de los chinos”, asegura Lu.
Tomando como telón de fondo las cuatro estaciones, la película narra la reproducción, el crecimiento, el equilibrio y las alternativas de la vida en la naturaleza.
En el verano, la fuerte leopardo madre Dawa, con su gran energía, pasa un tiempo agradable con sus pequeños. Sin embargo, cuando llega el invierno, no puede conseguir comida por la lesión en su pie, y se refugia detrás de una roca con sus crías.
Cuando ve un rebaño de yaks, desesperada, arriesga su vida como única opción de supervivencia. Se agacha, desciende despacio y al acecho por la ladera de la montaña. Cuando atrapa a un pequeño yak, la madre de este la embiste con sus cuernos hasta matarla. Dawa muere y la nieve bajo su cuerpo aún no está totalmente derretida.
Tiempo después, el verano regresa y los seres reviven. La panda gigante Meimei es capaz de trepar árboles, puede resistir el ataque de animales carnívoros y alcanzar su independencia separada de su madre. “Según los chinos, la muerte no es el final de la vida, sino otro comienzo. La naturaleza es un ciclo en el que la vida se reproduce continuamente”, explica Lu.
El filme expresa el concepto filosófico oriental de la armonía entre los seres y la naturaleza. Los animales viven conforme a las reglas de la naturaleza, y cada uno es una vida singular. Es un concepto de Oriente y también el pensamiento más moderno de protección medioambiental.
“La muerte no es el final, sino un hito en la reencarnación de la vida”, concluye la película. “En la sinfonía de este ciclo, cada vida tiene su propia nota. En esta melodía grandiosa, cada vida tiene su propio ritmo”.
Personal creativo discute el plan de filmación.
Un miembro del equipo de rodaje trabaja en la meseta Qinghai-Tíbet para capturar imágenes del leopardo de las nieves.