CON el agua hasta la cintura en los campos de loto rojo de la aldea de Zhangshu, los agricultores avanzaban entre las flores la mañana del 30 de julio, cosechando vainas maduras de loto y depositándolas en sacos. Ubicados en el poblado de Ganzhu, en el distrito de Guangchang, provincia de Jiangxi, los campos parecen extenderse sin fin hasta el horizonte, fundiéndose con el cielo veraniego. Las flores rosadas y las anchas hojas verdes se mecían suavemente mientras los aldeanos llevaban a la orilla los sacos repletos de vainas de loto. Su cosecha pronto sería procesada y vendida en todo el país, mediante comerciantes locales o plataformas de comercio electrónico, llevando un sabor de verano a las mesas de toda China.