A la velocidad de la luz
El Programa Espacial de China se desarrolla a pasos agigantados
Por JIAO FENG
EL 27 de diciembre pasado, el sistema chino de navegación por satélite Beidou (BDS, siglas en inglés) empezó formalmente a ofrecer sus servicios en la región Asia-Pacífico. Estos incluyen el posicionamiento pasivo continuo, la navegación, el servicio de tiempo (time service), entre otros.
Beidou, sistema de comunicación global por satélite diseñado y operado por China, es el tercer sistema maduro del mundo de navegación por satélite, después de GPS de Estados Unidos y GLONASS de Rusia.
Luego de la estación espacial Tiangong-1, el funcionamiento oficial de Beidou ha vuelto a mostrar el avance de la industria espacial china.
Tras un desarrollo de 56 años, la industria espacial china ha cumplido tres hitos mundiales: su primer satélite artificial en órbita alrededor de la Tierra, su primer vuelo espacial tripulado y su sonda lunar, entre muchos otros avances que se basaron en el ingenio científico y la innovación de la ingeniería. El año pasado, China logró grandes éxitos en la industria espacial: el acoplamiento de la Tiangong-1 y la nave espacial Shenzhou-9, así como el lanzamiento del satélite Beidou. Todos estos dan cuenta de que la capacidad de la industria espacial china está a la vanguardia mundial. No obstante, en comparación con EE. UU. y Rusia, China todavía está atrasada en ciertos aspectos, por ejemplo, en la fabricación de componentes de alta gama.
Venimos en paz
Conforme con la política de aprovechamiento pacífico del espacio, en la estación espacial Tiangong-1, lanzada en septiembre de 2011, se llevaron a cabo tres proyectos en materia de ciencia espacial: la investigación de condiciones topográficas, la exploración de condiciones espaciales y también pruebas científicas de materiales espaciales. Tras un funcionamiento estable de más de un año, la Tiangong-1 ha enviado una considerable cantidad de datos valiosos que han sido aprovechados ampliamente en el estudio de recursos territoriales, agricultura, silvicultura, petróleo y gas, recursos minerales, la exploración del mar, el análisis de los efectos del calor en las islas urbanas, el monitoreo atmosférico, entre otros.
Según Zhang Bainan, diseñador jefe del sistema de naves espaciales y del sistema de pruebas espaciales, la Tiangong-1 ha estado operando sin problemas desde su lanzamiento. Además de hacer pruebas científicas simultáneas, la Tiangong-1 también espera su acoplamiento con la nave espacial Shenzhou-10, con el fin de comprobar una vez más las técnicas de acoplamiento y del control de montaje. Así, se acumulan experiencias para la construcción de una estación espacial y un sistema de administración de vuelo tripulado a largo plazo.
La nave espacial Shenzhou-10, que se lanzará en junio próximo, será el primer vuelo tripulado que brindará el servicio de transporte ida y vuelta de equipos, suministros y astronautas a la estación espacial.
“Desde la Shenzhou-1 hasta la Shenzhou-9, cada vuelo ha significado un gran avance para el programa espacial chino, por ejemplo: la Shenzhou-5 fue el primer vuelo tripulado; la Shenzhou-6 fue un vuelo de más de un astronauta en una misión de varios días; la Shenzhou-7 consiguió la primera caminata espacial china; la Shenzhou-8 ejecutó el acoplamiento y la Shenzhou-9 logró un acoplamiento tripulado. El lanzamiento de la Shenzhou-10 no significará una ‘primera vez’, pero su misión no es menos crucial. Los vuelos previos han sido en cierto sentido ‘experimentales’, con la intención de allanar el camino para operaciones formales. Por ello, las naves espaciales se dedicarán al servicio de transporte y probablemente no se publicarán técnicas nuevas en el futuro”, explicó Zhang Bainan.
A principios del proyecto espacial de tripulación ya se habían establecido tanto el objetivo de construir una estación espacial como la “estrategia de tres pasos”: la nave espacial, el acoplamiento y la estación espacial de pruebas. Desde el lanzamiento de la primera nave espacial hasta el acoplamiento tripulado, China ha realizado solo 10 lanzamientos, lo cual es poco en comparación con EE. UU. y Rusia.
Se exportan satélites
Aunque la cooperación sino-estadounidense de lanzamiento de satélites ha sido restringida por parte de EE. UU., China ha establecido relaciones de cooperación con otros países y les ha ofrecido facilidades para sus lanzamientos. Durante los 14 años en los que se ha detenido la colaboración entre China y EE. UU., a través de la cooperación internacional y el desarrollo propio, la industria espacial china ha lanzado siete satélites de fabricación europea que no tienen componentes de restricción estadounidense, cuatro satélites de comunicación de fabricación nacional y un satélite de detección a distancia. Dichos equipos brindan servicios a incontables hogares de Asia, África y Sudamérica.
Tras la cooperación con China, Nigeria fue el primer país africano en tener el satélite de cuatro bandas de frecuencia. En marzo del año pasado, el satélite de comunicación 1R, fabricado y lanzado por China, fue entregado oficialmente a Nigeria. Dicho satélite puede satisfacer muchas de sus demandas, por ejemplo, en comunicación, radio, servicios multimedia de banda ancha, servicios de navegación, monitoreo de seguridad audiovisual simultánea, educación a distancia, etc. Además, generará 150 mil empleos relacionados con la comunicación en dicho país africano. Al mismo tiempo, con este satélite los usuarios nigerianos de banda ancha ahorrarán en total 95 millones de dólares cada año y los usuarios africanos de teléfonos ahorrarán 660 millones de dólares generados por el uso de repetidores e intercambios de datos.
El VRSS-1 es el primer satélite de Venezuela y fue lanzado en octubre de 2008. Fue la primera vez que China le otorgó a un cliente latinoamericano un satélite completo y lo puso en órbita. El funcionamiento de este satélite impulsará el progreso social y económico del país latinoamericano, a decir en detalle, la comunicación, la radio, la educación a distancia y el servicio médico a distancia.
El 29 de diciembre pasado, el cohete portador Gran Marcha 2D lanzó al cielo el satélite turco de observación de la Tierra GK-2 y lo llevó a la órbita establecida. Además, China ha firmado contratos de exportación de satélites de comunicación con muchos países, como Bolivia, Bielorrusia, Indonesia, Laos, entre otros. Con estos satélites se ofrecerán programas de alta definición para TV, servicios médicos a distancia, educación a distancia, comunicación de emergencia, etc.
Cooperación cercana
Desde 2006, China ha tomado la iniciativa en los intercambios y cooperaciones internacionales espaciales. Ha firmado con muchos países, instituciones espaciales y organizaciones internacionales varios acuerdos o memorándum de entendimiento de cooperación sobre el aprovechamiento pacífico del espacio exterior. China también participa en actividades organizadas por la ONU y otras organizaciones internacionales del ámbito espacial y apoya la cooperación comercial internacional en este campo.
El satélite CBERS, investigado y fabricado conjuntamente por China y Brasil, pertenece a la primera generación de satélites de transmisión de recursos terrestres de China. Con el CBERS, China y Brasil abrieron un amplio terreno de cooperación sobre satélites de detección a distancia y aplicaciones de datos de satélites de recursos terrestres. El CBERS también es conocido como un “ejemplo de la cooperación Sur-Sur de alta tecnología”, pues ambos países no necesitarán depender de los datos ofrecidos por los satélites de observación de la Tierra de otros países. El CBERS ha puesto en pleno juego el monitoreo de la selva de la región amazónica y el control de la tala excesiva.
Por otro lado, China y Alemania firmaron un acuerdo marco sobre la cooperación en el terreno espacial en materia de tripulación. Bajo el mecanismo de este acuerdo, ambas partes llevaron a cabo un proyecto de cooperación de pruebas espaciales en la nave Shenzhou-8. Además, China y Rusia también han establecido un plan de cooperación a largo plazo bajo el marco de la Subcomisión de Cooperación Espacial, anunciado durante la reunión entre los primeros ministros de ambos países. El astronauta chino Wang Yue participó en el primer experimento de la humanidad que simuló un vuelo tripulado a Marte.
En 2008, bajo el impulso conjunto de los países de la región Asia-Pacífico, se fundó la Organización de Cooperación Asia-Pacífico del Espacio (APSCO, por sus siglas en inglés). Bajo el marco de esta organización, el Gobierno chino ha participado en muchos estudios, por ejemplo, de la plataforma de servicios de datos espaciales y sus aplicaciones, de la red óptica –basada en la Tierra– de observación de objetivos orbitales, de la unidad terminal compatible de navegación, etc.
“La futura estación construida por China será una plataforma para el desarrollo científico del mundo y contribuirá a la exploración del espacio por parte del ser humano”, aseguró Zhang Bainan.