CHINAHOY

HOME

2015-December-21 13:40

El nuevo rostro de Kashgar

Por ZHANG HUA

Kurbanjan, un heredero del arte folclórico de Xinjiang. Xu Xun

CUANDO la primera luz del alba ilumina la ciudad antigua de Kashgar, Rarip Ajim –quien vive en el Bazar de Macetas, en la avenida Ariye– comienza a colocar macetas y vasijas de cerámica en las elevadas escaleras fuera de su casa.

Rarip Ajim, de 30 años, pertenece a la quinta generación de una familia de ceramistas. “Hace cinco años vivíamos como la mayoría de residentes de la ciudad antigua: en una casa de barro, baja y oscura, de muy malas condiciones, sin gas para la cocina, ni agua para el lavabo”, relata el joven en su nueva casa, en donde hay esculturas con motivos étnicos.

Kashgar, situada en el suroeste de Xinjiang, es una importante ciudad fronteriza de 2100 años de historia y un punto de confluencia en el oeste, entre los ramales chinos meridional, septentrional y central de la antigua Ruta de la Seda. La ciudad antigua de Kashgar se formó hace 1000 años, luego de que el imperio Qranaat trasladara su capital a esta localidad. Las manzanas conservadas hoy son las más tradicionales del oeste de China de antes del siglo XVII.

La transformación de la ciudad antigua

La ciudad antigua de Kashgar no tenía casi ninguna infraestructura y no estaba permitido tender tubos de desagüe debido a sus edificios de barro, ladrillo y madera de más de cien años y a sus estrechos y entrecruzados callejones. Además, por la alta incidencia de terremotos, las viviendas no se mostraban muy seguras.

En agosto de 2010, el gobierno municipal de Kashgar decidió, en un lapso de cinco años, mejorar las viejas y peligrosas casas de 49.083 familias. La noticia entusiasmó a Rarip Ajim, pero también le preocupó, ya que el normal funcionamiento de los tradicionales bazares podría verse afectado.

Según Habibullah Yassin, un funcionario del comité vecinal de Ariye, la transformación de la manzana del Bazar de Macetas adoptó un “diseño personalizado”, con el fin de proteger la fisonomía original y las características históricas y culturales de los barrios antiguos, permitiendo así que los residentes puedan seguir viviendo y manteniendo sus propias costumbres.

Durante los trabajos de renovación, casi ninguna de las decenas de miles de casas terminó pareciéndose a otra. En el caso de Rarip Ajim, por ejemplo, el diseño de su vivienda se corrigió unas diez veces y la renovación no se inició hasta que el dueño estuvo completamente de acuerdo.

Ocho meses después, en el viejo lugar de la casa se levantó un edificio de dos pisos con vigas talladas y pares pintados, con más de diez habitaciones (baño, sala de exhibiciones, sala de manufactura, dormitorio, cocina, etc). Fuera del patio hay un gran espacio y unas escaleras en donde se venden artículos artesanales de cerámica. Rarip Ajim se emociona mucho cuando piensa que su abuelo habría bailado con gran júbilo al ver todo el resultado.

Bazar de Macetas en la calle Ariye. Xu Xun

 

Los bazares, el alma de Kashgar

En Kashgar reza el siguiente dicho: “Todo se puede comprar en el bazar, menos el sol y la luna”. De hecho, en la ciudad antigua se encuentran numerosos bazares donde se venden telas, alimentos, alfombras, flores, gorros, artículos de hierro y plata o especias, por mencionar solo algunos productos. La milenaria ciudad fue también la mejor plataforma de intercambio entre las culturas islámicas, las de la planicie central de China, así como las de las antiguas Grecia, Roma y la India. La transformación de la vieja ciudad no ha afectado a su tradición y los bazares siguen guardando el alma de Kashgar.

La ciudad antigua y transformada de Kashgar ha sido calificada como sitio de interés de categoría AAAAA del país, lo que ha incentivado la llegada de cada vez más turistas. Después de mudarse a su nueva casa, los negocios de Rarip Ajim han prosperado aún más y sus habituales ingresos de 1000 yuanes al mes se han casi decuplicado. Rarip Ajim expone sus productos en dos cuartos de la planta baja. Además, se dedica a la elaboración de artículos de alfarería y produce finas y modernas cerámicas de barniz. Hace poco vendió una grande a 7000 yuanes. “Ha sido colocada en el lobby de un hotel”, dice el joven con gran satisfacción.

En el taller de fabricación de instrumentos musicales uigures “Asahan”, ubicado en el Bazar de Instrumentos Musicales en la calle Kumdarwaza yol, pueden verse el tamboura, el rawap y el tambor naqqara. En un rincón de la escalera, un maestro afina con mucha atención los instrumentos fabricados, mientras que el artista folclórico Kurbanjan Ablimit improvisa con el rawap la canción Recordando al compañero de armas, cuya melodía atrae a muchos turistas.

“Nuestra familia ha fabricado y vendido instrumentos musicales desde hace dos siglos. Yo pertenezco a la sexta generación”, explica Kurbanjan, un joven uigur amable, locuaz y moderno. A los 20 años, Kurbanjan ya dominaba la fabricación de instrumentos musicales de etnias como las de los kazajos, los uigures, los kirguiz y los tajik, y comprendía muy bien sus características y música. “Puedo contarles a los clientes la historia de cada instrumento para que así conozcan la etnia que lo utiliza”, manifiesta el artesano. Por ejemplo, el tamboura, un tipo de laúd chino, es uno de los instrumentos musicales tradicionales de los kazajos. Sus dos cuerdas pueden producir un sonido que se asemeja al murmullo del agua natural, al canto de los pájaros, al alegre balido de las ovejas y al galope de los caballos, lo que permite apreciar la cultura nómada de los kazajos.

Los instrumentos de Kurbanjan son muy demandados en Kashgar. Turistas de Alemania, Kazajistán y Mongolia acuden a su establecimiento a comprarlos. No contento con ello, el joven ha abierto una tienda en línea en Taobao y Alibaba, pues “los clientes que van a mi tienda y compran los instrumentos tienen dificultades a la hora de llevarlos”, dice. Además, Kurbanjan está dispuesto a brindar cursos en Internet para los interesados en los instrumentos musicales de Xinjiang, así como a distribuir videos. De hecho, desea difundir aún más la cultura uigur a través de la red.

Abaybulla, por su parte, ha hecho realidad su sueño de crear una sala de exposiciones en el Bazar de Gorros Floridos. Pertenece a la cuarta generación de una familia de artesanos. En las paredes de la sala lucen diversos tipos de gorros floridos uigures de distintos colores, algunos de ellos con orígenes y significados particulares. Por ejemplo, el gorro de la ciudad de Hetian tiene la forma de una nuez vertical, pues allá se produce este fruto. Con su trabajo, Abaybulla transmite el encanto histórico y cultural de diversos lugares de Xinjiang. El artesano y su hijo han invertido 100.000 yuanes en promover la venta de gorros floridos y piensan hacerlo también a través de WeChat e Internet.

Como buen conocedor del proceso de manufactura de gorros floridos, Abaybulla considera que esta artesanía solo podrá desarrollarse cuando se liberalice el trabajo individual. Por ello, él y su hijo han establecido una asociación de técnicos especializados y han reformulado el proceso de fabricación con la finalidad de ofrecer más empleos. “Para hacer un gorro florido se necesitan cuatro personas y se debe pasar por cuatro procesos. Podríamos aprovechar el tiempo libre de las mujeres del campo para realizar una manufactura colectiva y unificada”, señala el artesano.

La gente en la ciudad antigua goza de una vida apacible. Xu Xun

 

La ciudad antigua permanecerá

Al caminar por las calles y callejones de la ciudad milenaria, uno experimenta los hábitos y costumbres de la localidad. Los lugareños han vivido y trabajado allí por generaciones, conservando aún su propia tradición. Los ancianos tocan el tamboura apoyados en las paredes de barro, mientras las mujeres, vestidas con llamativas faldas, bordan flores en gorros y los niños se divierten y muestran grandes sonrisas.

La renovación de Kashgar ha generado que los pobladores tengan un mayor sentido de pertenencia a la ciudad. Rarip Ajim no se siente satisfecho solo con los florecientes negocios en Kashgar, sino también con las tiendas de carne bovina y ovina, de empanadas asadas, de abarrotes y de tortillas de corteza dura, así como con la mezquita Héytgah , que ha albergado los festivales religiosos de los musulmanes durante 600 años.

Cada quince días, Rarip Ajim acude al taller de cerámica con su triciclo para cargar artículos de distintos colores. En el camino, que dista 100 metros de su casa, le parece ver el encuentro de lo antiguo y lo actual. Frente a la ciudad antigua hay una noria de luces de siete colores, edificios modernos, un tráfico pesado y calles bulliciosas, lo que constituye un gran contraste con la vivienda de barro en la que habitaba.

Rarip Ajim acepta la influencia de la modernidad en su ciudad antigua, pero espera difundir a todo el mundo la cultura de la porcelana de Xinjiang. Rarip Ajim no cree que la renovación de las casas haya acabado con la forma de vida tradicional y la cultura uigur; por el contrario, se siente satisfecho con su vida actual. “Nosotros haremos que la ciudad antigua permanezca”, manifiesta con firmeza.

Vida

  • El sueño chino,ml sueño
  • Sesiones de la APN y la CCPPCh en 2012
  • Cumbre sobre el cambio climático de Durban
  • Serpiente emplumada americana y dragón chino
  • Guizhou Mirando hacia el futuro