Masaje al estilo chino
Por SÉBASTIEN ROUSSILLAT *
SOY un estudiante francés que lleva cinco años en China y tengo una vida muy ocupada. Entre las clases, los eventos y los programas de televisión en los que participo, no he tenido tiempo para descansar en los últimos meses. Supongo que a mucha gente le pasa lo mismo: todos los días está ocupada con el trabajo, los quehaceres domésticos, las clases e incluso con los cansados viajes de trabajo. Hasta que un día, uno se siente de repente algo indispuesto. En esta vida moderna, este estado parece ser normal, pues cada vez prestamos menos atención a nuestra salud.
Tanto la cultura china como la francesa dan importancia a la buena salud. En mi país se usa el Mens sana in corpore sano, mientras que en China se dice “La vida radica en el ejercicio”, dichos cargados de sabiduría para mantener la buena salud.
Quinesioterapia
Desde hace unos años la quinesioterapia se ha hecho muy popular en Francia. Es una terapia que combina el álgebra, el masaje, la fisioterapia y la psicología. En teoría, la mala salud es una manifestación de problemas mentales o espirituales, como el estrés o la fatiga. La primera vez que probé la quinesioterapia fue en 2008, cuando regresé a Francia durante las vacaciones de verano. En ese momento ya llevaba un año viviendo en China y estaba muy interesado por el feng shui, el taoísmo y la medicina china. Inmediatamente encontré similitudes entre la quinesioterapia y el masaje chino, de eso voy a hablar ahora.
En primer lugar, esta práctica no implica la ingesta de medicamentos, sino simplemente un ajuste en la dieta, por ejemplo, beber mucha agua, té y dejar de lado las bebidas que contengan cafeína, como el café o los refrescos de cola. Además hay que prestar atención a la higiene y llevar una vida sana. Todas estas medidas previenen la aparición de enfermedades y son parecidas a las teorías de la medicina tradicional china.
En segundo lugar, el especialista no solo pregunta por los síntomas aparentes que tiene el paciente, sino que también toma el pulso, escruta el semblante y observa el tono muscular para hacer un diagnóstico.
La última parte del proceso es la más interesante de la terapia y la que más se parece al masaje chino: mediante el masaje el especialista trata de encontrar el origen del mal. Como la quinesioterapia está relacionada con la psicología, el especialista también puede preguntar sobre angustias, miedos y sentimientos personales. En aquel entonces recién empezaba mis estudios en China y no tenía claro si eso era una buena decisión. Además, me daban miedo las cosas desconocidas. Por todo eso me sentía desasosegado.
El médico me dijo que los problemas psicológicos afectan al cuerpo. Me preguntó: “¿Te da miedo hablar con la gente? ¿Te bloqueas al comunicarte con los demás? Lo digo porque los músculos de tu garganta están muy tensos y tu respiración no es fluida cuando hablas.” Al encontrar por donde el qi (la energía vital) no pasa, el especialista empezó a masajear los puntos de acupuntura de esas partes. Este proceso consiste simplemente en presionar sobre las zonas afectadas. La cintura también me incomodaba. El especialista me dijo que como estaba en un ambiente desconocido, tenía miedo de ser invadido por algo, por ejemplo por aquello que no conocía o no aprendía. Lo cierto era que estaba en China, un país desconocido, y los choques culturales me hacían sentir incómodo. Como consecuencia, desarrollé un instinto de autoprotección y la presión se mostraba a través de los problemas en la cintura y los hombros.
Masaje en China
Durante mi estancia en Francia recibí tres veces este masaje, que me hacía sentir cómodo. Al regresar a China decidí ir a buscar a un masajista. En las ciudades chinas se puede encontrar un montón de casas de masajes. Por supuesto, los hospitales son los lugares más seguros para este tipo de terapia, pero también se puede encontrar a través de boca en boca muy buenos especialistas que abren su sala de consultas en su hogar o en pequeños locales en los barrios. Generalmente son más baratos y más cómodos que los grandes hospitales.
Al entrar en el local el masajista, o el maestro (tal y como se dice en chino), me preguntó dónde quería que me masajease. Le dije que me incomodaba la espalda y el cuello y que me dolían las orejas y los hombros. Él me dijo que me tumbase boca abajo sobre la cama de masaje. Al principio me pareció demasiado cómodo, pero poco a poco el dolor surgió: encontró una contracción muscular.
El maestro me dijo: “Acumulas cansancio en el cuello y los músculos están en una mala posición, por eso te duelen. Además, la columna vertebral también está en mala posición”. Su aprendiz se acercó y le dijo: “Los músculos están muy agotados, posiblemente debido a una mala postura durante el estudio o ante el ordenador, lo cual crea tensión muscular.” Me preguntó: “¿Sufres de insomnio?” En realidad estaba un poco sorprendido, como resultado de estas tensiones no podía conciliar el sueño.
El maestro continuó masajeándome la columna vertebral, luego la piel y los músculos de la espalda. Una vez llegó a la cintura, el maestro empezó a presionar con mucho más esfuerzo, pues los músculos estaban muy agarrotados. Luego volvió a subir hasta el cuello y comenzó a masajear de manera más enérgica, tal vez porque los músculos ya estaban suficientemente calientes y podía masajear a fondo.
Al final del masaje el maestro me dijo: “Estás muy cansado y tu estado es más bien grave. Tienes que comprarte un antiinflamatorio, pero de medicina china. Vuelve mañana y te haré un guasha (un raspado del cuello, pecho o espalda que hace aflorar la sangre) para extraerte el qi frío de los hombros. Tendrás que venir tres veces. No se te podrá repetir muchas veces porque te dolerá mucho y tus músculos necesitan relajarse, de lo contrario te volverán a doler los hombros”.
Al día siguiente todavía me dolían los hombros y los brazos. Eso era señal de que el masaje había producido efecto: los músculos y los tendones estaban volviendo a su posición original.
Después de un masaje de media hora, el maestro empezó a rasparme la espalda con la palma y las falanges de la mano. El guasha puede eliminar las toxinas y extraer el frío del cuerpo a través de la piel. Pero esta terapia es ilegal en Estados Unidos y Europa, ya que provoca equimosis (lesión subcutánea consistente en depósitos de sangre), dejando grandes marcas rojas en la piel que puede hacer creer que uno ha sido golpeado o maltratado. El masajista realiza el raspado con las palmas de las manos y los nudillos, frotando vigorosamente hasta que la piel comienza a enrojecerse y el paciente siente calor en la piel. A renglón seguido se aplica una cataplasma y se deja bajo una lámpara de calor una media para que haga efecto.
Aunque no me ofreció asistencia psicológica, tal y como se hace en la quinesiología, tras las tres sesiones quedé realmente bien, tanto física como mentalmente. Cuando una persona tiene un cuerpo sano, tiene una mente sana. Es algo sabido por las culturas china y francesa.
*Sébastien Roussillat es alumno de postgrado de la Universidad Pedagógica de Shandong y ganador del campeonato de “Puente Chino” 2011.