“Me alegra que China tome en serio la lucha contra la corrupción”
Entrevista a César San Martín, presidente de la Corte Suprema de Perú.
César San Martín estuvo en China entre el 18 y 24 de noviembre pasados, con el objetivo de apreciar el sistema judicial chino e impulsar una transferencia tecnológica hacia Perú. El magistrado, quien goza de un prestigio internacional, se reunió en Beijing con el presidente del Tribunal Popular Supremo, Wang Shengjun. De hecho, fue la primera vez que las máximas autoridades judiciales de China recibían oficialmente al presidente de la Corte Suprema de un país latinoamericano. Y China Hoy estuvo con él.
El presidente de la Corte Suprema de Perú durante la entrevista. Luo Yao
China Hoy (CH): Doctor San Martín, ¿qué es lo que más le interesa recoger de esta visita a China?
César San Martín (CSM): Lo que más me interesa es el tema de la administración de justicia y saber cómo China ha podido organizar su sistema judicial, sobre todo en el tema presupuestal, que me parece valioso. Saber quién lo administra, cuánto dinero recibe y qué nivel de autonomía tiene el Tribunal Popular Supremo respecto del Ministerio de Justicia han sido los núcleos de nuestras reuniones.
La información que he recibido aquí en China es que si bien quien administra los fondos y el presupuesto es el Ministerio de Hacienda, hay una muy buena relación con el Poder Judicial y los pedidos que el Tribunal Popular Supremo hace son generalmente atendidos. Además, hay un sistema de fiscalización constante que, creo, se extiende a todos los órganos del Estado.
A diferencia de España y Europa, aquí el Ministerio de Justicia tiene una casi nula injerencia en el desarrollo y el trabajo administrativo del Poder Judicial en su conjunto. Y, además, noto que aquí hay una gran descentralización y una gran capacidad de administración de los recursos porque entiendo que un país tan grande no puede administrar todo centralizadamente.
CH: ¿Una transferencia tecnológica con China está en sus planes?
CSM: Así es. Actualmente estamos abocados a una automatización de la justicia en Perú. En lo que es transparencia, equidad y celeridad judicial, el tema tecnológico es una herramienta fundamental, sin la cual no se pueden lograr los objetivos. He observado el gran avance chino y quiero ver también en qué medida podemos establecer un apoyo en la transferencia tecnológica, en el intercambio de expertos, etc.
En otras provincias chinas hemos podido ver la relación entre la población y la justicia. Sé, por ejemplo, que la Corte Suprema en China recibe entre 10.000 y 12.000 casos anuales y que requiere 200 jueces. Además, tiene 14 salas jurisdiccionales y 1.800 trabajadores administrativos. Como le digo, me interesa el tema del apoyo tecnológico.
Pero también es importante el momento en el que he llegado porque ha sido el momento del gran cambio en China. Y, precisamente, uno de los ejes de la nueva administración que ha llegado es el imperio de la ley y el estado de derecho, donde el papel de la justicia va a ser cada vez más importante.
CH: En efecto, su visita ha coincidido con la celebración del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh). ¿Qué comentarios podría hacernos de ello?
CSM: Si bien no estoy en condiciones de hacer un comentario mucho más preciso, sí puedo decir que el afirmar que –bajo sus propias condiciones y consideraciones– se le dará un mayor interés al estado de derecho y a la aplicación de la ley exigirá una revisión integral de todas las líneas jurídicas y políticas, para que así el sistema judicial se acomode al estándar que el Congreso del PCCh ha planteado. Esto seguramente se expresará en nuevas reformas, en mecanismos institucionales nuevos, etc.
Por lo tanto, creo yo que China, dentro de sus propias características, vive un momento que ojalá sea dinámico y muy profundo. Al ser China la segunda potencia económica del mundo, esto permitirá que los demás países nos veamos, en cierto modo, beneficiados por la experiencia china para ver en qué medida podemos emplearla en nuestros países, con las diferencias propias que cada país tiene y que hay que respetar.
Exposición de fotografías sobre la lucha contra corrupción, celebrada en Zhejiang.
CH: ¿A qué ámbito dentro de la justicia le pondría usted un mayor acento?
CSM: Yo le pongo acento al ámbito de la transferencia tecnológica. Creo que es el punto más importante porque cuando uno habla de automatización o modernización de la justicia siempre se quiere incidir en tres ámbitos: transparencia, celeridad y equidad. Toda sociedad exige una justicia que sea transparente, que se dé oportunamente y que sea equitativa.
Y, claro, China, por su inmensidad, es un gran laboratorio que va a permitir que todos observemos cómo, dentro de un cambio prudente y ordenado, se pueden cumplir con estas metas, las cuales –entiendo– se quieren alcanzar con mayor rapidez que antes. Si a ello podemos sumarle tratados específicos de cooperación, constantes intercambios de expertos, pues la cosa irá muy bien.
CH: Durante el XVIII Congreso Nacional del PCCh, el presidente chino Hu Jintao enfatizó la importancia de la lucha contra la corrupción. ¿Cuál es su opinión al respecto?
CSM: La corrupción es un fenómeno endémico de todas las sociedades. Es un gran factor de desaceleración del desarrollo y en los países en vías de desarrollo, como los de América Latina, genera mucha inequidad. Ahora ya se dice que la corrupción es un crimen de Estado.
Yo no conozco la realidad china, pero si las más altas autoridades del país han dicho que la corrupción es un tema muy serio, esto significa que se tiene que crear un mecanismo de fiscalización, de rendición de cuentas, de transparencia, a la vez que fomentar que los organismos de fiscalización funcionen bien y que los tribunales y fiscalías tengan capacidad institucional y voluntad política.
Me alegra que el más alto funcionario político diga que en su país la corrupción es un problema muy serio porque eso es enfrentar el problema. El primer paso para resolverlo es reconocer que existe y luego hay que ver su magnitud. Cada país tiene su propia realidad y sus propias políticas anticorrupción, pero siempre es fundamental la voluntad del líder de la institución.
China tiene sus propias peculiaridades, su propia dimensión, su propia historia y habrá que ver qué aporta China en cuanto a instrumentos para combatir la corrupción. Es un tema muy importante. Que en el Congreso Nacional del PCCh hayan dicho “vamos a salir de este problema con nuestras propias concepciones” es bastante. Combatir la corrupción demora su buen tiempo y en todos los países del mundo se cuecen habas, así que nadie se crea nada. A ver quién tira la primera piedra.