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2017-January-18 10:36

El Foro de Davos: contribuciones y responsabilidades de China

El presidente chino, Xi Jinping, pronuncia un discurso durante la plenaria inaugural de la reunión anual 2017 del Foro Económico Mundial (FEM) en Davos, Suiza, el 17 de enero de 2017. (Xinhua / Lan Hongguang)
 

Por XU YANZHUO*

 

  El presidente de China, Xi Jinping, asiste al Foro Económico Mundial de Davos (Foro de Davos), en Suiza, el cual se celebrará del 17 al 20 de enero. Es la primera vez que el máximo líder chino participa en dicha reunión anual, especialmente en el contexto de una creciente tendencia mundial antiglobalización. La participación de Xi en esta reunión de análisis de la política, la economía y los grandes avances académicos se considera de una notable significación para el desarrollo y fomento de la reforma de la gobernanza mundial y su ulterior progreso. Los cinco principales temas incluidos en la agenda del evento son: reforzar y promover los mecanismos de cooperación mundial, establecer una dirección positiva y aumentar el consenso común, potenciar la economía mundial, reformar el capitalismo de mercado y responder a la cuarta revolución industrial.

 

  Como segunda economía mundial, China ha compartido sus conocimientos en un medio de un contexto de crecientes problemas mundiales, y ha asumido proactivamente su responsabilidad internacional en consonancia con “un liderazgo receptivo y responsable”, un concepto que se corresponde con los temas del Foro de Davos.

 

Oportunidades y retos de China ante la reforma de la gobernanza mundial

 

  2016 fue un año de grandes eventos desde Europa hasta Medio Oriente, y desde Asia hasta América latina. Se suscitaron debates y dudas sobre el desarrollo de la globalización y el proceso de regionalización. El enfoque para abordar los problemas mundiales a través del mecanismo internacional establecido ha cambiado en gran medida debido a la opinión pública, que prioriza abrumadoramente los intereses nacionales y se inclina hacia el nacionalismo. El surgimiento de partidos de derecha y de líderes populistas ha generado indiferencia en el consenso internacional y una identidad común. Aparejado a esto, los conflictos y confrontaciones mundiales se han enfatizado. Ante tal panorama se le han presentado a China oportunidades y desafíos al decidir participar en este foro con los principales líderes, asumiendo una posición proactiva en el desarrollo de la globalización y proponiendo al mundo su iniciativa para una reforma de la gobernanza mundial.

 

  De una parte, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, había expresado su voluntad de reducir las responsabilidades mundiales de su país. Esto quedó evidenciado en su política de retirada del  Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, siglas en inglés), abogando por el concepto de “Estados Unidos primero” y criticando el sistema de comercio actual al exigir a sus aliados compartir los gastos de seguridad. No queda claro si sus comentarios son una retórica política llamativa o una introducción del “arte de la negociación” con la intención de obtener ganancias, revelando que Estados Unidos renuncia a la gobernanza mundial. También encarnan la insatisfacción mundial, tanto en los países desarrollados como en los en vías de desarrollo, con el orden y el sistema internacionales actuales.

 

  No solamente, como algunos comentaristas aseguran, esto implica que con el retiro de Estados Unidos se espera que China ocupe esa posición y lidere la  gobernanza mundial. Lo que es más importante, también muestra que los mecanismos existentes son incapaces de resolver los problemas actuales del crecimiento mundial y que ni los ciudadanos de países desarrollados o en vías de desarrollo se beneficiarán de una integración profunda.

 

  Por lo tanto, el viaje del presidente Xi al Foro de Davos es mucho más significativo que una apuesta declarada por el liderazgo mundial. Plantea una desconcertante pregunta: ¿cómo es posible, en un entorno tan complejo, reforzar la confianza en la integración y mejorar la coordinación internacional para lograr un orden internacional más amplio y más justo?

 

  La respuesta a tales interrogantes reside en el llamamiento de China a la “democratización de las relaciones internacionales”, cuyo valor fundamental es lo opuesto al hegemonismo y al unilateralismo, un llamado a todos los países del mundo a solucionar los problemas a través de negociaciones pacíficas, y alcanzar acuerdos conjuntos en asuntos internacionales. En este caso podría decirse que  la “democratización de las relaciones internacionales”, es la premisa fundamental para una paz sostenible, el desarrollo mutuo y el progreso de la humanidad.

 

China promueve la reforma de la gobernanza mundial

 

  En un mundo en el que decrece la globalización, la presencia de Xi en la reunión de Davos es claramente una apuesta por promover la cooperación y el crecimiento económico global mediante la coordinación y una identidad internacional compartida, la que a su vez implica un avance hacia la reforma de la gobernanza mundial.

 

  Si comparamos el proceso de globalización en 2016 con una supercomputadora podremos ver que su hardware permanece intacto. La sociedad internacional sigue siendo una máquina complicada y polifacética, en la que las grandes potencias son creadoras y formadoras de normas y reglas internacionales. El software del ordenador, sin embargo, ya no es compatible. El Brexit debilitó la integración de la Unión Europea, y las tensiones regionales y las caídas económicas condujeron al estancamiento del actual mecanismo comercial multilateral. Si separamos al hardware del software entonces podremos simplemente cuestionar la globalización para llegar a la conclusión de que el mundo se desarrolla hacia intereses individuales, lo cual es problemático. El software puede estar cambiando, pero el hardware no, es decir, los problemas mundiales no retroceden debido a la antiglobalización.

 

  Mientras existan estos problemas, la cooperación internacional y la gobernanza mundial perdurarán. El viaje de Xi a Suiza no es parte de la tendencia antiglobalización, sino más bien un esfuerzo responsable hacia el desarrollo de la gobernanza mundial.

 

  China promueve la gobernanza mundial. La asistencia del presidente Xi al Foro de Davos confirma la identidad y el papel de China en la reforma de dicha gobernanza. La geopolítica tradicional hace hincapié en los inevitables conflictos entre los poderes emergentes y los establecidos, en los que las potencias emergentes son consideradas las causantes de la inestabilidad. Este viaje del principal líder chino ha cambiado este punto de vista. En contraste con la vaga política exterior y la postura agresiva de Estados Unidos en las relaciones exteriores, la participación de China en la gobernanza mundial ha hecho a Beijing parte del statu quo y en partidario del actual orden internacional.

 

  El Foro de Davos ha servido durante mucho tiempo como una plataforma para que los líderes mundiales debatan temas globales. Desde que el presidente Bill Clinton asistiera por primera vez al Foro hace 17 años, Estados Unidos ha sido su líder, mientras que sus contrapartes europeas, los principales actores. En esta oportunidad, China, considerada antes revisionista y desafiante del proceso de globalización y del orden mundial, ha optado por mantener el desarrollo actual hacia el multilateralismo en respuesta al aumento de los graves problemas mundiales. Esto contrasta fuertemente con el enfoque regionalista e incluso aislacionista de Estados Unidos.

 

  Claramente la razón detrás de la elección de China no es que el país se haya beneficiado más de la globalización, como algunos comentaristas sugieren. Por el contrario, aunque China se ha beneficiado del actual sistema internacional, también ha experimentado un impacto negativo en los intereses nacionales. Su integración con la sociedad internacional también ha tenido efectos negativos. Lo que más ha apreciado China es la estabilidad del orden internacional, en lugar del sistema en su conjunto.

 

  En consecuencia, la postura y el papel de China en la gobernanza mundial son consistentes, lo que quiere decir que apoya la estabilidad del orden y la tendencia de la globalización, pero al mismo tiempo propone soluciones razonables para que sea más justa y equilibrada.

 

La voz de China en Davos

 

  China está representada en Davos por una delegación de alto nivel que presenta las propuestas del país sobre la reforma de la gobernanza mundial. Estados Unidos, como líder, siempre ha enfatizado su dominio y liderazgo en el orden internacional. Su valor fundamental es el de mantener una hegemonía benévola y de apoyar las alianzas, los estados democráticos y las economías de libre mercado de todo el mundo. Sin embargo, no ha garantizado propuestas efectivas sobre cómo garantizar la equidad, la justicia y la inclusión en el orden internacional, cómo equilibrar los intereses regionales y mundiales, o cómo fortalecer los mecanismos del mercado mundial.

 

  China ha planteado soluciones propias que trascienden la tradicional contradicción entre los Estados centrales y los marginados, y aboga por la coexistencia pacífica de culturas diversas. Diferentes sistemas políticos, estructuras sociales, gobernabilidad y situaciones económicas coexisten en el sistema internacional. Por lo tanto, aunque reconocen sus conflictos y contradicciones, los países deben respetarse mutuamente y buscar la cooperación.

 

  Económicamente, a pesar del avance del proteccionismo comercial global, China insiste en una economía abierta y una cadena de suministro internacional. Sobre la base del patrón de cooperación actual, promueve campos más amplios y una cooperación  general integral, alienta a los Estados desatendidos a participar en el mercado internacional, y aboga por un aumento de la oferta de bienes públicos y el mantenimiento de la estabilidad y equidad en el mercado global.

 

Asumir la responsabilidad de la reforma de la gobernanza mundial

 

  La participación de China en la reforma de la gobernanza mundial ha proporcionado un enfoque alternativo al mundo, y ha creado también iniciativas y planes tangibles, como el del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Banco de Desarrollo de los BRICS, mediante los cuales se ajustan las reglas de la gobernanza financiera mundial y se amplían las fuentes de financiación. Además promueve las zonas económicas regionales con la iniciativa “Una Franja y Una Ruta”, mejorando las conexiones entre China y los países ubicados a lo largo de la ruta y entre los propios países. Por lo tanto, puede aliviar el desequilibrio del injusto sistema comercial actual, y ofrecer oportunidades a los países en desarrollo.

 

  China asumirá la responsabilidad de la reforma de la gobernanza mundial mediante el apoyo financiero y la construcción de un área de comercio. El país se asegurará así de que más personas disfruten los frutos de la integración, generando mayores beneficios mutuos y un sistema internacional más razonable y coordinado.

 

*Xu Yanzhuo es investigador asociado del Instituto de Economía y Política Mundial de la Academia China de Ciencias Sociales.

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