Desafíos y perspectivas en la relación China-AL
Por LI WUZHOU
WU Guoping es profesor titular del Instituto de Estudios de América Latina de la Academia China de Ciencias Sociales y director del Centro de Investigación de América Latina de la Universidad de Ciencias y Tecnologías del Suroeste (centro de formación e investigación sobre naciones y regiones del Ministerio de Educación). Ha realizado frecuentes visitas a las regiones de América Latina y el Caribe, durante el ya largo periodo que lleva estudiando los asuntos de dicha región, y mantiene un contacto constante con analistas latinoamericanos. La relación bilateral afronta últimamente una serie de asuntos candentes y por ello China Hoy conversó con él.
China Hoy (CH): Algunos estudiosos latinoamericanos tachan de neocolonialista a China debido a que el país importa una gran cantidad de recursos de la región y, al mismo tiempo, le exporta productos manufacturados. ¿Cómo observa usted el panorama?
Wu Guoping (WGP): Entiendo la preocupación de estos estudiosos y también la de los funcionarios y de los pueblos de Latinoamérica porque llevo muchos años estudiando la región. América Latina ha pasado por siglos de colonialismo. Después de la Segunda Guerra Mundial, la región necesitó de decenas de años para cambiar el modelo de desarrollo. Después de la crisis de la deuda de 1982 se llevó a cabo un nuevo reajuste de la estructura económica. Ahora se ha vuelto al tradicional modelo de desarrollo muy dependiente de los recursos naturales, por lo que es natural que se genere alguna inquietud. Lo entiendo.
Sin embargo, creo inapropiado denominar al actual modelo de la relación bilateral como neocolonialista. La relación entre China y América Latina pasó un largo periodo de continuo desarrollo y perfeccionamiento. La aparición de este modelo marcó un episodio en este prolongado periodo y posiblemente tenga que ver con la macroeconomía mundial. Tanto China como América Latina desean aprovechar el actual crecimiento de la economía mundial para promover su propio desarrollo económico. La misma situación tuvo lugar antes de la crisis financiera de 2008. Tras la crisis, América Latina empezó a beneficiarse del crecimiento económico de China y se convirtió en la región que más rápidamente se recuperó de la crisis en el mundo.
Debemos advertir que este modelo es temporal y no durará, sobre todo después de la crisis global de 2008. China sacó una gran lección de la crisis y se dio cuenta de que tiene que cambiar su modelo de desarrollo y realizar reajustes en la actual estructura económica. A su vez, los países latinoamericanos han advertido los inconvenientes que residen en sus modelos de desarrollo muy dependientes de la exportación de materias primas, y están buscando una renovación estructural. Los cambios y reajustes de ambas partes ocasionarán, naturalmente, transformaciones estructurales en el comercio bilateral. Considero que el actual modelo es producto de una etapa inicial. A medida que los intercambios comerciales se profundicen y desarrollen se producirá un cambio de modelo. Por ese motivo explico repetidamente a mis amigos y a los estudiosos de América Latina que con el cambio de modelo de crecimiento y el reajuste estructural de la economía se hará cada día más evidente el potencial gigantesco del mercado interno chino, lo que supondrá una mayor entrada de productos latinoamericanos para satisfacer la demanda nacional. Al mismo tiempo, el reajuste de la estructura sectorial de la economía y la reforma del modelo de crecimiento económico supondrán que más empresas chinas busquen oportunidades y cooperación fuera del país, lo cual brindará nuevas oportunidades para que las empresas chinas y latinoamericanas profundicen en la colaboración en la cadena industrial. En realidad, es una oportunidad de selecciones múltiples para que ambas partes reorganicen sus estructuras comerciales.
CH: Circula una opinión que asegura que la gran demanda china de materias primas ha permitido a AL obtener grandes beneficios, pero, a la vez, hizo que esta perdiera la energía para desarrollar su propia industria y promover el avance tecnológico, síntomas del supuesto síndrome holandés. ¿Cómo ve este punto?
WGP: En realidad cada país de AL vive una situación diferente. Según nuestras investigaciones, en el caso de Brasil, empezó antes a beneficiarse de la exportación de sus recursos naturales y logró un crecimiento económico. Sin embargo, percibimos que el comercio con China supone un porcentaje mucho menor en la economía brasileña que en la de otros países latinoamericanos.
Asimismo, hemos descubierto que después de la crisis de Argentina de 2002, muchos países latinoamericanos implementaron políticas más prácticas con China a fin de mantener el crecimiento económico. Por ejemplo, la exportación de Argentina a China se centra en las materias primas, sobre todo en soja y sus derivados, lo que, por una parte, muestra la influencia de la demanda interna china en la exportación argentina, pero, por otra, no podemos negar que Argentina carece de un profundo conocimiento del mercado chino porque este mercado puede demandar muchos otros productos de AL.
Como consecuencia, considero que el quinquenio 2003-2008 fue una época de crecimiento económico acelerado que provocó en un corto lapso un rápido aumento en los precios de las materias primas. Este aumento fue provocado no solo por China, sino también por el crecimiento económico de EE. UU., la UE y las economías emergentes. Todos los países tomaron medidas realistas y aprovecharon las condiciones favorables del comercio exterior para promover el desarrollo económico. Actualmente, con motivo del deterioro de la economía estadou-nidense, de la crisis de la deuda soberana de la Eurozona y del reajuste de la estructura económica y del modelo de desarrollo chino, la economía global ha visto desacelerado su ritmo de crecimiento, lo que supone un nuevo reto para la economía latinoamericana. Considero que la economía con el exterior de AL debe diversificarse. Los países de la región necesitan elaborar sus estrategias de desarrollo ajustándose de mejor manera a las transformaciones de la escena internacional, como mejorar sus productos y la relación con sus socios comerciales, además de buscar un desarrollo sostenible.
CH: En estos últimos años se han generado fricciones comerciales entre China y México. Algunos estudiosos mexicanos consideraron que China era una amenaza porque la importación de sus productos ocasionó el aumento del desempleo y, además, China afectaba la exportación de los productos mexicanos al mercado estadounidense. ¿Usted qué opina?
WGP: Nuestros estudios revelan que el periodo más difícil del comercio bilateral entre China y México ya ha pasado y hoy presenta un rumbo optimista de desarrollo para el futuro. Sí hubo disputas comerciales. La divergencia entre ambos países fue bastante grande y se centró en dos aspectos. En primer lugar, México miraba con mucho rencor la colosal exportación de productos chinos a EE. UU., los cuales desbancaban a los mexicanos. En segundo lugar, los productos chinos, especialmente los de bajo valor agregado, entraron en gran cantidad en México, afectando de alguna manera al país. Hay múltiples factores que causaron ambos fenómenos. Por ejemplo, hasta ahora no ha habido datos estadísticos fiables y acordados por ambas partes en cuanto al comercio bilateral. Las estadísticas oficiales que México proporcionó eran muy diferentes de las chinas. Si tomamos las de México, aunque China no le exportara nada, igualmente provocaría un déficit a México. Obviamente estas cifras eran inexactas. Como miembro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, México calcula sus datos de comercio exterior según los países de origen de los artículos importados, pero no hay cifras concretas sobre cuántas provienen directamente de China. Si ambas partes no son capaces de aclarar estos datos será muy difícil encontrar la solución para los problemas que les atañen.
Por otra parte, China está realizando un reajuste sectorial y un cambio en su modelo de desarrollo, lo que inevitablemente conducirá a transformaciones en la estructura de las exportaciones chinas. Además, desde el año pasado, el coste de la mano de obra viene subiendo y está habiendo una transformación en su dinámica estructural, factor que puede promover la inversión de empresas chinas en México. Nuestros estudios revelaron que China mantiene con México una mejor estructura de exportaciones que con otros países latinoamericanos: está más diversificada y las exportaciones de México a China son también más variadas que las de otros países de la zona. Cabe señalar que ya ha pasado la etapa más delicada entre ambos países. Lo que ahora ambas partes intentan lograr es el beneficio mutuo y la ganancia compartida, a través de la mayor cooperación posible.
CH: En este siglo la relación entre China y AL se desarrolla a una velocidad por encima de toda expectativa, incluidas las de la propia China y AL. Los lazos están dando frutos, pero también causan contrariedades y problemas. ¿Cómo cree que será el futuro de la relación?
WGP: Considero que el futuro de la relación debe concentrarse en profundizarla sobre la base de las actuales condiciones. Esta profundización abarca muchos sectores. Primero, cómo ambas partes van a buscar más oportunidades de cooperación en economía. Por supuesto, en el proceso de cooperación es inevitable que aparezca la competencia, sobre todo entre empresas de similar tipo o categoría. La relación entre China y AL no será ni 100% cooperativa ni 100% competitiva, sino que habrá que realizar una cooperación bilateral sobre la base de la competición en el mercado global. Esto va a ser un reto que las empresas chinas y las latinoamericanas tienen que enfrentar y superar.
En segundo lugar, la misma AL está también sumergiéndose en numerosos cambios. Por ejemplo, las instituciones de la integración regional de AL incluyen a las subregionales, como el Mercosur, y también las de grupos de países, como la Alianza del Pacífico. El Mercosur y la Alianza del Pacífico no coinciden en todos sus objetivos y medidas, y naturalmente difieren en las estrategias globales. Frente a estas transformaciones que acontecen en AL, China necesita reflexionar sobre un punto: ¿Cómo se ha de desarrollar de modo específico la relación con AL? Hacer los lazos bilaterales más sostenibles y favorables para ambas partes será también un nuevo reto.
Después del progreso de la relación bilateral en todos estos años, pienso que ha llegado la hora de que lleguemos a una conclusión de cómo ha sido el pasado, mientras exploramos las posibilidades del futuro. Personalmente, soy optimista respecto a las perspectivas de la cooperación bilateral. Quizá las dos partes no coincidan en algunos terrenos, pero tienen todavía más puntos en común. Lo que hace falta es que hagamos más trabajos e investigaciones.
Por mi parte, hay numerosos sectores en los que ambas partes pueden profundizar la cooperación, sobre todo en los que previamente no se había realizado cooperación alguna. Por ejemplo, crear oportunidades para la cooperación entre las empresas medianas y pequeñas. Sin embargo, al contrario de la cooperación entre las empresas grandes o las estatales, esta requiere de un nuevo mecanismo protector, lo cual impulsará la colaboración entre las instituciones financieras de ambas partes y logrará una cadena de cooperaciones. Así nos damos cuenta de que ciertamente la cooperación entre las instituciones financieras chinas y latinoamericanas tienen muchos blancos por llenar. Además, en los sectores de producción de alto valor agregado también existe potencial de cooperación. Consecuentemente, creo que una extensa cooperación China-AL espera nuestra investigación y exploración.
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China y América Latina
necesitan estudiarse y
conocerse más