“Si no diversificamos, el crecimiento no será sostenible”
Según un informe del FMI, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) manejan ya el 40% de las reservas monetarias mundiales y representan el 18% del PIB global, el 15% del comercio internacional y el 40% de la población mundial. Debido a la crisis financiera internacional, el fortalecimiento del comercio entre los países emergentes es una necesidad y, por ello, cuestiones como la diversificación de exportaciones son discutidas más a menudo, como ocurrió en la Cumbre Empresarial China-América Latina en Hangzhou. Sobre este y otros temas hablamos con Tatiana Rosito, ministra consejera de la Embajada de Brasil.
China Hoy (CH): Diversos analistas sostienen que, en este mundo económicamente interdependiente, Brasil compite con países como China e India. Otros enfatizan que el crecimiento de Brasil depende en buena medida del apetito chino por las materias primas. ¿Cuál es el panorama hoy de la relación sino-brasileña?
Tatiana Rosito (TR): La relación es cada vez más amplia y ha crecido muchísimo en la última década. En lo primero que pensamos es en el comercio. En el año 2000, Brasil y China no comerciaban más que 2.000 millones de dólares y en 2011, según estadísticas de Brasil, fue más de 77.000 millones. Como ustedes mencionan, hay mucho interés por parte de China en recursos naturales, los cuales Brasil tiene en abundancia, pero no solo es eso. La relación es cada vez más diversificada.
Ustedes también mencionaron lo de la competencia. Eso es natural, pues estamos en un mundo cada vez más globalizado y es también un rasgo importante de China, cuyo comercio representa una gran parte de su PIB, lo que no pasa o ha pasado con otras potencias. Vamos a tener más competencia en diferentes industrias, pero lo importante es identificar puntos de intereses comunes. Y tenemos muchos no solo en lo económico o comercial, sino también en temas políticos globales, como el cambio climático, la reforma de las instituciones financieras o el grupo de los BRICS.
CH: A propósito de los BRICS, en la última década, y por primera vez en la historia, los países emergentes experimentaron una expansión económica más robusta que los países considerados ricos. ¿Cuáles cree que son los principales retos que hoy afrontan Brasil y China como parte de los BRICS?
TR: Un primer reto es el de consolidar nuestro crecimiento e influencia. La crisis económica financiera de 2008 contribuyó mucho a consolidar no solo el rol de China ante los países desarrollados y en desarrollo, sino también el rol de los países emergentes en conjunto. Pero no solo debemos mantener altas tasas de crecimiento y obtener una mejoría en las condiciones sociales de nuestras poblaciones, sino también lograr una reforma de las instituciones económicas y financieras internacionales. Ahí tenemos lo actuado en conjunto en instituciones como el FMI o el Banco Mundial, y ahora buscamos alcanzar esas reformas en el G-20. Un reto muy importante es el manejo de este creciente rol, sabiendo también que en los próximos años vamos a tener tasas no tan altas de crecimiento en el mundo desarrollado.
CH: El primer ministro Wen Jiabao estuvo en Brasil en junio del año pasado. Quizá lo más importante fue que habló de la necesidad de intensificar el comercio, pues se prevé que en cuatro años se duplicará el comercio con el Mercosur. Además, sugirió realizar estudios de factibilidad para un acuerdo de libre comercio. ¿Cómo ha tomado Brasil esta sugerencia?
TR: El viaje del premier Wen Jiabao fue muy importante y se dio luego de la visita de la presidenta Dilma Rousseff a Beijing en abril de 2011. En junio se firmó un plan decenal para las relaciones Brasil-China, que creo que fue lo más importante en términos bilaterales. Con ello se busca fortalecer aún más las instituciones bilaterales, como la Comisión Sino-Brasileña de Alto Nivel (COSBAN), pero también está el área de ciencia y tecnología, una de las nuevas áreas del plan decenal, donde tenemos muchos proyectos concretos y no solo el emblemático de la relación, que es el proyecto de satélites.
En cuanto al diálogo Mercosur-China, ha habido ya un diálogo que se interrumpió, pero que buscamos retomar. Los objetivos están en la Declaración de Mendoza del Mercosur y una primera meta es intercambiar datos, estadísticas y legislación sobre comercio, inversiones bilaterales y retos para los próximos años. Por ahora este es el objetivo.
CH: Durante la Cumbre Empresarial China-América Latina, la CEPAL sugirió que Brasil y México lideraran un bloque latinoamericano de negociación con China. ¿Brasil está interesado en impulsarlo?
TR: Bueno, ya he mencionado lo de la Declaración de Mendoza, que es la base para cualquier acción en términos del Mercosur. Por cierto, los países del Mercosur tienen una unión arancelaria; entonces, no pueden negociar solos un acuerdo de comercio, por ejemplo. Pero eso es algo que no está en la mesa en este momento.
Como mencioné, entre los objetivos está una profundización del conocimiento mutuo y de los retos en términos de comercio e inversiones, así que yo creo que en esta línea vamos a trabajar. Incluso, hace poco hubo una reunión de intercambio de ideas en el marco del diálogo Mercosur-China. Así que no hay ninguna intención por ahora de iniciar una negociación.
CH: “Concentración” parece ser una palabra clave en la relación entre América Latina y China. El 80% de las exportaciones y el 60% de las importaciones chinas hacia la región se concentran en solo cuatro países: Brasil, Argentina, Chile y México. Además, por ejemplo, solo dos productos representan el 68% de las ventas brasileñas a China. ¿Es esto positivo o negativo?
TR: Es positivo y negativo al mismo tiempo. Es positivo porque indica que hay una gran complementariedad entre nuestras economías y eso es importante. Esto no solo le dio a Brasil sino a otros países de América Latina un impulso importante en el comercio de los últimos años.
Por otro lado, cuando se piensa en el futuro, será negativo si seguimos en esta tendencia. En términos dinámicos no es una relación sostenible. No se puede pensar en profundizar mucho eso, incluso si alcanzamos objetivos como el de duplicar el comercio en 2017 o volverlo a duplicar en 2020, especialmente si seguimos exportando solo bienes primarios, agrícolas y minerales.
Brasil hace un gran esfuerzo en explorar mercados potenciales de consumo de bienes y encontramos hoy un ambiente favorable en China, que en abril lanzó su nueva política de importaciones. Entonces, creo que estamos hablando un lenguaje común.
Es un buen momento porque ambas partes se dan claramente cuenta de que el crecimiento ha sido positivo hasta ahora, pero no será sostenible así a largo plazo. ¿Qué debemos hacer? Pues diversificar nuestras exportaciones y trabajar más con las asociaciones, las empresas y el Gobierno chino.
CH: Hay otros sectores que no debemos descuidar. Por ejemplo, se habló mucho de una cooperación china con Brasil en la organización de los Juegos Olímpicos de Río 2016. ¿En qué proyectos ambos países podrían darse la mano?
TR: Ya están pasando cosas. Hace poco se dio la primera reunión del grupo de trabajo deportivo de la Subcomisión Cultural de la COSBAN, con el fin de aprovechar al máximo la experiencia china en los Juegos Olímpicos y también en la Copa de Fútbol.
Brasil ya ha invitado a una persona de la administración deportiva de China a tomar parte en el grupo de alto nivel de asesoramiento de los Juegos y vemos también a empresas chinas interesadas en el área de la seguridad.
Además, en términos bilaterales, hay 22 jóvenes chinos que están entrenando en Brasil en el Botafogo Academy, con el apoyo de la Asociación China de Fútbol. Dentro de poco irán otros 18 jóvenes. Es un ejemplo más de lo que viene ocurriendo por canales privados, pero con apoyo de los Gobiernos.
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