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2012-February-29 15:16

“Los cambios en China han sido una verdadera revolución”

Para una persona cualquiera, 1987, 1999 y 2011 son tres años normales y corrientes. Sin embargo, para el embajador de España en China, Eugenio Bregolat, cada uno de ellos tiene un significado particular, pues corresponden con los años en que comenzaron sus tres misiones como representante de un país rico en historia, arte y cultura. Fuera de España, Beijing ha sido el lugar en el que más años ha vivido y eso lo convierte en una de las personas con mayor capacidad para hablar de una China que se transforma cada día.

15 de octubre de 2011. Stand de España en la Feria Internacional de Educación. CFP

Por ZHANG HUA

Señor embajador, ¿qué significado tiene para usted 1987, 1999 y 2011?

Esos son los años en que empecé mis tres misiones como embajador de España en China. Yo llegué a China exactamente en febrero de 1987, o sea que son ya 25 años. Fíjese que, en total, he vivido unos diez años en China; y, claro, diez años marcan la vida de cualquiera. Cuando la gente me dice que soy embajador de España por tercera vez en un mismo país, yo les digo que, en realidad, he sido embajador en tres países distintos porque los cambios en China han sido absolutamente impresionantes. Hace 25 años nadie se podía imaginar lo que sería China hoy.

¿Podría darnos un ejemplo de esos cambios?

Cuando nosotros llegamos hace 25 años prácticamente no había coches, sólo bicicletas. En esta calle de la Embajada pasaban caballos. Era un mundo muy diferente realmente. Tampoco había luces de neón, de manera que por la noche todo se ponía oscuro. Por supuesto, no había grandes edificios modernos ni autopistas. Recuerdo que para ir al aeropuerto sólo teníamos una carreterita con un coche por cada lado, y de vez en cuando pasaban caballos. Era otro mundo. A mí me gustaba mucho ir en bicicleta. Cogía la bicicleta aquí en la Embajada, llegaba hasta la Plaza Tian’anmen, pasaba por debajo del retrato de Mao, salía por la parte de atrás de la Ciudad Prohibida y subía hacia la Torre del Tambor; desde ahí volvía a la Embajada. Ese paseo, que me tomaba hora y media, ya no lo hago ahora porque hay demasiados coches. Me da miedo. Es demasiado complicado.

El embajador Eugenio Bregolat escribe una dedicatoria con motivo del 60° aniversario de China Hoy.

Parece que usted conoce muy bien Beijing.

Como he dicho, es una ciudad en la que hemos vivido 10 años. Mi familia y yo realmente nos sentimos muy beijineses. Es la verdad. Fuera de Madrid, Barcelona y mi ciudad natal, Beijing es el lugar en el que más tiempo he vivido.

Tengo entendido que su primera estadía en China le provocó un profundo interés en el país. Más adelante, en 2007, usted publicó su libro “La segunda revolución china”. Después de leerlo me doy cuenta de que algunos aspectos de China lo han marcado. ¿Cuál es la idea fundamental del libro?

Mi libro es una reflexión sobre lo que yo he visto en China en todos estos años, y es también un intento de poner mi experiencia al alcance de personas que no conocen o conocen poco China, sobre todo españoles. Hay una cantidad de datos y reflexiones que permiten entender lo que está pasando aquí. Esa fue la idea que me guió a escribir el libro. En síntesis, lo que expongo en el libro es que un proceso de cambio económico tan profundo como el de China, que ha multiplicado su PIB en 20 veces durante 30 años, implica un enorme cambio en toda la sociedad. Cambia la mentalidad, cambian las actitudes de la gente, cambia la estructura de la sociedad, cambia todo. Los cambios que han habido en China en estos 30 años han sido una verdadera revolución. La primera revolución sería la de Mao Zedong, la revolución política, la independencia nacional de China; y la segunda revolución sería la de Deng Xiaoping, la de los grandes cambios económicos de estos últimos 30 años.

¿Qué quiso decirle a la gente con “La segunda revolución china”?

Básicamente facilitarle a la gente el acercamiento a China. Como he dicho, 10 años son muchos años en la vida de una persona. En este oficio mío, los países en los que uno trabaja de alguna manera siempre se incorporan a la vida de uno. Cuando uno se va del país, no es la misma persona, ha absorbido muchas cosas. El impacto que China ha producido en mí se nota, en primer lugar, en mi familia. Mis hijos, los dos que tengo, han vivido más tiempo en China que en España. Mi hijo, que tiene 27 años, trabaja en China y él mismo se considera una persona de aquí. Se va a casar con su novia china. Así que yo le digo a mi hija Margarita que ambos tenemos que aprender chino porque si no ella no podrá hablar con sus sobrinos, ni yo con mis nietos (ríe). Así que todos los días tomo mi clase de chino en Internet. No tengo un nivel muy alto, pero me manejo un poquito.

Al hablar de España a muchos chinos les viene a la mente el nombre de Juan Antonio Samaranch. En 2010, los medios de comunicación lo incluyeron en la lista de los 60 ciudadanos extranjeros que han tenido mayor influencia en la Nueva China, y muchos aprecian y respetan su memoria. ¿Es cierto que Samaranch tuvo algo que ver con su tercer nombramiento como embajador en China?

Sí, es verdad que él apoyó mi candidatura para ser embajador en China por tercera vez. A Samaranch lo conocí en 1977, cuando fue nombrado el primer embajador de la España democrática en Moscú. Yo era, entonces, el segundo de la Embajada en Moscú, de manera que fui el colaborador más inmediato de Samaranch cuando llegó a Rusia y, como resultado de ese trabajo conjunto, nos hicimos muy amigos. Una de las primeras cosas que hice al llegar esta vez a Beijing fue poner un busto de Samaranch en el comedor de la Embajada. Samaranch es el verdadero símbolo de la amistad entre España y China. Pocas semanas después de su muerte, su hija me llamó para decirme que él había dejado algo para mí. Él quería que yo tuviera el título que le habían dado en China, según el cual era una de las personas más queridas por el pueblo chino, de acuerdo con un sondeo hecho hace 5 o 6 años. Yo lo vi muchas veces en China. La última vez fue durante los Juegos Olímpicos de 2008. Mi familia y yo lo acompañamos varios días. Samaranch tenía mucho afecto por el pueblo chino. En estos momentos, se está creando una fundación en China con la participación de la familia Samaranch y de diversas instituciones chinas para perpetuar su memoria.

¿Qué espera del desarrollo y de la cooperación en la relación entre China y España?

Las relaciones son magníficas. Todo se sintetiza en esa frase tantas veces repetida por los dirigentes chinos: “España es el mejor amigo de China en Europa”. No se puede pedir más. En el terreno económico estamos avanzando, pero todavía queda mucho por hacer. España desea una relación económica todavía mucho más estrecha que la que tiene ahora con China. Y en el terreno cultural, China y España son, desde el punto de vista del arte, la lengua y la historia, dos de las grandes potencias del mundo. Quisiera subrayar especialmente lo del idioma. El español es hablado hoy por cerca de 500 millones de personas como lengua materna. En China hay un enorme interés en aprender la lengua española y naturalmente se debe a la cada vez más estrecha relación entre China y los países de Iberoamérica. El Instituto Cervantes de Pekín aumenta la matrícula un 50% todos los años. Así que lo que tenemos que hacer es, sobre la magnífica base de la relación política, conseguir que en lo económico, en lo cultural y en todos los sectores logremos muy grandes avances.

¿Qué actividades importantes celebrará España en China en 2012?

Como usted sabe, en España ha habido un cambio de gobierno, de manera que este 2012 nos ocuparemos de que el nuevo Gobierno establezca los contactos y las relaciones con China. Estoy seguro de que los intercambios políticos, económicos y culturales tendrán mucho auge y mucha fuerza. Déjeme decir que está pendiente un partido de fútbol entre el equipo nacional de China y el de España. Lo quisimos hacer el año pasado, pero no pudo ser. Espero que este año pueda tener lugar. La idea es que los equipos de China y España disputen un trofeo que se llamará Trofeo Samaranch.