Los alrededores son tenues y las luces están encendidas. Después del sonido de gongs y tambores, unas figuritas hechas de pieles de animales cobran vida detrás de una pantalla, dando vueltas y saltando, contando historias infantiles o relatos de amor y odio entre los adultos, como si se tratara de la proyección de una película. El público está absorto y todo a su alrededor está inmerso en este antiguo arte de piel y sombra.