Me atrevo a afirmar que México está destinado a convertirse en el socio comercial y estratégico más importante de China en este continente por cuatro razones principales.

EN marzo de este año, Apple abrió su tienda minorista más grande en la parte continental de China, en la ciudad de Shanghai, la segunda más grande de dicha compañía después de su tienda insignia en la Quinta Avenida en Nueva York.

El Grupo Danfoss, el gigante danés de la industria de la refrigeración, invirtió en un centro global de pruebas de I+D en China; el Grupo BMW inyectó 20.000 millones de yuanes (2755 millones de dólares) para hacer mejoras y facilitar la innovación tecnológica en su fábrica de Dadong; y el centro de innovación ST BEM&T ya se instaló en la ciudad de Shenzhen. Todas estas son muestras claras de cómo diversas empresas con capital extranjero se han ido instalando en el país.

El 28 de abril, al reunirse en Beijing con el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, el primer ministro Li Qiang sostuvo que las empresas extranjeras participan y contribuyen activamente al desarrollo de China, por lo que el mercado chino siempre les daría la bienvenida.

Elon Musk, director ejecutivo de Tesla; Tim Cook, director ejecutivo de Apple; Jochen Hanebeck, director ejecutivo de Infineon… Recientemente, altos ejecutivos de multinacionales han realizado frecuentes visitas a China, lo que ha llamado la atención del mercado mundial.