Las dos últimas décadas se han caracterizado por una integración comercial mundial sin precedentes. El comercio internacional de bienes y servicios ha crecido considerablemente de alrededor de 5 billones de dólares en 1994 a unos 22 billones en 2017. Aunque el comercio mundial se ha duplicado cada década durante los últimos 40 años, por la reducción de los costos comerciales, las barreras tarifarias y el progreso tecnológico, si consideramos los últimos tres años, la situación ya no luce tan optimista. El mundo ha mostrado un bajo nivel de crecimiento comercial en 2015, 2016 y 2017, impulsado en parte por un débil incremento del PIB de solo 2,3 %, por debajo del 2,7 % en 2015 y del promedio anual de 2,8 % desde 1980.
Como sabemos por la historia del mundo económico, los ajustes políticos y las políticas proteccionistas pueden empeorar el entorno comercial multilateral, creando un escenario económico global muy hostil. Si bien organizaciones multilaterales como el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio han estado esforzándose por más políticas de liberalización comercial, reducción de aranceles y menos restricciones a la inversión extranjera directa, especialmente en la última década, las negociaciones comerciales estancadas y las barreras no arancelarias podrían afectar el crecimiento del comercio mundial. Además, los cambios políticos como el resultado de las elecciones en EE. UU., el brexit y muchas elecciones africanas y latinoamericanas en 2018 también han tenido y tendrán efectos significativos en las empresas y el comercio mundiales. Lo que hemos visto en el contexto del comercio mundial es el recrudecimiento de las políticas nacionales y la creciente demanda de proteccionismo. Estas políticas proteccionistas nacen de la reducción del crecimiento económico interno y de la inclusión social y económica. Maduran en entornos políticos globales más nacionalistas y populistas, en los que los vientos favorables del desarrollo económico se han convertido en vientos en contra.
Esta reducción del liberalismo comercial ha tensado las relaciones económicas, rechaza los acuerdos comerciales multilaterales y ha puesto claramente en jaque la evolución que hemos visto en la expansión del comercio mundial en las últimas décadas.
Contrastes entre las dos mayores economías
Aunque los cambios pueden ser impredecibles, este escenario requiere nuevas acciones, especialmente para las principales economías. Por ejemplo, la mayor economía, Estados Unidos, ha optado por una política más proteccionista hacia el comercio internacional, a pesar de que se ha beneficiado durante décadas de la liberalización del comercio. En contraste, la segunda economía mundial, China, ha optado por un enfoque de cooperación comercial mundial.
Encabezadas por China en 2017, las economías asiáticas de alto crecimiento representaron un aumento del 60 % en el volumen de las importaciones y del 51 % en el de las exportaciones. En este contexto, China ha demostrado a la comunidad empresarial mundial, a los economistas, a los expertos en comercio, a los académicos y a los responsables de la formulación de políticas que puede planificar una estrategia de desarrollo económico con gran éxito sin tomar medidas hostiles. Las consecuencias de este desempeño en un mundo cada vez más globalizado es que todos quieren duplicar el camino económico de China y su maravilla económica. Hace solo unas décadas, China estaba entre los países más pobres del mundo y muchas naciones tenían una actitud condescendiente hacia ella.
Solo con los números, China ha mostrado su formidable impacto en la economía mundial. El crecimiento económico del país supera al resto del mundo en casi 7 puntos porcentuales. En 2017, su PIB fue de 12,24 billones de dólares, por detrás solo de Estados Unidos con 19,3 billones. Favorecida por políticas nacionales que han ayudado a canalizar la inversión gubernamental y la inversión extranjera directa (IED) en el desarrollo de las capacidades de producción y exportación de China y los avances tecnológicos y el aumento de las inversiones en infraestructura para convertirse en una potencia logística, China se ha convertido en el primer exportador del mundo con 2,26 billones de dólares y el segundo importador con 1,84 billones de dólares. Asimismo, ha alcanzado el superávit comercial más significativo en el mundo con 420.000 millones de dólares.
Naturalmente, con estas características y resultados comerciales, han surgido algunas fricciones comerciales como la demanda de restricciones a la exportación voluntaria, los cambios en la cartera de exportaciones e importaciones, y las quejas de los socios comerciales de China sobre la necesidad de aumentar las importaciones de productos de valor agregado, ya que la cartera de importación de China se ha mostrado tan solo un 8,8 % en bienes de consumo en 2017.
Una mayor apertura
En mayo del año pasado, durante el Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, el presidente Xi Jinping anunció que China celebraría una Exposición Internacional de Importaciones (CIIE, siglas en inglés), la cual se realizó en Shanghai del 5 al 10 de noviembre de este año. Xi ha señalado que China aumentará sus importaciones y abrirá más su mercado interno, por lo que se estima que las importaciones de mercancías ascenderán a 8 billones de dólares en los próximos cinco años.
Se trata de una política sin precedentes e importante para disminuir las fricciones comerciales y ayudar a China a mejorar su apertura económica a la inversión y la actualización industrial-tecnológica y de innovación. Sin lugar a dudas, esto mejorará la posición estratégica de China en la cadena de valor mundial y pondrá a la nación en un nivel diferente con respecto a la cooperación internacional.
Además, es una iniciativa única que no solo podría fortalecer y promover la cooperación económica y comercial global, sino que también podría alentar a los países pequeños y medianos a demostrar sus capacidades de producción y exportación. Esta acción innovadora, junto con la Iniciativa de la Franja y la Ruta, está mostrando al mundo la forma china de mejorar la cooperación económica internacional de ganancias compartidas.
Paralelamente a la CIIE, se realizó un importante foro de comercio que ofreció una excelente oportunidad para que los países, los políticos, los especialistas en comercio y los académicos presentaran nuevas ideas, políticas y tendencias en el actual entorno económico internacional y nacional, y discutieran cómo mejorar y acelerar la inversión mundial y el crecimiento comercial.
En nuestra opinión, la CIIE no solo ha sido una oportunidad para promover la cooperación internacional, sino que fue también una excelente ocasión para que los países presentaran sus logros en desarrollo nacional y aumenten el comercio exterior, la innovación moderna y el progreso tecnológico.
Uno necesita acciones que respalden sus compromisos. Esto es precisamente lo que representó la CIIE: la determinación del pueblo chino de construir una economía mundial mejor y más sostenible social y económicamente.
*Alessandro Teixeira es profesor de políticas públicas en la Universidad Tsinghua, y fue ministro de Turismo, viceministro de Desarrollo, Comercio e Industria y consejero económico del presidente del Gobierno Federal de Brasil.