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Los retos de ser madre y profesional

2022-02-28 16:45:00 Source:China Hoy Author:Por WU KAI
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Chen Fenfen junto a su marido e hijo en un evento de clasificación de residuos en la ciudad de Rui’an, provincia de Zhejiang. Foto cortesía de Chen Fenfen

Son un grupo común y corriente de mujeres profesionales, que gozan de un puesto adorado y una familia feliz, gracias a lo cual llevan una vida apacible. Todas desempeñan distintos roles en la sociedad y cargan, a la vez, con las presiones propias del trabajo y la familia. Sin embargo, gracias a su firme voluntad y sabiduría, las mujeres chinas profesionales son capaces de “sostener la mitad del cielo”, aportando una fuerza única a la causa de distintos sectores sociales, al igual que las rosas florecientes.


4 de febrero de 2022. Ma Jia con sus hijos en un parque del distrito de Chaoyang, en Beijing. Foto cortesía de Ma Jia

Todo es difícil al principio

Chen Fenfen, de 32 años, trabaja en una empresa de importación y exportación en la ciudad de Rui’an, provincia de Zhejiang. Luego de graduarse de la Universidad de Ningbo en 2011, la joven se sentía un poco perdida respecto a su futuro laboral. Había estudiado Ciencia Medioambiental en la universidad y no era fácil encontrar trabajo. Sin embargo, un día en que estaba procurando empleo, dio con el sitio web de una empresa dedicada al comercio exterior en Rui’an, que además es su ciudad natal. Chen decidió probar suerte y envió su currículum. Lo que no sabía era que sería contratada casi de inmediato y que seguiría trabajando allí hasta la fecha. Hay un refrán que dice “todo es difícil al principio”. Chen no tenía ningún tipo de conocimiento en comercio exterior, pero usó su tiempo libre en aprender más, sobre todo leyendo acerca de regulaciones y políticas relevantes y, a la vez, consultó mucho con sus colegas, cuyos consejos seguía con modestia.

El primer requisito para los empleados dedicados al comercio exterior es saber inglés. Afortunadamente, Chen Fenfen ya tenía un bueno manejo del idioma, por lo que ello no fue un problema. Logró muy buenas ventas en su primer año de trabajo, pero Chen quería ir más lejos. Por lo mismo, nunca trataba a sus clientes como meros vendedores o compradores, sino que primero creaba una relación de amistad, conocía sus verdaderas necesidades y, por último, buscaba a los proveedores o fabricantes más idóneos. La sinceridad de Chen Fenfen, unida a la atención por los detalles y paciencia propias que poseen las mujeres, hicieron que Chen Fenfen también lograra resultados impresionantes en su segundo año, cuando ocupó uno de los primeros lugares de la compañía en ventas.

Durante su licencia por maternidad, Chen Fenfen se levantaba a menudo para amamantar a su recién nacido a la medianoche, pero también para comunicarse con los clientes que estaban en el extranjero. Chen no extendió su permiso maternal, sino que decidió trabajar a tiempo completo, aunque con el apoyo inquebrantable de su esposo. “Mi marido empieza su trabajo a las 9 de la mañana y sale de la oficina a las 5 de la tarde, por lo que al regresar a casa se encarga de cuidar a mi hijo si ve que aún estoy trabajando y compartimos las tareas del hogar”.

 La irrupción del COVID-19 a principios de 2020 afectó gravemente al sector del comercio exterior, lo que redujo en gran medida los pedidos. Para hacer frente a esta situación, Chen comenzó a explorar otras alternativas y rápidamente encontró una oportunidad de negocios en las máquinas que fabrican cubrebocas. Una vez más, Chen tuvo que aprender de cero, desde los componentes y estructura de la máquina, hasta los términos técnicos en inglés. En apenas seis meses, el volumen de ventas de las máquinas de mascarillas se incrementó exponencialmente, gracias a lo cual Chen Fenfen actualmente las exporta a México, Georgia, Argentina y otros países. “Soy mejor que muchos vendedores hombres de la empresa”, dice Chen con orgullo.

Mujer no es sinónimo de debilidad

El 5 de febrero de 2020, el primer día laboral tras las vacaciones por la Fiesta de la Primavera, Ma Jia, jefa del departamento de árabe en una editorial estatal que publica una revista en ese idioma, llegó a su oficina completamente vacía. Debido a la pandemia de COVID-19, muchas entidades dieron facilidades a sus empleados para que trabajaran en línea desde sus hogares. Aun así, la publicación de la revista no podía detenerse. Por ello, Ma Jia, quien además es madre de dos niños, continuó con sus labores arduamente para sacar el trabajo adelante e imprimir la revista a tiempo.

 En 2002, Ma Jia se graduó de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing con especialización en idioma árabe. Tras ello, fue contratada por una editorial estatal, donde puso en práctica sus conocimientos y se desempeñó con gran dedicación. En solo unos años, Ma Jia pasó de ser traductora a editora y reportera, y llevó a cabo entrevistas y escribía artículos a menudo. Gracias a sus capacidades y seriedad, fue nombrada subjefa del departamento de árabe en 2005. En su nuevo rol, Ma Jia no solo debía traducir y escribir, sino también hacer la planificación temática de toda la revista.

En 2010 quedó embarazada. Pese a que no fue un embarazo fácil debido a una hernia en el disco lumbar, Ma Jia nunca dejó que eso afectara su trabajo. “Recuerdo que durante las reuniones en la editorial, antes de que diera a luz, muchas veces debía esforzarme para ponerme de pie y caminar un poco para así aliviar el problema que me aquejaba”, señala. “Pero afortunadamente, los jefes y colegas siempre fueron muy comprensivos”, agrega Ma Jia con una sonrisa en el rostro al recordar esta etapa.

Su hijo nació en 2011. Apenas terminó su licencia de maternidad, Ma Jia volvió a la oficina. Su marido también trabajaba largas horas, por lo que debieron dejar al recién nacido al cuidado de los abuelos. Sin embargo, estos no gozaban de una fuerte salud, por lo que a Ma Jia no le quedó otra opción que llevar a su hijo a la oficina. Una vez volvía a casa, el trabajo continuaba. Ma Jia tenía que comunicarse con la filial de la revista en El Cairo, Egipto, por lo que solía acostarse después de la medianoche debido a la diferencia horaria. “Fue un periodo muy difícil, pero nunca pensé en rendirme”, asegura.

En 2015, Ma Jia fue nombrada jefa del departamento de árabe y dos años más tarde, gracias a la nueva política de dos hijos adoptada por el Gobierno chino, tuvo a una niña. Pese a esta inmensa alegría, el trabajo y la presión no fueron ajenos a la vida diaria de Ma. Además de la publicación de la revista propiamente tal, debía hacerse cargo de la gestión de videos y otras plataformas como WeChat y Facebook, además de la coordinación continua con la filial en Egipto. “La palabra mujer jamás puede ser sinónimo de debilidad”, manifiesta Ma Jia, quien, junto con sus colegas, alberga grandes esperanzas respecto al futuro.


Li Raozhi y sus alumnos. Foto cortesía de Li Raozhi

Maestras y madres

Li Raozhi, nacida en la década de 1980, es maestra de lengua y responsable de un grupo del segundo año en la Escuela Primaria Central del Poblado de Tongpu, en la provincia de Zhejiang. En 2006, Li fue admitida en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Zhejiang, donde se especializó en marketing. Por esas casualidades de la vida, tras graduarse, dio clases en reemplazo de un maestro en una escuela privada del distrito de Cangnan, en Zhejiang, por casi cuatro años. Durante este período, Li Raozhi descubrió que enseñar requería de una gran vocación, por lo que decidió tomar clases formales para obtener una certificación de maestro. Sus esfuerzos no fueron en vano. Luego de dos años, Li Raozhi aprobó el examen de certificación, convirtiéndose en maestra oficialmente.

En muchos lugares de Zhejiang, una vez que las mujeres se casan y tienen hijos, dejan el trabajo de lado y se convierten en amas de casa. Sin embargo, Li Raozhi tomó un camino diferente. Su amor por el trabajo la impulsó a continuar sus labores, incluso en contra de las recomendaciones de su médico cuando estaba embarazada. Debía guardar reposo por dos semanas, pero insistió en seguir trabajando. “Se estaba aproximando el examen final de mis alumnos, por lo que estaba realmente preocupada por ellos”, recuerda.

“No basta con transmitir los conocimientos a los niños solo del libro, sino que también se debe velar por su desarrollo físico y mental desde la perspectiva y ternura que entrega una mujer, para que puedan crecer de manera integral desde el aspecto moral, intelectual y físico”, señala. En la actualidad, además de impartir 16 clases a la semana como profesora jefa, Li también dedica su energía a fomentar el trabajo en equipo entre sus alumnos, guiándoles en el camino de las relaciones interpersonales y la resolución de problemas de la vida cotidiana. En una ocasión particular, Li Raozhi intervino en el caso de un alumno que se había vuelto adicto a los videojuegos. Ella sostuvo varios encuentros con los padres, dándoles a entender que no bastaba con satisfacer las necesidades materiales de su hijo, sino que además era necesario que le dedicaran más tiempo. Gracias a esto y al esfuerzo conjunto de ambas partes, el estudiante fue capaz de llevar una vida sana e integrarse plenamente con el resto de sus compañeros de aulas.

“Las maestras a veces juegan el papel de madres. Es más fácil que la ternura de las mujeres penetre en el corazón de un niño y le haga más dócil”, resume Li. Su arduo trabajo y dedicación han sido ampliamente recompensados y valorados, por lo que cada cumpleaños y Día del Maestro que pasa, los alumnos no se olvidan de saludarla y enviarle sus más sinceros deseos. 

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Editor: Wu Wen Da-->

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