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Cinco años de relaciones diplomáticas entre China y Panamá: Retropectiva y perspectiva

2022-05-30 11:37:00 Source:China Hoy Author:WEI QIANG*
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Wei Qiang, embajador de China en Panamá. Embajada de China en Panamá

El 13 de junio de 2017 (hora de Beijing), el mundo amaneció o anocheció, dependiendo del hemisferio del que estemos hablando, recibiendo la noticia del establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República Popular China y la República de Panamá.

A cuatro meses de ello, en octubre del mismo año, como el primer embajador de China en Panamá, llegué al país ístmico, “puente del mundo y corazón del universo”, para tomar posesión de mi mandato, portador del más cordial y afectuoso saludo y los mejores deseos de ventura del pueblo chino al pueblo panameño y, al mismo tiempo, de las cálidas felicitaciones de los hinchas del fútbol chinos a los panameños por el reciente y espectacular triunfo de la selección panameña, el que, por primera vez en la historia, le dejó al fútbol panameño el camino despejado a la Copa Mundial.

Entonces, no pude sino percibir en los dos aconteceres históricos –el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República Popular China y la República de Panamá, y la clasificación panameña a la Copa Mundial– una feliz coincidencia simbólica, en el sentido de que los dos se habían hecho esperar demasiado tiempo antes de cuajar en realidad, en respuesta a los clamores de la historia, y ambos, una vez enderezado el rumbo debido y superados los obstáculos previos, contemplaban perspectivas de avance bien auspiciosas.

El monumento levantado en 2007, junto al Mirador de las Américas, para conmemorar los 150 años de la presencia china en Panamá. Bai Chunhui

Un endoso contundente

El establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Panamá, tras un periplo por demás largo y tortuoso, significó otro endoso contundente al consenso internacional sobre el principio de una sola China, según el cual en el mundo no hay más que una China, de cuyo territorio Taiwan forma parte inalienable, y que la República Popular China es el único Gobierno legítimo que representa a toda China. Y abrió, sobre este fundamento político, los horizontes de una era enteramente nueva de la amistad y la cooperación entre la nación china, conocida como el gigante asiático, la segunda economía mundial, segunda usuaria del Canal de Panamá y primera proveedora de mercancías a la Zona Libre de Colón de Panamá, y la nación panameña, bioceánica, canalera, hub logístico, comercial, financiero y de transporte marítimo y aéreo de primer orden en la región latinoamericana y el Caribe.

Dos naciones que –si bien durante mucho tiempo, por razones consabidas, las relaciones diplomáticas entre sí brillaron por su ausencia– no dejaron de sentir a menudo sus venas latir al unísono, gracias a una profunda y trascendente memoria histórica común, forjada, entre otros factores históricos, por los chinos que emigraron a Panamá durante más de un siglo y medio y que, de generación en generación, con su trabajo honrado y sus valores morales y costumbres culturales, se han convertido en un componente integrante de la multirracial y pluricultural sociedad e identidad nacional panameñas, así como por la resuelta solidaridad e inequívoco apoyo del Gobierno y el pueblo chinos a los panameños en su justa lucha por recuperar la soberanía sobre el Canal de Panamá en el siglo XX, y gracias también, en años más recientes, más aún en lo que va del siglo XXI, al creciente estrechamiento de los lazos económico-comerciales entre ambos países, cimentados sobre el alto grado de su complementariedad económica.

Todo lo cual, en último análisis, viene a reflejar una tendencia histórica innegable e indetenible; en otras palabras, que el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Panamá resultó ser algo tan natural, tan justo y tan correcto como lo que describe un dicho chino: “Cauce formado, río fluido”.

Los logros, abundantes y substanciales, que se han obtenido en la ejecución de nuestra amplia, robusta y realista agenda bilateral construida sobre los pilares principales, tales como el político, el económico-comercial y el cultural-educativo, en estos escasos pero extraordinariamente intensos y dinámicos cinco años, en medio de una situación internacional extraordinariamente agitada e incierta, se han encargado de demostrar que China y Panamá, dos países plenamente identificados con el ideal común de la unión, la conexión, la apertura, la inclusión y la comunicación entre todos los pueblos habitantes del planeta, en pos de una convivencia pacífica y armoniosa basada en la buena fe, la buena voluntad y la confianza política mutua, y al amparo de las normas y principios fundamentales del derecho internacional como el respeto mutuo a la soberanía e integridad territorial, igualdad y beneficio recíproco, son socios naturales para una cooperación de ganancia compartida al servicio y en bien de nuestros ciudadanos, y en contribución a la causa del desarrollo pacífico y prosperidad compartida a nivel global.

Unidos ante la pandemia

De tales logros, un brillante botón de muestra lo da la manera como China y Panamá, animados por el espíritu humanitario y de solidaridad internacional, se han venido brindando apoyo uno al otro en la ardua batalla común contra la pandemia de COVID-19.

Al principio del brote del nuevo coronavirus, que hizo de China su primera víctima, el Gobierno y el pueblo chinos recibieron muchos gestos de solidaridad, empatía y acompañamiento por parte del Gobierno y el pueblo panameños, un aliento moral de gran fuerza para la nación china, entonces enfrascada en un esfuerzo titánico en defensa de la vida humana y la salud pública.

En gratitud y retribución al valioso apoyo panameño, y con un profundo sentido de la comunidad de intereses, responsabilidades y destino de la humanidad, China extendió con rapidez su mano solidaria cuando el brote del nuevo coronavirus se propagó a escala global, convertido en pandemia, y empezó a atacar a Panamá. Y lo hizo no solo en la forma de cuantiosas donaciones de insumos de bioseguridad y equipos médicos especializados, sino también a través de videoconferencias para compartir –en las etapas tempranas de esta lucha– experiencias, conocimientos y metodologías de prevención y control entre las autoridades y profesionales del sector de la salud de ambos países.

Al mismo tiempo, los dos países no desaceleraron sus pasos en la dirección de estrechar su cooperación económico-comercial, a pesar de las dificultades obvias acarreadas por la pandemia, sino que, sin perder nunca de vista el tema de la reactivación económica pospandemia, se unieron prontamente en un esfuerzo mancomunado, innovador y concertado por llevar adelante diversas modalidades de promoción comercial y de inversión, lo que resultó en un continuo crecimiento del intercambio comercial bilateral, sobre todo de la exportación panameña al mercado chino, de tal modo que China se ha mantenido firme en la posición, ganada desde 2019, de primer socio comercial de Panamá.

A cinco años de las relaciones diplomáticas, tenemos mucho por qué sentirnos satisfechos y también mucho por qué seguir luchando. Bajo la actual coyuntura internacional, nada tranquila y repleta de cambios dramáticos y desafíos extremadamente complejos, China sí se mantiene constante y firme en una cosa, esto es, tal como el presidente Xi Jinping una y otra vez ha señalado en términos claros y tajantes, en su disposición a abrirse, cada día más de par en par y en forma omnidireccional, al mundo y a seguir contribuyendo como es debido a la paz, la seguridad y el desarrollo mundiales, siempre guiada por la visión de la comunidad de destino de la humanidad, tal como consta en las Iniciativas de Desarrollo Global y de Seguridad Global, formuladas por el presidente Xi Jinping en septiembre y abril pasados, respectivamente, como bienes públicos que ofrece China a la comunidad internacional, diseñados a mejorar la gobernanza global para hacer frente, entre todos, a los desafíos de paz y desarrollo mundiales. Y a tal propósito, China halla en Panamá un socio indispensable, con el cual, de cara al próximo lustro y allende, abriga las mejores expectativas de trabajar de la mano afianzando cada día más la confianza política, profundizando la cooperación económico-comercial, ensanchando el intercambio cultural-humano y estrechando la concertación en instancias multilaterales.

¡Unidos lo hacemos! 

*Wei Qiang es embajador de la República Popular China en Panamá.

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Editor: Wu Wen Da-->

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