En el marco de las Dos Sesiones, el 5 de marzo se inaugurará en Beijing la quinta sesión anual del Comité Permanente de la XIII Asamblea Popular Nacional (APN), el máximo órgano legislativo de China, mientras que un día antes dará inicio la quinta sesión del XIII Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh). En estos dos magnos eventos se presentará la nueva filosofía de desarrollo de cara al XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh).
El espíritu de la “nueva larga marcha” impulsa China para cumplir la meta del segundo centenario –el centenario de la República Popular China en 2049– y lograr ese año un desarrollo de alta calidad.
En 2021, la economía de China creció un 8,1 % y su PIB per cápita superó los 12.000 dólares. El despegue exitoso que tiene hoy China se deriva del diseño de un proyecto de nación a largo plazo donde el mercado interno se ha convertido en el puntal del bienestar del pueblo, vinculando su crecimiento al nuevo encadenamiento mercantil global.
Pero también el PCCh impulsa un destino común mundial compartido. China se ha convertido no solo en un gran exportador, sino que ante la pandemia de COVID-19, para muchos países, China se ha vuelto la única opción como proveedor de vacunas a través de la Ruta de la Seda de la Salud, garantizando así la distribución rápida y equitativa del nuevo biológico a países ricos y pobres por igual.
En 2021, el comercio de bienes de importación y exportación de China aumentó un 21,4 % interanual y la absorción de capital extranjero aumentó un 14,9 %. En el contexto de la pandemia, el comercio exterior y la inversión extranjera de China han logrado resultados sobresalientes.
China juega un papel importante en la recuperación y el crecimiento de la economía mundial. De igual forma, tiene un rol estratégico en la estabilidad de las cadenas globales de valor, así como en las cadenas de suministro internacionales. Para ello requiere fortalecer su mercado interno.
China acelera constantemente la cobertura nacional de las redes de 5G, al elevar al 56 % la tasa general de acceso a esa tecnología para el desarrollo económico y social nacional. En este sentido, China promueve aún más la aplicación del Sistema Satelital de Navegación BeiDou (BDS, por sus siglas en inglés), así como el desarrollo de alta calidad de las industrias pertinentes para el bienestar económico y social nacional y los objetivos a largo plazo para el año 2035. Para ello, tomará la autosuficiencia en ciencia y tecnología como un fundamento estratégico para el desarrollo nacional y promoverá la construcción de una comunidad ciberespacial con un futuro compartido.
Para fortalecer la producción y distribución en su mercado interno, China fomenta la construcción de instalaciones de almacenamiento, logística y cadena de frío como parte de sus esfuerzos de construcción rural y, con ello, facilita a las zonas rurales la salida de productos agrícolas y el ingreso de productos industriales. También mejora la infraestructura de agua, electricidad, carreteras, gas y telecomunicaciones.
A cien años del surgimiento del PCCh, hoy China tiene la capacidad de poner fuera de la órbita terrestre la nave espacial tripulada Shenzhou-12, donde se demuestra el desarrollo tecnológico de China. Por otro lado, sirve para elevar el bienestar que se refleja en la esperanza de vida de los ciudadanos chinos, que aumentó a 77,3 años en 2019, en comparación con la esperanza de vida que era de 35 años en 1949.
Durante cien años, el PCCh se ha comprometido con el desarrollo pacífico y el progreso común. China es firme en su postura internacional: salvaguardar la paz mundial y buscar el progreso a través de la cooperación, lo que se puso de manifiesto el 26 de junio de 1945, cuando China firmó la Carta de las Naciones Unidas.
China tiene una población de más de 1400 millones de habitantes y un grupo de ingresos medios de más de 400 millones. La escala y el potencial de crecimiento del mercado de consumo no tienen paralelo. A medida que China avanza hacia el desarrollo de alta calidad, mejoran la industria y el consumo.
El PCCh seguirá llevando al pueblo chino a perseverar el camino del desarrollo pacífico y en impulsar el desarrollo común, a defender con firmeza la paz mundial, a persistir en promover el desarrollo mediante la cooperación y en fomentar los derechos humanos aprovechando el desarrollo, y a participar activamente en los asuntos de los derechos humanos internacionales, con el fin de contribuir con la sabiduría china y ofrecer soluciones chinas a la gobernanza global.
El 1 de enero de este año entró en vigencia el acuerdo de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), lo que marcó el lanzamiento oficial de la zona de libre comercio más grande del mundo. China continúa promoviendo una apertura de alto nivel al mundo e implementa un nivel de apertura cada vez más amplio y profundo.
En diciembre de 1978, en la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del PCCh, se aprobaron las directrices reformistas presentadas por Deng Xiaoping. Concretadas en el programa de las cuatro modernizaciones –agricultura, industria, defensa y ciencia y tecnología–, la política de la Reforma y la Apertura se perfilaba como la única vía para situar a China entre las grandes potencias económicas mundiales. Con ello inició el reajuste, restructuración, consolidación y mejora económica.
Ante este escenario, el Consejo de Estado puso en marcha un número de objetivos que indica claramente el interés de China por abarcar el proceso de innovación completo, extendiendo el financiamiento público y los incentivos fiscales a las empresas innovadoras y mejorando el sistema de protección de los derechos de propiedad intelectual, el desarrollo de estándares tecnológicos internacionales y la construcción de infraestructuras científicas como incubadoras, laboratorios clave, parques científicos, etc.
China implementa activamente el concepto de desarrollo verde y propone alcanzar los objetivos de neutralidad y pico de carbono. En 2021, el consumo de energía por unidad del PIB disminuyó un 2,7 % interanual. China genera una diplomacia verde para hacer frente al desafío del cambio climático. Así como el presidente Xi Jinping impulsa la elaboración de las reglas sobre la gobernanza digital global, también se compromete a la implementación del Acuerdo de París sobre el cambio climático para fomentar el desarrollo verde. A fin de hacer posible esta gobernanza ambiental, China respalda e implementa la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.
China está firmemente comprometida a trabajar con otras partes para fortalecer la implementación del Acuerdo de París y consolidar el objetivo de este acuerdo de conformidad con el artículo 2 de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2° C, y continuar los esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C.
Haciendo eco de las palabras del “Gran Timonel”, el secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China, el presidente Xi Jinping, precisa que “la aspiración del pueblo por una vida mejor es nuestro objetivo”. El PCCh ha dejado claro a todos que su mayor logro político es mejorar el bienestar de la gente.
*José Ignacio Martínez Cortés es coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios, y profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).