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¿Por qué China sigue siendo un país en desarrollo?

Source:China Hoy Author:QIU JING
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7 de abril de 2019. Familia rural en el cantón de Fengdu, ciudad de Chongqing. 

La infraestructura de transporte del oeste es mucho menos desarrollada que la del este del país. 

La educación en las regiones central y occidental es también un punto de apoyo estratégico importante en el diseño integral de la modernización educativa de China en el futuro. 

Existe una gran brecha económica entre las regiones este y oeste, una tendencia que seguirá aumentando. 

Escuela rural en el oeste de China. 

Recientemente me tocó explicarles a algunos amigos europeos sobre la situación actual de China. Cuando les dije que es el país en vías de desarrollo más grande del mundo todos se rieron. Desde su punto de vista, China ya es una superpotencia y que se considere todavía como un país en desarrollo, les dio mucha gracia. Ellos han viajado por muchos lugares y guardan recuerdos tanto de las regiones desarrolladas de Europa y Norteamérica como de las menos desarrolladas en Asia, África y América Latina. Desde luego, también conocen muchas partes de China.

La impresión que les causó el país asiático es que ciudades orientales como Beijing y Shanghai y occidentales como Chongqing y Xi’an, son más modernas que muchas ciudades grandes europeas y que la gente que vive en las zonas urbanas tiene una vida con tantas facilidades como los que viven en los países desarrollados. Durante los últimos años, la economía china ha crecido con ímpetu y se ha convertido en la segunda economía más grande del mundo. Actualmente posee muchas empresas de alta tecnología como Tencent, Huawei y Alibaba.

En reportajes recientes de la prensa occidental sobre las fricciones comerciales entre China y EE.UU., el primero casi siempre se describe como un país desarrollado que ha surgido en poco tiempo y que quiere desafiar el liderazgo mundial de EE. UU. Este año se cumple el 70.o anivesario de la fundación de la República Popular China. Sin duda alguna, el desarrollo chino ha logrado grandes éxitos. Sin embargo, todavía no se puede clasificar como un país desarrollado y tiene mucho que recorrer para serlo.

En primer lugar, existe un desequilibrio en el desarrollo chino y la dualidad en la estructura económica urbana y rural es especialmente notable. La tasa de urbanización actual de China alcanza cerca del 58 %, mientras que la de los países desarrollados es de un 80 %. Existe una gran brecha entre los ingresos urbanos y rurales. La renta disponible de los habitantes urbanos es 2,7 veces más que la de los rurales, mientras el gasto per cápita de consumo de los habitantes urbanos es 2,2 veces más que el de los rurales. La brecha en infraestructura y servicios públicos entre las zonas urbanas y rurales es aún mayor.

Mis amigos europeos solo visitaron las ciudades o lugares de interés, casi ninguno conoció el campo, y mucho menos las zonas pobres donde ni siquiera pueden ir por falta de carreteras. Hay un eslogan en la lucha contra la pobreza que dice: “Si quieres ser rico, tienes que construir primero un camino”. A pesar de que se han logrado avances en la construcción de carreteras, su densidad sigue siendo baja. En 2017 la densidad de carreteras de China fue de 0,51 km/km2. En ese sentido Alemania posee 5,8 km/km2, Polonia 2,7 km/km2 y la India 1,8/km2.

En cuanto a las instalaciones sanitarias, hay una película india llamada Toilet: Ek Prem Katha (Baño. Una historia de amor) que refleja la situación de la mayoría de los campesinos que no tienen baños. En las zonas rurales chinas también existe este problema. La construcción de instalaciones sanitarias en las zonas rurales tiene un nivel muy bajo, lo cual se refleja en sus cuartos de baño. Desde 2015 cuando estalló la “revolución de los cuartos de baño”, se han remodelado y construido más de 70.000. A pesar de todo, solo un 36,2 % de los campesinos tienen inodoros, un 58,6 % de ellos usan servicios de hoyo y un 2,0 % de ellos, o sea 4,69 millones de familias, no tienen. Además, la construcción de las zonas rurales todavía tiene mucho espacio que mejorar, sobre todo, en el agua potable, los hospitales y las intalaciones de telecomunicaciones.

Existe un desequilibrio en el desarrollo entre el este y el oeste del país. En regiones orientales como Beijing, Tianjin, Shanghai, Jiangsu, Zhejiang y Fujian, el PIB per cápita ya superó los 13.000 dólares, alcanzando el nivel mínimo de los países de ingresos altos. Sin embargo, en algunas zonas pobres del oeste, el objetivo de la lucha contra la pobreza sigue siendo “alimentarse tres veces al día y vestirse bien todo el año”. También existe desequilibrio en la distribución de ingresos, la protección ecológica y la seguridad social.

En segundo lugar, el desarrollo sigue siendo deficiente y el nivel per cápita sigue estando por debajo del nivel promedio mundial. Algunos medios de prensa occidentales hablaron de la obtención de valores anormalmente altos de acuerdo con la paridad del poder adquisitivo y llegaron a la conclusión de que el ingreso nacional bruto de China ocupó el primer lugar mundial y que el PIB per cápita estuvo a la par de los países de altos ingresos. Pero la mayoría de sus conclusiones no son muy confiables.

El Fondo Monetario Internacional divide a los países en dos grupos, es decir, las economías desarrolladas y las emergentes y en vías de desarrollo, tomando como referencia la paridad del poder adquisitivo, y China sigue perteneciendo al segundo grupo. El Banco Mundial clasifica las economías del mundo en cuatro grupos de ingresos: bajo, medio bajo, medio alto y alto. Y según esta clasificación China es un país de ingresos medio alto. Pero la renta per cápita de China en 2017 fue de 7310 dólares, lo que corresponde al 15 % de la de EE.UU. y menos del 25 % de la de Francia. No solo existe una gran brecha con los países de ingresos altos, sino que también falta mucho para alcanzar el nivel promedio mundial de 10.387 dólares. Y en cuanto al PIB per cápita, el de China en 2018 fue de cerca de 9700 dólares, no alcanza todavía el nivel mínimo de 13.000 dólares para ser un país de ingresos altos.

Por otro lado, el PIB per cápita no es el único estándar para dividir a los países desarrollados y a los que están en vías de desarrollo, porque el Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo también es un indicador muy importante. En 2017 el IDH de China se ubicó en el puesto 86, lo que significa un nivel medio mundial y mucho más bajo que el de países europeos como Alemania y Reino Unido.

En tercer lugar, el desarrollo enfrenta problemas con un modelo original poco sostenible y necesita transformarse. El nivel general de las fuerzas productivas chinas sigue siendo bajo y sus estructuras todavía no son apropiadas. Aún falta mucho por hacer para transformar el modelo de desarrollo de grandes inversiones y gastos. En su desarrollo futuro China debe tomar más en cuenta los indicadores medioambientales porque el pueblo se vuelve cada día más exigente con él; debe elevar la eficiencia en las inversiones que han bajado actualmente hasta cerca de 1: 7, mucho más baja que la de los países desarrollados.

China es una de las naciones más diligentes del mundo. Los chinos trabajan anualmente 2200 horas en promedio, mucho más que los que viven en los países desarrollados. En una investigación sobre el horario laboral en las ciudades grandes del mundo, las chinas figuran en los primeros puestos, mientras que Paris es la ciudad que tiene las horas de trabajo semanales más reducidas del mundo. En algunas empresas de tecnología chinas, se trabaja diariamente de las 9 de la mañana a las 9 de la noche y seis días a la semana. Este fenómeno ha causado escándalos en la sociedad china que piensa que este modelo no es sostenible en absoluto.

Todo esto refleja que la economía china es grande pero no fuerte y que su capacidad innovadora en tecnología sigue siendo deficiente. Comparada con países desarrollados, la industria manufacturera china tiene gran envergadura pero se sitúa en la gama baja de la cadena de industrias globales; y posee gran escala comercial pero mala estructura. La mayoría de las exportaciones son de productos baratos que se fabrican con “trabajos manuales” mientras que los que importa el país son productos caros que se confeccionan con “trabajos intelectuales”. Se espera elevar el nivel de construcción cultural, las fuerzas de defensa nacionales, la ciencia y la tecnología y la modernización de la administración social. En la actualidad, China se ha propuesto lograr un desarrollo económico de alta calidad con la reforma estructural por el lado de la oferta para impulsar el mejoramiento de las industrias. Sin embargo, es un proceso muy largo que requiere mucha perserverancia.

En cuarto lugar, no se ha informado bien sobre el proceso de desarrollo chino. Actualmente China está pasando de un desarrollo acelerado a uno de alta calidad. Nuestro objetivo principal es satisfacer las aspiraciones del pueblo por una vida mejor. El país cuenta ahora con 30 millones de personas que viven en la miseria, 80 millones de minusválidos y más de 200 millones de ancianos que necesitan ser atendidos. Anualmente tiene que crear 15 millones de puestos de trabajo. Todos estos problemas pendientes solo se resolverán a través del desarrollo. No obstante, la prensa occidental no ha dado a conocer tal realidad. El ritmo acelerado de desarrollo del país dio origen a la “teoría de la amenaza china” y cuando la nación ha enfrentado desafíos, se divulga la “teoría del colapso de China”, lo cual confunde al público. Pero en cierto sentido, ello también demuestra que China sigue siendo un país en desarrollo porque son los países desarrollados quienes tienen el derecho a opinar. Espero que después de leer mi artículo, mis amigos europeos puedan contar a la gente historias más reales de China.

Qiu Jing es investigadora asistente del Instituto de Economía y Política Mundiales de la Academia China de Ciencias Sociales.

 

 

 

 

 

 

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