A cincuenta años del fallecimiento del pintor español, se inauguró la exposición “Picasso retratado, Picasso enmascarado”, organizada por la Biblioteca Miguel de Cervantes de Shanghái, junto con la Embajada de España en China, el asesoramiento del Museo Picasso Málaga y el apoyo de Turespaña y CIIC. La muestra invita a conocer el mundo íntimo del creador y sus múltiples rostros, a través del lente de grandes fotógrafos del siglo XX.
“La máscara es una oportunidad. Es un ejercicio de libertad, es la posibilidad de ser de muchas maneras”, declaró José Lebrero Stals, director del Museo Picasso Málaga, durante la inauguración, haciendo alusión a la constante transformación en la vida y obra de Picasso. “Él no tiene un solo estilo, tiene un proyecto”, agregó. En la conferencia también estuvieron presentes Shen Qilan, comisaria y crítica de arte, y Wu Jian’an, como artista invitado, junto con Inma González Puy, directora de la Biblioteca Miguel de Cervantes.
Con las presentaciones del embajador de España en China, Rafael Dezcallar, y la consejera de Turismo, María Llinares, en el coloquio inaugural se indagó en el reportaje visual que constituye la muestra. A partir de imágenes de Roberto Otero, André Villers, Lucien Clergue, Edward Quinn y David Douglas Duncan, tomadas en la década de 1950, se puede ver a un artista maduro convertido en ícono, pero que ha perdido cierta hegemonía frente a otras corrientes como el arte pop. El resultado es un Picasso íntimo y relajado, que juega y se disfraza ante estos fotógrafos, que al final se vuelven amigos.
“Picasso retratado, Picasso enmascarado” recoge fotografías que captan los enmascaramientos del artista, pero desde una imagen feliz, muy diferente a la que normalmente parece tener. Es la época de la fotografía documental que alimenta con famosos las revistas ilustradas que fascinan al ciudadano común y él, incluso antes de ser una celebrity, se da cuenta de que ser un artista moderno significa también elaborar una imagen pública que refuerce la reputación. El pintor termina abriendo las puertas de su villa en Cannes para mostrarse rodeado de recuerdos, logros y proyectos. Las imágenes de la muestra conforman un rico mosaico que ha contribuido a esa especie de mito visual global.
“La máscara crea un mundo mágico, pero en las fotos hay honestidad. Fotógrafo y creador juegan. Picasso tiene humor, da miedo, parece un niño. Es humano”, planteó Lebrero Stals. La exposición, así, también retoma la pregunta por la identidad del artista. “Rostros invisibles”, de Wu Jian’an, expuesta en la Terraza Cervantes, como contrapunto a la colección fotográfica, contribuye a la reflexión.
A través de cabezas de vidrio dobles, el artista pone en cuestión la dicotomía rostro-careta y su correlación con la verdad y la mentira, al mostrarnos un mundo interior y exterior en constante distorsión y diálogo. “Lo que hago es captar un momento. Con el cristal pongo gravedad a un mundo que parece que se desvanece”, explicó el artista.
Como testimonio creativo del pintor, pero también como testimonio vital, la muestra actualiza los debates en torno a la figura de uno de los artistas más importantes del siglo XX. “Es un divo. Es posible que la suya haya sido la habilidad del hombre que sabe que sin disfraz no va a conseguir el éxito, y va tomando todas las máscaras que ha encontrado al paso (…) —¿Qué clase de hombre era este pintor? ¿Qué se proponía? ¿Cuál es el verdadero Picasso? —dirá el curioso del futuro”, escribió Pío Baroja sobre el artista malagueño, sin equivocarse.
“Picasso retratado, Picasso enmascarado” se podrá visitar hasta el 9 de octubre. A lo largo de estos meses, la Biblioteca Miguel de Cervantes ofrecerá talleres para niños y adultos, un ciclo de cine y visitas guiadas.
