La cristalería de colores es tan nítida como el hielo y tan pura que nunca se mancha con polvo”. La belleza de los productos de cristalería se revela en este poema de Yuan Zhen (779-831), Oda a la cristalería. La cristalería es una artesanía tradicional china que ha gozado de una gran reputación durante mucho tiempo y ha existido como decoración desde el día en que nació. Actualmente, en el Museo del Palacio en Beijing todavía se pueden ver en exhibición flores en macetas hechas con cristalería de la dinastía Qing (1644-1911).
Desde la dinastía Qing hasta la República de China (1912-1949), los objetos de cristalería más comunes fueron flores en macetas, botellas de rapé y varios tipos de piezas decorativas pequeñas. Después de la fundación de la República Popular China en 1949 se sumaron también botones, ramilletes, flores para gorras, boquillas para cigarrillos y otros productos de cristalería más prácticos.
Entre todos los tipos de cristalería destaca la de Beijing, con sus hermosos colores, modelado autóctono y pureza, por lo que es la favorita entre los amantes de la artesanía tanto nacionales como extranjeros.
Tras más de 600 años de desarrollo, la cristalería de Beijing ha sido transmitida ya hasta la séptima generación y en 2008 fue incluida en la lista del patrimonio cultural inmaterial nacional.
Liu Yu, heredero de la cristalería de Beijing que forma parte de esta séptima generación de artesanos, aprendió el oficio de su madre, Xing Lanxiang, la única maestra artesana de cristalería que se mantiene viva. Durante más de 10 años, Liu Yu ha estado trabajando en su estudio en el Museo de Artesanías de Baigongfang, en el distrito de Dongcheng, en Beijing. Dedicado a esta amada carrera, Liu se gana la vida con las 1000 piezas que produce cada año, ayudando así a proteger y mantener viva esta tradición con gran entusiasmo.
Liu Yu hace objetos de cristalería en su estudio en Beijing, a lo cual se ha dedicado durante décadas.
Una larga historia
La historia de la cristalería de Beijing se remonta a principios de la dinastía Ming (1368-1644). Se dice que al fundir bronce y practicar alquimia, algunas personas descubrieron que ciertos materiales de desecho podían resultar en hermosos colores. De este modo, la gente comenzó a usar dichos materiales para hacer objetos artesanales, que luego se convirtieron en las primeras formas de cristalería.
Durante las dinastías Ming y Qing, las piezas de cristalería se utilizaron principalmente como objetos decorativos para la familia real y la nobleza. Además, también en la dinastía Qing, fueron utilizadas para los sombreros de los funcionarios, con diferentes colores según el rango. Durante su reinado, el emperador Kangxi (1661-1722) de la dinastía Qing ordenó al Ministerio de Ingeniería e Industrias que estableciera un taller imperial dentro de la entonces fábrica de cristalería de Beijing para la confección de productos de cristalería, especialmente para la familia real, los que fueron llamados “material imperial” y “cristalería real”.
Después del declive de la dinastía Qing, el oficio se popularizó entre la gente. En Beijing, cuatro grandes familias se hicieron famosas por sus productos de cristalería, todos ellos con su particular estilo. Había miles de tipos de productos de cristalería, desde adornos cotidianos como joyas hasta artesanías ornamentales en forma de pájaros, animales, flores, frutas y figuras humanas. Entre estos, los productos que imitan al jade son de tal calidad que difícilmente se pueden distinguir del jade auténtico.
Después de la fundación de la República Popular China, el Gobierno invirtió grandes sumas de dinero en la cristalería de Beijing. En esa línea, se reunieron antiguos artesanos dedicados a la cristalería y se estableció una fábrica en Beijing para hacer objetos decorativos, que se convirtieron en los productos más vendidos en el exterior, con un volumen de venta mensual de varios millones de yuanes.
El estudio de Liu Yu en el Museo de Artesanías de Baigongfang es el emplazamiento original de la fábrica de cristalería de Beijing. Su madre, Xing Lanxiang, fue la artesana más joven del departamento técnico de dicha fábrica y los carros de carga se encontraban alineados justo afuera. Por aquellos años, la fábrica era de gran beneficio económico para el país, por lo que el Gobierno central le prestaba gran importancia. Zhou Enlai, entonces primer ministro de China, visitó el lugar en muchas oportunidades y animaba a los trabajadores a elaborar productos de gran calidad, lo cual aumentó la reputación de la cristalería china.
Sin embargo, debido a diversas razones, incluida la escasez de materias primas y reformas internas de la fábrica, así como cambios en los gustos de los consumidores, la cristalería de Beijing entró gradualmente en declive, al igual que otras artesanías que forman parte del patrimonio cultural inmaterial nacional. De este modo, hoy en día solo unos pocos artesanos dominan este arte.
Un objeto de cristalería en forma de grulla de corona roja.
Una artesanía altamente refinada
La cristalería de Beijing se fabrica esculpiendo vidrio al fuego. Un producto es terminado en el acto, por lo que la habilidad del artesano es de suma importancia y hay varios aspectos que se deben considerar con anticipación, tales como la forma que se le quiere dar al objeto, la temperatura del fuego, entre otros. Por ello, el proceso y resultado final dependen en gran medida de la habilidad y experiencia del artesano.
Los principales materiales para la elaboración de los objetos son la varita de cristal, también llamada esmalte de plomo a baja temperatura, la cual se derrite para ir dando forma a la pieza. Para obtenerla, los trabajadores primero rompen rocas obtenidas de las montañas en pedazos, luego queman el silicato en las rocas achatadas para derretir y eliminar las impurezas, y finalmente agregan diferentes metales oxidados para crear una variedad de colores.
En todo el proceso de fabricación de los productos de cristal, no se utiliza ningún tipo de molde. El artesano usa tijeras y pinzas para esculpir o entrelazar las varitas de cristalería que se derriten en el fuego. Así, a partir de técnicas como presionar, estirar, imprimir, puntear y tirar, el artesano logra dar forma a una hermosa figura en apenas un instante.
Según Liu Yu, esos pasos aparentemente fáciles requieren de mucha concentración. Un buen diseño necesita que el artesano tenga una rica experiencia y una sólida formación cultural. Una vez que el fuego se enciende y la varita de cristal comienza a derretirse, la figura debe moldearse en no más de 40 minutos o el material quedará inutilizable. De este modo, una artesanía que en apariencia puede parecer simple, requiere de una práctica meticulosa y décadas de formación.
Transmisión de una herencia cultural
Para Liu Yu, como heredero de la cristalería de Beijing, lo más importante es transmitir la artesanía original de las generaciones anteriores a las futuras. El hecho de ser en la actualidad la única persona dedicada a este oficio a tiempo completo le hacer sentir una gran responsabilidad por la gran misión que lleva sobre sus hombros.
“Hoy en día, la cristalería de Beijing tiene tres herederos: mi madre, yo y mi hermano menor. Sin embargo, mi madre tiene más de 70 años y se ha jubilado, y mi hermano tiene un trabajo en otro campo, por lo que en la práctica yo soy el único que está realmente dedicado al oficio”, señala Liu.
Liu Yu asegura que aunque la cristalería de Beijing está declinando, su estudio aún recibe muchos pedidos de productos personalizados cada año. De este modo, a diferencia de otros productos que también son patrimonio cultural intangible que difícilmente encuentran compradores y generan ganancias, la cristalería de Beijing sigue siendo un éxito y ocupando un nicho de mercado.
Así y todo, Liu Yu sigue mostrándose preocupado por el futuro de la cristalería de Beijing, sobre todo por la escasez de sucesores. Además, se ha descontinuado la fabricación de varitas de cristalería, sobre todo de aquellas de colores especiales. Estos factores restringen en gran medida el desarrollo y transmisión de esta artesanía.
Debido a la dificultad del oficio, el largo tiempo que se requiere para dominarlo y los ingresos inestables, pocos jóvenes optan por ser herederos de esta tradición. Por ello, esta artesanía necesita urgentemente ser protegida y revitalizada por el Gobierno y las personas que la aman.
En las ferias que se llevan a cabo durante el Año Nuevo chino, Liu Yu vende las piezas confeccionadas en el año anterior. En los últimos años, estas ferias han dado gran importancia a la promoción de las costumbres populares y el patrimonio cultural inmaterial, convirtiéndose en una significativa fuente de ingresos para artesanos como Liu.
Según él, la protección del patrimonio cultural inmaterial por parte del Gobierno se ha ido afianzando cada vez más, proporcionando a la cristalería de Beijing muchas oportunidades de mercado.
Para transmitir mejor las habilidades detrás de la cristalería de Beijing a la próxima generación, Liu Yu ha enseñado a muchos aprendices, incluida su hija. Asimismo, ha invitado a los internautas interesados a visitar su estudio, dándoles la oportunidad de hacer accesorios sencillos con sus propias manos.
Detrás de cada patrimonio cultural inmaterial se esconden ricas historias. Desde su nacimiento como decoración, la cristalería de Beijing ha sido testigo del auge y la caída de las dinastías y del cambio de gustos de la sociedad. Son valiosos fragmentos históricos que juntos forman parte de la singularidad de la ciudad de Beijing.