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El arte de la aguja y el hilo

2021-08-04 11:22:00 Source:China Hoy Author:JIAO FENG
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El bordado es una artesanía tradicional de China de larga data, cuyos inicios se remontan a la dinastía Han (206 a. C.-220 d. C.), periodo en el que las niñas aprendían este arte a una temprana edad. Casi todos los artículos de la casa hechos de tela podían ser bordados, desde pequeños objetos como bolsos, pañuelos y plantillas de zapatos, hasta artículos más grandes como biombos, tapices de pared, ropa de cama, prendas de vestir y accesorios para adultos y niños. De esta forma, la habilidad para el bordado de una mujer se convirtió en un criterio para medir su ingenio.

 

El bordado de Beijing, o jingxiu, es el término general para referirse a los productos bordados hechos en la región de Beijing, los cuales presentan características distintivas. El bordado de Beijing tiene sus inicios en la corte palaciega, por lo que también fue llamado el “bordado del palacio”, y alcanzó su apogeo durante las dinastías Ming y Qing (1368-1912). Es delicado y elegante, lo que le otorga un gran valor ornamental y de colección. En 2014 fue incluido en la lista del cuarto lote del patrimonio cultural intangible de la nación.

 

Réplica moderna de una túnica imperial usada por la realeza en las bodas durante la dinastía Qing.

 

Orígenes en el palacio

 

En la región de Beijing se formaron dos escuelas de bordado: la del bordado común (bordado guige) y la del palacio. El bordado común era un pasatiempo popular al cual se dedicaban las mujeres en casa, mientras que el bordado del palacio servía exclusivamente a la familia real o al palacio. El bordado del palacio nació en el taller establecido en Yanjing (el entonces nombre de Beijing) en la dinastía Liao (916-1125). Posteriormente, durante la dinastía Ming (1368-1644), las características especiales del bordado palaciego, como las técnicas de costura, el uso de determinados materiales y los diseños, se hicieron más distintivos, toda vez que el número de artesanos dedicados a este oficio fue aumentando rápidamente. La dinastía Qing (1644-1912) fue la época dorada para el bordado del palacio, que además se masificó entre el pueblo. En las postrimerías de la dinastía Qing surgieron muchos talleres de bordado en Beijing, los cuales utilizaban una serie de técnicas de costura del bordado palaciego, a la vez que incorporaban otros elementos inspirados en la vida cotidiana, lo que conformó el estilo del bordado de Beijing.

 

Tian Peng, quien pertenece a la quinta generación de herederos de este arte, explica que al haber sido concebido específicamente para el palacio, el bordado de Beijing hace uso de materiales muy finos, además de intrincados diseños y refinados colores. Asimismo, es muy ornamental y tiene una variedad de técnicas, por lo cual es un arte de extraordinario valor que representa a la cultura regional de Beijing.

 

Los patrones del bordado de Beijing reflejan principalmente la cultura tradicional china, por lo que todas las imágenes tienen un significado simbólico y denotan buena fortuna; ya sean las imágenes de paisajes, flores, aves, animales o alguno de los ocho símbolos budistas, todos tienen un significado implícito auspicioso.

 

Por ejemplo, la confección de la túnica imperial de 12 símbolos se regía por estrictas normas y los símbolos reflejaban el estricto código de vestimenta en la sociedad feudal, por lo que solo el emperador podía utilizarlos. Estos símbolos incluían el sol, la luna, las estrellas, las montañas, los dragones, los faisanes, entre otros. Aunque los 12 símbolos imperiales variaban hasta cierto punto dependiendo de la dinastía, el significado auspicioso implícito era el mismo. Cada símbolo transmitía un aspecto del reinado del emperador, así como los deseos de felicidad y buena suerte. El sol, la luna y las estrellas, por ejemplo, representaban la ambición; los faisanes, el talento literario; los nueve dragones, la supremacía del emperador; y las olas, la unificación del territorio.

 

“El uso de símbolos para expresar los deseos del emperador requería que el diseño fuera de un gran gusto estético y que el patrón fuera claro y cuidadoso para realzar su temple. Esta es la característica más singular del bordado de Beijing”, señala Tian Peng.

 

Además del significado auspicioso, los patrones del bordado de Beijing reflejaban el estatus social de la persona que usaba la vestimenta, lo cual era especialmente cierto en los uniformes oficiales durante la dinastía Qing, pues los detalles de los patrones estaban totalmente estandarizados según el rango del funcionario en cuestión.

 

Los principales colores utilizados en el bordado de Beijing son el verde, amarillo, rojo, azul y violeta, cada uno de los cuales tiene un significado específico. El amarillo, por ejemplo, representaba el poder y, en consecuencia, solo lo usaban el emperador y la familia real. El rojo representaba las festividades, mientras que el azul la nobleza, utilizado principalmente por los funcionarios de la corte imperial. La combinación de colores también era diferente a la de los diseños simples y elegantes del bordado en el sur de China, exhibiendo un estilo decorativo de gran carácter, elegancia y dignidad.

 

En términos generales, el bordado de Beijing se basó en la estética de la corte al mostrar diseños meticulosos, una amplia variedad de patrones, significados implícitos, normas estrictas respecto al uso de materiales, telas lujosas, un estilo decoroso y las características regionales distintivas del norte.

 

Tian Peng, quien pertenece a la quinta generación de herederos del bordado de Beijing.

 

Una tradición familiar antigua

 

Tian Peng nació en el seno de una familia especializada en la confección del bordado de Beijing. Uno de sus bisabuelos trabajó en el Taller de Bordado de la Ciudad Prohibida durante la dinastía Qing, confeccionando túnicas imperiales para el emperador. Según Tian, en la antigüedad, los trabajadores que bordaban en el palacio eran todos hombres y la tradición dictaba que este arte solo podía ser transmitido a los miembros masculinos de la familia, ya que se temía que el conocimiento de este oficio pudiese ser revelado una vez que la hija se casara.

 

El abuelo materno de Tian pensó inicialmente en transmitir este oficio a los dos tíos de Tian, pero su madre se mostró interesada desde que era pequeña, por lo que aprendió a hacer los intrincados bordados por su propia cuenta. La fascinación y determinación de Liang Shuping, madre de Tian, fue lo que puso fin a la larga tradición de transferir las habilidades solo a los miembros masculinos de la familia, convirtiéndose así en la sucesora de este arte.

 

En 2000, el Museo del Palacio le pidió a Liang Shuping que hiciera réplicas de bordado para el Palacio de la Tranquilidad Terrestre, el cual había servido como residencia de las emperatrices durante la dinastía Ming, para luego convertirse en lugar de sacrificios ceremoniales y en la cámara nupcial de la gran boda de los emperadores de la dinastía Qing. Con la ayuda de un equipo de costureros, Liang tardó tres años en acabar las réplicas de los diversos artículos utilizados en la boda de los emperadores, las cuales ahora se exhiben en el Palacio de la Tranquilidad Terrestre y permiten que los visitantes comprendan mejor cómo era la vida dentro del palacio durante la dinastía Qing. El bordado de Beijing tiene tantos detalles que un pedazo del tamaño de una mano puede requerir más de 10.000 puntos, lo cual es una de las principales razones por las que la confección de las prendas lleva tanto tiempo.

 

Fuertemente influenciado por la pasión de su madre por continuar esta tradición, Tian también cultivó un gusto muy profundo por el bordado de Beijing a una edad temprana. En 2009, tras haber trabajado por un tiempo corto luego de graduarse de la universidad, Tian decidió renunciar y regresó a casa para aprender de su madre la técnica de bordado. “El bordado de Beijing fue parte de mi infancia. Mi madre me crio con esta técnica, por lo que ahora espero poder heredar el oficio familiar y transmitirlo a la próxima generación”, dice Tian.

 

Según Tian, la principal tela utilizada es la seda pura. El primer paso consiste en hacer un borrador, que representa el tamaño original. El borrador del bordado debe ser de pincelada fina y líneas claras y detalladas. Luego se hacen agujeros directamente en el borrador del bordado según los trazos, después de lo cual se coloca el borrador con agujeros terminados sobre la tela y es impregnado con un tipo especial de recubrimiento. El recubrimiento traspasa la tela a través de los orificios y, de esta forma, el patrón queda impreso en la tela. Después se fija la tela en un bastidor y se comienzan a hacer determinadas puntadas con colores específicos de acuerdo con el diseño preliminar.

 

En el bordado de Beijing se usa principalmente hilo de seda no retorcido, además de una gran cantidad de hilos de oro y plata. A veces, la pedrería también se utilizaba como elemento decorativo según las exigencias de la familia imperial. Comúnmente se utilizaba una combinación de distintos tipos de puntadas, lo cual le daba al diseño final un estilo único. La puntada más representativa del bordado de Beijing se llama pingjindazi o “punto de semilla”. Al hacer el bordado, el artesano enrolla hilos de oro alrededor de la punta de la aguja para formar un nudo circular del tamaño de una semilla. Podemos decir que el carácter imperial se expresa en cada pieza de bordado de Beijing y el poder del emperador está impregnado en cada hilo.

 

Una muestra que combina dos artesanías del patrimonio cultural inmaterial de China: el bordado de Beijing y las cometas.

 

Tradiciones con un estilo moderno

 

Tian cree que su madre es más que una simple guardiana de tradiciones antiguas. Durante la década de 1980 comenzó a contratar aprendices de forma gratuita y fundó una fábrica de bordado. “Los esfuerzos que hizo mi madre no solo ayudaron a estandarizar y elevar el nivel del proceso de elaboración del bordado de Beijing, sino que impulsaron la innovación de esta artesanía”, señala Tian.

 

Su madre desarrolló bordados tridimensionales y, como resultado, recibió un certificado de patente de nuevo estilo y utilidad. Gracias a sus esfuerzos, hoy en día existen más de 1000 tipos de productos de bordado de Beijing. “Ella sentó una base sólida que condujo a la confección de piezas más innovadoras en este campo”, agrega Tian.

 

Tian nunca ha dejado de aprender de su madre y de los demás. El joven ha participado en diversas capacitaciones, además de asistir a cursos de formación en varios institutos y universidades de renombre.

 

“De cada experiencia educativa y de las capacitaciones he obtenido la inspiración necesaria para integrar el bordado tradicional de Beijing con la ropa moderna, manteniendo los elementos centrales del arte tradicional y dándole un aspecto novedoso. Debemos aplicar este antiguo arte imperial en la vida actual de las personas”, manifiesta. Además, Tian ha cooperado con distintas instituciones de educación superior, lo que le ha permitido realizar más innovaciones en los productos de bordado de Beijing.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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