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La flor de clavel chino y el epimedium

2021-05-07 12:13:00 Source:China Hoy Author:QIU XINNIAN*
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La flor de clavel chino es de sabor amargo, naturaleza fría y está relacionada con el bazo y los riñones. Tiene entre sus propiedades la de ser antinflamatoria, indicada en particular para la uretritis, urocistitis y nefritis; febrífuga, desintoxicante, diurética y promotora de la circulación sanguínea; hipotensiva, hipocolesterolemiante; buena para la piel y el antienvejecimiento, entre otras.

 

La palabra “clavel” en chino se pronuncia shizhuhua, que quiere decir “la flor de Shi Zhu”, el nombre de un joven de la antigüedad.

El clavel chino no solo expresa el amor maternal, sino que también tiene funciones terapéuticas.

 

 

La flor de una madre

 

Hace muchos años, vivía una familia campesina en una montaña del noreste de China. Era pobre, pero los esposos llevaban una vida feliz con su único hijo, llamado Shi Zhu. La familia se mantenía recogiendo hierbas medicinales en la montaña.

 

Desgraciadamente, en un día lluvioso el esposo cayó al precipicio. Como su hijo era aún pequeño, la viuda tuvo que asumir su crianza. Temprano por la mañana, ella se adentraba en la montaña para recoger algunos productos silvestres y llevarlos al mercado para cambiarlos por un poco de cereales. Los cocinaba luego con hierbas comestibles y así tenía comida para todo el día.

 

De este modo pasaron diez años y el hijo se hizo mayor de edad. Sin embargo, como había sufrido mucho desde niño, el muchacho estaba débil y delgado. No era tan robusto como otros jóvenes del campo, no podía encargarse de los asuntos familiares y, además, una enfermedad le afligía desde la niñez: la enuresis nocturna (orinaba involuntariamente de noche en la cama). Por lo tanto, no podía encontrar esposa, lo que preocupaba mucho a la madre, pues era muy importante perpetuar el linaje de la familia.

 

Entonces, la madre se dedicó a buscar hierbas medicinales que pudieran curar a su hijo. Pero era ya una mujer mayor. ¿Cómo iba a escalar altas montañas? ¿Cómo iba a encontrar alguna hierba que curara a su hijo entre tantas hierbas medicinales? No obstante, el amor materno es más grande que una montaña. La madre de Shi Zhu pasó los días entre las montañas y se adentraba en regiones apartadas en busca de desconocidas hierbas. Al encontrar alguna, la probaba. Varias veces se envenenó, aunque afortunadamente había aprendido algo de su esposo y conocía algunas hierbas que le salvaban la vida. Así transcurrieron uno, dos, tres años, pero no encontraba ninguna hierba que sirviera a su hijo.

 

Al cuarto año, en un día de mayo, el hijo le rogó llorando: “Madre mía, por favor, no vayas más a la montaña. No voy a tratarme, no voy a casarme. Has sufrido muchísimo por criarme y no puedo pagar toda la deuda que tengo contigo. Por el contrario, sigo siendo una pesada carga, me siento muy culpable”.

 

La madre también derramó lágrimas y, acariciando la cabeza de su hijo, le dijo: “No existe madre alguna que no quiera evitarle sufrimientos a su hijo. Además, cuando encuentre una hierba que te cure, se curarán también todos los muchachos como tú, lo que no solo me quitará un gran peso de encima, sino que también se las quitará a muchas madres como yo”. Dicho esto, ella se dirigió decididamente a la montaña.

 

Ese día, la anciana madre subió más en la montaña, pero no encontró hierbas nuevas. Se hizo tarde y empezaban a azotar frías ráfagas. La agotada madre se sentó sobre una gran piedra para tomar un respiro. Pensó que esa noche no podría volver a casa. Le venció la tristeza y las lágrimas cubrieron sus mejillas para caer luego en una grieta entre las piedras. La gran sorpresa se dio cuando de la grieta surgió una hermosa flor de unos 30 centímetros, con hojas delgadas y pétalos pequeños en forma de sombrillas. La flor rojiza se mecía con la suave brisa y parecía saludar así a la madre.

 

Ella se restregó los ojos porque creía que no estaba viendo bien. ¡Cómo podía haber una flor tan hermosa en esa montaña! Abrió nuevamente los ojos y vio que la flor parecía sonreírle. Se quedó boquiabierta cuando oyó la dulce voz de una doncella: “Querida mamá, lleva esta flor a tu casa y cocínala. La infusión curará la enfermedad de tu hijo”. La madre oyó la voz, pero no vio a nadie. Enseguida comprendió que el hada de las flores había venido a ayudarle. Se puso muy contenta. Al levantar la cabeza, vio muchas flores delante de ella. Recogió varias y corrió a su casa.

 

La noche avanzaba. La madre llegó jadeante a su casa y en la entrada encontró a su hijo muy preocupado. Ella le contó el milagro y coció las flores para que su hijo las tomara esa misma noche. La decocción fue efectiva y unos días después el joven se curó.

 

La noticia se difundió rápidamente entre los aldeanos y los jóvenes que padecían la misma enfermedad le pidieron aquellas flores a la madre de Shi Zhu. Todos se curaron, algunos más rápido que otros. De allí el nombre de “la flor de la madre de Shi Zhu”, aunque más tarde fue abreviado a “la flor de Shi Zhu”, que se mantiene hasta hoy.

 

Esta historia sobre el nombre del clavel chino expresa el ilimitado amor maternal, razón por la cual esta flor es la primera opción a la hora de hacer un regalo por el Día de la Madre.

 

“Hoja de cabra obscena”

 

El epimedium (Epimedium sagittatum) tiene un nombre en chino: yinyanghuo, que se traduce literalmente como “hoja de cabra obscena” u “hoja de cabra en celo”. ¿Habrá algún nombre más cómico que este? Pero hay una razón de ser.

 

Es bien conocido el descubrimiento del café. Claro, existen varias versiones al respecto. La más aceptada es la que hace referencia a un pastor de Etiopía. Se dice que el pastor se dio cuenta del extraño comportamiento de sus cabras después de haber comido los frutos y las hojas de un arbusto. Las cabras saltaban muy excitadas y llenas de energía. Entonces, decidió probar aquellas hojas y, al cabo de un rato, se sintió lleno de vitalidad.

 

El pastor llevó algunos frutos y ramas de ese arbusto a un monasterio. Allí le contó al abad lo de las cabras y de cómo se había sentido después de haber probado las hojas. El abad decidió cocinar las ramas y los frutos, y el resultado fue una bebida muy amarga que él tiró de inmediato al fuego. Contrario a lo que se pudiera pensar, se produjo un delicioso aroma, lo que hizo que el abad pensara en hacer una bebida basada en el fruto tostado, y es así como nació la bebida del café.

 

Esto, de por sí, ya es muy interesante y coincide con la manera casual en que se han descubierto muchas plantas medicinales en China. Hace unos 1500 años, mucho antes del descubrimiento del café, en el oeste de la provincia de Sichuan, la gente se dio cuenta de que las cabras se apareaban varias veces al día y que el acto sexual duraba un largo tiempo después de comer una hierba silvestre, lo que llamó la atención del renombrado herbolario Tao Hongjing (456-536). Este recogió la hierba y comprobó que tenía unas propiedades extraordinarias, y la denominó “hoja de cabra obscena”, que en chino se pronuncia yinyanghuo: yinyang quiere decir “cabra obscena”, mientras que huo es “hoja leguminosa”, pues la hoja de la hierba es parecida a la de las legumbres.

 

La “hoja de cabra obscena” es de sabor picante y dulce, de naturaleza tibia y está relacionada con el hígado y los riñones. Como fortalece estos últimos, es utilizada tradicionalmente para incrementar la fertilidad y mejorar el desempeño sexual en pacientes con disfunción eréctil, impotencia, micción frecuente, debilidad y frío o dolor en las rodillas y en la región lumbar. También es usada para tratar el reumatismo, el entumecimiento de los miembros, entre otros trastornos.

 

 
 
*Qiu Xinnian fue uno de los primeros estudiantes de español enviados por el Gobierno chino a Cuba. Posteriormente trabajó como diplomático en Cuba, Argentina, Perú, entre otros países hispanohablantes.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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