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La artemisa oriental y el aligustre

2021-03-29 13:35:00 Source:China Hoy Author:QIU XINNIAN*
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La artemisa oriental (Herba Artemisae Scopariae) y la artemisa dulce (Herba artemisiae annuae), cuyos nombres en chino son yinchenhao y qinghao, son la misma planta, pero notablemente diferentes en cuanto a su función medicinal. La primera es muy efectiva para combatir la ictericia, la segunda lo es para tratar la malaria.

 

¿A qué se debe esta diferencia? Uno se debe fijar en la diferente temporada de cosecha: la primera se cosecha en primavera, es decir en el tercer mes del calendario lunar, o sea, cuando es un retoño joven; mientras que la segunda se cosecha en verano u otoño, cuando ya está muy madura. Si se la cosecha después de la primavera, ya pierde su cualidad curativa contra la ictericia.

La artemisa oriental y la artemisa dulce son la misma planta, pero tienen diferentes funciones medicinales debido a la diferente temporada de cosecha.

 

 

La importancia de la temporada de cosecha

 

Antes de este conocimiento, la ictericia era una enfermedad incurable. ¿Quién descubrió el remedio? He aquí una interesante historia.

 

En las postrimerías de la dinastía Han del Este, el extraordinario médico Hua Tuo (145-208) era ya muy famoso en todo el país. Muchos pacientes, sobre todo los de enfermedad refractaria, acudían a su consultorio. Un día, un hombre que padecía ictericia le pidió ser tratado. El hombre tenía amarillas la cara, la piel y hasta las pálpebras. Dijo que había consultado con muchos médicos, pero que ninguno había sido efectivo, por lo que su estado empeoraba día a día. Hua Tuo lo examinó minuciosamente y le dijo: “Usted padece de ictericia. Hasta ahora ningún médico puede curarla y yo tampoco”. Al oírlo, el hombre se quedó muy decepcionado y se fue cabizbajo.

 

Medio año más tarde, Hua Tuo se encontró por casualidad con ese hombre y se llevó una gran sorpresa al verlo perfectamente sano, sin ningún vestigio de la ictericia. Le preguntó: “¿Quién le curó de la ictericia? Por favor, dígamelo para ir a pedirle consejo”. El hombre le respondió: “Después de su diagnóstico, no fui con ningún otro médico, pues usted es considerado el mejor doctor del mundo. Yo esperaba la muerte, pero la enfermedad se fue sola”.

 

Hua Tuo no compartió esa opinión. “¡Imposible! Seguro que ha consumido ciertos medicamentos”, le dijo, pero el hombre lo negó. Hua Tuo se quedó lleno de dudas.

 

El hombre también se quedó pensando y recordó algo: “Ah, doctor, en la primavera pasada no tenía nada para comer y consumí hierbas silvestres para matar el hambre”. “Eso es. ¿Durante cuánto tiempo las consumió?”, preguntó Hua Tuo. “Un mes más o menos”, respondió el hombre. “¿Qué hierbas?”, insistió el doctor. “No sé cómo se llaman. Vamos a verlas ahora si puede”, le dijo y lo llevó a la pendiente de una montaña, donde le mostró grandes cantidades de una hierba. “Ah, es la artemisa dulce”, mencionó el doctor. Y recogió muchas de ellas.

 

Hua Tuo probó la hierba en varios pacientes de ictericia, pero todo fue en vano. Volvió a buscar al hombre para preguntarle en qué mes la había consumido. Le dijo que en el tercer mes del calendario lunar. Hua Tuo reflexionó: “Tercer mes, la primavera en auge, retoñan todas las plantas. Posiblemente la artemisa de ese mes tiene la cura para la ictericia”.

 

En el tercer mes del año siguiente, Hua Tuo cosechó la artemisa, la probó en varios enfermos y todos se sanaron. Luego de dicho mes, él recogió la misma hierba y la usó para tratar a unos pacientes, aunque sin éxito. De ahí concluyó que solo los retoños jóvenes de las hojas y tallos de la artemisa en el tercer mes servían para la ictericia. Para diferenciarla de la artemisa de otra temporada, le puso el nombre de “artemisa oriental”.

 

Por aquel entonces, la investigación científica no existía, la naturoterapia se regía por la experiencia de los médicos y los pueblos, y sus efectos se comprobaban luego de ensayos repetidos. La experiencia era el único método fiable para el uso correcto de las plantas medicinales, y los avances en la medicina natural se daban muchas veces por fortuna y casualidad. Por eso, la medicina tradicional china es también muy rica en cultura y filosofía.

 

Una historia de amor

 

El aligustre (Fructus ligustri lucid) tiene sabor dulce y amargo, es de naturaleza fresca y está relacionado con el hígado y los riñones. Su nombre en chino es nüzhenzi.

 

Quien lea el nombre en chino se imaginará una historia de amor, pues nüzhen significa “virginidad y fidelidad femeninas”. Sí, el nombre se originó de una hermosa leyenda.

 

Tiempo atrás, una muchacha huérfana, llamada Zhenzi, se casó con un muchacho también huérfano. Los dos se amaban mucho y vivían muy felices. Sin embargo, tres meses después, el joven fue enrolado forzosamente en el ejército.

 

Durante tres años no hubo ninguna noticia del joven. Zhenzi sollozaba a diario esperando a su esposo. Un día, otro joven que había sido alistado en el ejército regresó a la aldea con una mala noticia para Zhenzi: su esposo se había sacrificado en una batalla. Zhenzi se desmayó. Los vecinos la reanimaron, pero seguía tan triste que ya no quería vivir. No comía ni bebía. Una vecina la consoló diciendo que la noticia quizá era falsa. Eso la animó un poco. Sin embargo, cada día estaba más débil y al cabo de medio año cayó gravemente enferma.

 

Zhenzi le rogó a la vecina: “Hermana, no tengo padres ni hijos, así que hazme un favor. Después de mi muerte, planta un acebo delante de mi tumba. Si él regresa vivo, el árbol de hojas siempre verdes simbolizará mi fidelidad entera”. La vecina cumplió lo prometido y el acebo (Ilex purpurea) creció frondoso.

 

Al cabo de dos años, el esposo de Zhenzi volvió. La vecina le relató lo ocurrido y lo llevó a la tumba de su esposa. El hombre se lanzó sobre el túmulo y lloró tres días y noches. Sus abundantes lágrimas rociaron todas las hojas del árbol. Debido a la excesiva tristeza, tuvo fiebre y vértigo.

 

Quizá como consecuencia de las lágrimas, el árbol floreció y dio frutos. Los vecinos se quedaron muy sorprendidos y creyeron que era la encarnación del espíritu de Zhenzi. El joven se emocionó y dijo: “Voy a comer estos frutos. Nuestros corazones se encontrarán y posiblemente podré ver a mi esposa”. Entonces, empezó a comer los frutos por varios días. Aunque no pudo ver a su mujer, su salud mejoró y se restableció poco a poco.

 

De este modo, la propiedad de esta planta llamó la atención de los médicos. Mediante repetidos ensayos, descubrieron sus demás efectos curativos y le pusieron el nombre de nüzhenzi. Sus funciones fundamentales consisten en tonificar el hígado y los riñones, nutrir el corazón, calmar la mente, eliminar el calor interno y aclarar la vista.

 

 
 
*Qiu Xinnian fue uno de los primeros estudiantes de español enviados por el Gobierno chino a Cuba. Posteriormente trabajó como diplomático en Cuba, Argentina, Perú, entre otros países hispanohablantes.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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