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El ajo: una medicina en tu cocina

Source:China Hoy Author:QIU XINNIAN*
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Un día leí un artículo que decía al comenzar: “Antes de las investigaciones científicas más avanzadas, la medicina natural se regía por la experiencia de los pueblos en cuanto a plantas medicinales y sus efectos por pruebas esencialmente de ensayo. La experiencia era el único método fiable para el correcto uso de las mismas y se avanzó en la materia muchas veces también por fortuna y casualidad”.

 

Hay mucha razón en ello. La humanidad sigue descubriendo las propiedades terapéuticas de las plantas por fortuna, casualidad, un acto equivocado, un acto de buena fe o de mala fe. Lo bueno es que ahora la ciencia avanzada puede confirmar lo descubierto y explicar de dónde provienen tales efectos. Existen muchas plantas por explorar. Como se dice: todo tiene una razón de ser. Todo lo que la gran naturaleza nos ha concedido es útil. La cuestión es que todavía no lo conocemos todo. Lo peor es que muchas veces no prestamos atención a lo que vemos diariamente. Por ejemplo: podemos decir que nuestra farmacia familiar está en nuestra propia cocina, puesto que muchas comidas o especias poseen propiedades curativas increíbles y no siempre las aprovechamos debidamente. Uno de estos ingredientes es el ajo (Allium sativum L.), cuyo nombre en chino es dasuan.

 

Dasuan es como se le dice al ajo en chino.

 

Una historia

 

Recuerdo una historia sobre el ajo que se divulgaba en mi pueblo natal cuando yo era chico. Un aldeano enviudó teniendo un hijo de diez años y se casó con una viuda que también tenía un hijo de igual edad. Era natural que la mujer amase más a su propio hijo que a su hijastro, pero nadie le advirtió la diferencia en su trato frente a los dos chicos.

 

Un año, el aldeano sembró ajos en una parcela y melones en otra. Era necesario vigilar los cultivos que iban a madurar, así que la mujer mandó a su hijo biológico a cuidar los melones y a su hijastro a la parcela de ajos. Los dos salían de casa temprano por la mañana, después del desayuno, y regresaban al atardecer, y a ninguno le preparaba el almuerzo para llevar. ¿Qué harían los dos chicos a la hora del almuerzo? La astuta mujer lo tenía todo pensado.

 

Los dos muchachos eran inteligentes y el hambre les haría más listos. El hijo biológico no tuvo problemas, ya que tenía muchos melones sabrosos a la vista y fáciles de alcanzar, mientras que el hijastro tuvo que devanarse un poco los sesos. ¿Qué comería? ¿Ajo crudo? Sí, es comestible, pero muy picante. ¿Cocinarlo? ¿Pero cómo?

 

Al atardecer, los dos chicos regresaron a casa. Uno contento y brincando, y el otro con las cejas fruncidas y algo triste. La madre comprendió todo y se sintió satisfecha.

 

Al día siguiente, los dos volvieron igualmente contentos, lo que le extrañó a la mujer. El hijastro había llevado sigilosamente una cajita de fósforos, con los que tostaba los ajos para luego comerlos. Le parecieron muy sabrosos y nutritivos.

 

Así, pasaron muchos días hasta la cosecha otoñal. El hijo venía cada vez más débil, pálido y flaco, mientras que el hijastro tenía un rostro cada vez más brillante y rebosante de salud. La madre se quedó preocupada y perpleja.

 

Es una historia simple, pero enseña también que el ajo es bueno, nutritivo y saludable. En cuanto al melón, este es sabroso y atractivo, pero no es saludable si se lo consume excesivamente durante un largo tiempo, lo que ha sido ya comprobado por las investigaciones científicas.

 

El ajo contiene poderosos antioxidantes que ayudan a prevenir el alzhéimer y la demencia.

 

Funciones y advertencias

 

El ajo tiene un sabor picante, es de naturaleza tibia y es relacionado con el bazo, el estómago y los pulmones. Tiene muchos efectos beneficiosos debido a su principal elemento constituyente: la alicina, que se produce unos minutos después de que el ajo es picado, machacado o masticado.

 

El ajo es rico en alicina, que es la mayor responsable de su sabor especial y de todos sus beneficios para la salud humana. Posee un alto valor nutritivo, ya que contiene manganeso, vitamina B6, vitamina C, selenio, calcio, cobre, potasio, fósforo, hierro, vitamina B1, entre otros nutrientes, aunque tiene pocas calorías.

 

Contiene poderosos antioxidantes que ayudan a prevenir el alzhéimer y la demencia. Ahora se sabe que la oxidación causada por los radicales libres promueve el proceso de envejecimiento. La investigación ya ha demostrado que el ajo también reduce el estrés oxidativo en personas hipertensas y disminuye el nivel de colesterol. Todos los efectos conjuntos ayudan a prevenir enfermedades cerebrales comunes, el estrés oxidativo y la cardiopatía, además de retardar el envejecimiento.

 

Según un estudio realizado por la Universidad de Alabama (EE. UU.), el ajo es beneficioso para el corazón debido esencialmente a la alicina, que al convertirse en compuestos de sulfuro produce el mal olor que se queda impregnado en el aliento, lo que fastidia al que lo consume. Sin embargo, son esas sustancias las que reaccionan con los glóbulos rojos de la sangre y producen el sulfito de hidrógeno que relaja los vasos sanguíneos y hace que la sangre fluya con mayor facilidad.

 

El ajo puede combatir el resfriado común, que no es una enfermedad muy grave en los jóvenes, pero sí es bastante molesto y peligroso en los ancianos. El curso del resfriado común dura por lo menos una semana y el ajo puede disminuirlo, como lo ha evidenciado un estudio científico. Es decir, el ajo puede reducir la gravedad del resfriado común.

 

También ayuda a limpiar el cuerpo de metales pesados y otros residuos. Un estudio reveló que el ajo disminuía significativamente los niveles de plomo en la sangre de obreros expuestos a este elemento. Asimismo, puede mejorar el rendimiento físico. Eso ya era conocido en la antigüedad, pues se les administraba a los atletas olímpicos en la antigua Grecia. Un estudio ha corroborado que el suplemento de ajo puede disminuir la fatiga causada por el ejercicio físico y, además, es parasiticida.

 

Recientemente, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos realizó un estudio sobre el ajo y lo puso en el primer lugar entre los alimentos anticancerígenos.

 

Sin embargo, el compuesto más activo del ajo, la alicina, solo se forma luego de unos diez minutos al ser machacado o cortado. Si se lo cocina o traga antes de machacarlo, no actuará como debe, pues perderá la mayor parte de sus beneficios. Por eso, es mejor consumirlo crudo.

 

El ajo es bueno, pero también tiene algunos inconvenientes: por ejemplo, el mal aliento. Además, también hay personas que son alérgicas a este. Si uno tiene un trastorno hemorrágico o está tomando medicamentos anticoagulantes, consulte a su médico antes de aumentar el consumo de ajo.

 

 
 
*Qiu Xinnian fue uno de los primeros estudiantes de español enviados por el Gobierno chino a Cuba. Posteriormente trabajó como diplomático en Cuba, Argentina, Perú, entre otros países hispanohablantes.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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