Las alpargatas chinas tienen más de 3000 años de historia y fueron el calzado más usado hasta la primera mitad del siglo pasado. Originalmente se fabricaban a mano. Para hacerlas cómodas y resistentes hay que tomar en cuenta la calidad de la suela, la cual se elabora con múltiples capas de tela. Esa es la parte más importante de este tipo de calzado, también conocido como “alpargatas de 1000 capas”.
“Suelas de 1000 capas” con las puntadas ordenadas y apretadas. Un par de “alpargatas de 1000 capas” tiene más de 2100 puntadas.
Llenas de nostalgia
En una época en la que el comercio todavía no estaba muy desarrollado, la ropa, los zapatos y los calcetines se fabricaban a mano. Hay una escena que permanece viva en la memoria de los chinos mayores de 50 años: a fin de año, la madre solía sacar los trapos y la ropa vieja guardados en todo ese tiempo, y los utilizaba para hacerles zapatos nuevos a cada miembro de la familia.
En las zonas rurales del país, una mujer era considerada ingeniosa si tenía la capacidad de hacer alpargatas tanto bellas como cómodas. Por lo general, las mujeres solteras no podían elaborar zapatos para otros hombres que no fueran su padre o sus hermanos. Si una lo hacía, significaba que le gustaba aquel hombre. Algo similar ocurría con las parejas de enamorados. Una joven compraba tela secretamente y le hacía un par de alpargatas a su novio como un obsequio amoroso.
Después de diseñar el modelo y cortar el empeine, el paso más importante es coser la suela. Para hacerlo bien, cada vez que se pasa la aguja hay que tirar fuertemente del hilo para que queden apretadas las puntadas. Aunque se le llama “suela de 1000 capas”, no significa que sea así. Esta expresión exagerada describe el grosor y el orden de las capas. La técnica trata de unir dos o tres pedazos de tela con engrudo de harina, pegarlos, secarlos, cortarlos en forma de suela y coserles el dobladillo, y así se fabrica una capa. Hay que acomodar varias de ellas hasta que la suela mida más de un centímetro de grosor. Después de coser el borde con más de 1000 puntadas, se tendrá lista la suela.
Las “alpargatas de 1000 capas” son muy ligeras, suaves y cómodas. Tienen buena ventilación y pueden absorber el sudor. Si uno las usa por largo tiempo, puede evitar el mal olor de los pies. Son especialmente convenientes para los niños y ancianos. Estas alpargatas cómodas y de un estilo típicamente chino se están volviendo cada vez más populares entre algunos jóvenes.
En la segunda mitad del siglo XIX, el sombrero Majuyuan, los zapatos Neiliansheng, la ropa de ocho tiendas cuyos nombres llevaban el carácter “祥” y los cheques emitidos por cuatro bancos antiguos cuyos nombres incluían el carácter “恒”, eran cuatro artículos imprescindibles para que una persona fuera considera exitosa en Beijing. Es notable la fama alcanzada por la marca de calzado Neiliansheng.
Fundada en 1853, su talentoso creador, Zhao Ting, aprendió a fabricar zapatos en un taller de Beijing, donde en poco tiempo dominó la técnica. Después de alcanzar una buena experiencia administrativa y tener clientes propios, Zhao decidió crear su propia marca. Hizo un análisis del sector del calzado en Beijing y llegó a la conclusión de que faltaban tiendas especializadas en la fabricación de botas para cortesanos, por lo que abrió una para la familia imperial y los funcionarios.
El nombre “Neiliansheng” encierra un significado: nei se refiere a la corte, mientras que liansheng implicaba la idea de que si un cliente usaba dichas botas podía ser promovido tres niveles en el cargo de funcionario. Las botas cortesanas Neiliansheng, que exigían un buen proceso de elaboración, eran fabricadas con satén negro, un material fácil de limpiar y resistente al restregamiento. Sus suelas tenían 32 capas y aunque eran gruesas no pesaban mucho. Dichos zapatos resultaban muy cómodos, ligeros y no hacían ruido al caminar. Lo más importante era que cada par de botas se fabricara según las medidas de los pies del cliente como garantía de comodidad. Esto hizo que las botas Neiliansheng se expandieran rápidamente en el mercado. Los miembros de la familia imperial comenzaron a ser clientes fijos, e incluso el emperador Xuantong (o Puyi), el último emperador de China, subió al trono con zapatos de la marca Neiliansheng.
Fabricación de las “alpargatas de 1000 capas” en la zapatería Neiliansheng.
Además de su calidad, tienen otra particularidad. Zhao Ting, su creador, era tan aplicado con su negocio que cada vez que tenía un nuevo cliente, registraba sus medidas, su modelo y la forma de sus pies. De esta manera nació un libro secreto con los datos de todos sus clientes. Cuando uno de ellos quería comprar zapatos, bastaba con que informara a los de Neiliansheng, quienes los fabricaban y enviaban en poco tiempo. Esta tradición se ha mantenido hasta hoy día. Si un cliente tiene una necesidad especial, en Neiliansheng le miden los pies, registran sus medidas y le hacen zapatos personalizados. Usarlos no es solo una ostentación, sino también un disfrute por su comodidad y elegancia.
Tras la caída de la dinastía Qing, las botas cortesanas salieron del mercado. Neiliansheng se vio obligada a transformar su negocio y las alpargatas hechas a mano se volvieron sus productos más importantes. Sin embargo, aún mantenía su tradición de hacer zapatos solo para hombres. Cuando se fundó la República Popular China, en 1949, empezó a fabricar calzado para mujeres y niños. El desarrollo de la sociedad china ha traído consigo grandes cambios en la vestimenta de la gente, y los trajes occidentales, los zapatos de cuero y el calzado deportivo se han vuelto populares. Por el contrario, las alpargatas hechas a mano se usan cada día menos. No obstante, Neiliansheng insiste en producirlas con altos estándares de calidad. No solo mantiene los pasos tradicionales de fabricación, sino que ha establecido también normas artesanales y ecológicas. En 2008, la técnica de fabricación de las “alpargatas de 1000 capas” fue incluida en la lista del patrimonio cultural inmaterial de China.
Aunque parezca fácil, la fabricación artesanal de alpargatas implica procedimientos muy complicados, largos y exigentes. Para elaborar un par de alpargatas Neiliansheng se requieren en total 90 procedimientos. Si el trabajo recae solo en un artesano, este tardará en hacerlas una semana aproximadamente.
Los primeros procedimientos tienen que ver con la fabricación de la suela. Hay que juntar pedazos de tela de algodón hasta que tengan unos 1,5 milímetros de grosor, y después hay que secarlas hasta que se hagan una lámina. Los materiales para hacer láminas son por lo general trapos usados, pero Neiliansheng elige telas de algodón nuevas y usa harina para hacer un engrudo más pegajoso. Luego hay que cortar la lámina en pedazos, los cuales servirán más tarde de suela, y coserles el borde. Después se juntan ocho o nueve láminas y se cose el dobladillo con cuerda de cáñamo. Al terminar este procedimiento, queda fijada la forma de la suela.
Luego para fortalecer la suela son imprescindibles una aguja fina y una cuerda gruesa de cáñamo especial. Cada vez que la aguja pasa por la suela hay que tirar fuertemente para que quede firme y resistente. Las suelas de Neiliansheng tienen puntadas ordenadas. Cada 3,3 centímetros debe haber nueve puntadas y por lo tanto, un par de alpargatas con puntadas en forma de “一” tienen por lo menos 2100 puntadas, y las que tienen puntadas en forma del carácter “人” o de cruz, tienen más de 4200. Las suelas deben ser sumergidas en agua caliente antes de ser martilladas y aplanadas. Así están finalmente listas.
Local de la zapatería Neiliansheng en 1978.
Ese procedimiento de fortalecer la suela solo se puede realizar a mano, porque la máquina no puede coser con la aguja fina y la cuerda gruesa. Además, si alguna parte de la cuerda de la suela hecha a máquina se rompe, todo el hilo se dislocará. Mientras que las puntadas hechas a mano no se saldrán de su lugar, ni aunque se mojen. Y si alguna parte sufre un mayor desgaste y se rompe, no afectará al resto.
Luego de terminar la suela, se empieza a hacer el empeine. La mayoría de los empeines se hacen en Neiliansheng con algodón o paño. Sin embargo, para atraer la atención de los jóvenes, se usa también lona o seda y ya no solo se fabrican zapatos de un solo color, el negro, y hasta se les añaden dibujos o bordados. Neiliansheng ha establecido también lazos de cooperación con otras marcas para diseñar modelos con elementos que están de moda.
Existen otros tipos de zapatos que tienen la suela y el empeine enlazados. Para hacerlos hay que tomar en cuenta las medidas de la suela y del empeine, y las junturas deben ser tupidas. Se exige que la distancia entre cada dos puntadas sea moderada y que los hilos estén necesariamente rectos. Esos zapatos deben ser modelados con hormas para que queden bellos y ajustados a los pies.
Cada procedimiento puede afectar la calidad, el tamaño y la comodidad de las alpargatas. Un zapatero no podrá dominar esta técnica en poco tiempo. Hoy día, He Kaiying, zapatero maestro de la cuarta generación de Neiliansheng y heredero representativo del patrimonio cultural inmaterial de China, enseña a hacer “alpargatas de 1000 capas”. Según el presidente de la firma Neiliansheng: “No se trata de ampliar el negocio, sino de preservar las técnicas de artesanía de nuestros antepasados”.