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Uniendo corazones a través de la música

2022-04-26 13:25:00 Source:China Hoy Author:MAGDALENA ROJAS
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Héctor Palacios (de pie a la izq.) durante la grabación de la canción Carmentea.

Héctor Palacios es un hombre alegre y cálido, un espíritu que transmite en sus melodías donde busca integrar América Latina y China a través de una singular apuesta musical. Para Palacios, China se ha convertido en su segundo hogar. Su extenso periplo en el país, de casi 27 años, lo ha llevado por diferentes ciudades, incluidas Beijing, Shanghai, Hangzhou, Xiamen, Sanya, además de Taiwan.

Alma de músico

Hoy en día es representante de una empresa colombiana en China, pero su verdadera pasión se encuentra en la música. Al igual que su llegada fortuita en 1994, la cual no estaba en sus planes al inicio, se podría decir que esta incursión fue parte del destino o, como diría Palacios, “un mandato divino, un trabajo para el cual me escogió Dios y en el cual me está ayudando”. En su tierra natal, había estudiado inglés y francés, mientras que su posgrado en Beijing, el cual realizó en la Universidad de Educación Física, fue en Entrenamiento Deportivo.

“Siempre fui deportista, pero jamás un artista o cantante”, señala. “Esto comenzó hace tres años, ya de viejo, cuando tenía 52. Dios me regaló o me pasó la primera canción a través de un sueño muy fuerte y claro que me perseguía y del cual siempre me acordaba”. Tres meses más tarde, ese sueño se materializó en su primera canción de la mano de Ángel Soto, acordeonista y arreglista musical, con quien formó el dúo Chinastía Vallenata.

Desde entonces, Palacios ha compuesto y grabado diversas canciones donde se mezclan ritmos latinos, como vallenato, salsa, cumbia, bachata, rancheras y música andina, con letras cantadas en mandarín. “Uno de nuestros objetivos principales es integrar países y culturas a través de la música”, dice Héctor Palacios a propósito de esta singular fusión. Incluso, en su más reciente obra, titulada Carmentea, se incluyen dos instrumentos tradicionales chinos: el guzheng –una cítara china que suele tener 21, 25 o 26 cuerdas con una gran caja de resonancia– y el erhu –un violín chino de dos cuerdas–, lo que ha sentado un hito musical sin precedentes. Pero no todos estaban confiados en esta apuesta al principio. “Las instrumentistas me dijeron que era imposible tocar música latina, y en especial vallenato, con instrumentos chinos”, recuerda Palacios. “Fue bastante difícil convencerlas de que creyeran en nuestra idea, pero después de varias conversaciones aceptaron el reto”.

Carmentea ha tenido una amplia acogida, tanto entre el público chino como latino, igual a la que tuvo la canción Una voz de aliento en la distancia, la cual fue compuesta por Héctor Palacios junto con la agrupación colombiana Raíces Andinas en uno de los momentos más álgidos de la pandemia de COVID-19. El tema, que entre sus líneas reza: “Desde un lugar lejano, este hermano les quiere decir que sigan luchando contra la epidemia. Como dice el viejo adagio es momento de unir las energías y los corazones”, fue la manera en que Palacios intentó mandar un mensaje de apoyo y solidaridad al pueblo chino. Además, fue entrevistado por varios medios de comunicación chinos como Xinhua, CGTN, Xiamen TV y China Radio International, además de otros tantos colombianos como Noticias RCN, Radio HSB, Diario del Sur, Radio San José y la Emisora Cultural de Pereira.

Héctor Palacios y su familia disfrutan de una tarde de playa en Sanya. Fotos cortesía del entrevistado

Un camino propio

Pese a los éxitos, las dificultades no han estado ausentes. “Es un proyecto o camino bastante difícil, el cual va a necesitar de mucho trabajo, fe y perseverancia”, reconoce. “Estamos tocando muchas puertas y sabemos que tendremos que tocar muchas más”. Palacios, quien proviene del departamento de Nariño –ubicado en el suroeste de Colombia, justo en el límite con Ecuador– explica que al ser pioneros en este ámbito, a veces cuesta abrirse paso. Muchos amigos, e incluso familiares, dudaron de que el proyecto fuera viable, pero el tiempo le ha dado la razón a este músico entusiasta que se mueve al son de la vida y sus melodías. “Ahora mismo hay muchos artistas y gente llamándome y contactándome para que hagamos canciones o proyectos juntos”.

Héctor Palacios reside actualmente en Sanya, en la isla de Hainan, junto con su esposa e hijo. Llevan casi un año viviendo en la idílica ciudad, famosa por sus playas, arrecifes de coral, deportes acuáticos y hoteles de lujo. El próximo mes, no obstante, regresan todos a Xiamen. Para el colombiano, su familia china ha sido una fuente de apoyo constante. En efecto, la canción Te entrego mi corazón se la dedica precisamente a su esposa, quien también ha participado en algunos de sus videos musicales. Transmitir la herencia cultural latina a su familia a través de la música no solo es importante, sino también profundamente conmovedor y gratificante. “No te imaginas las sorpresas, las risas y los momentos de alegría que me da mi hijo cuando lo veo bailando o cantando música latina”, expresa. “Yo no le he enseñado nada, pero él me ve ensayando mis canciones, y se pone a bailar y a cantar conmigo”.

Palacios se sirve principalmente de las redes sociales para difundir su música. Tiene un canal en YouTube y cuentas en Facebook e Instagram, al igual que un canal de WeChat para China. Su objetivo no es lanzar éxitos comerciales, sino que las canciones sirvan como un puente de diálogo entre China y América Latina para difundir la cultura y la hermandad. “No hacemos música comercial o con fines comerciales. La hacemos con fines culturales, con fines de amistad, con fines de unión”, enfatiza. Por lo mismo, tampoco cuentan con representante ni pagan por anuncios publicitarios, pero apelan a que representantes gubernamentales y entidades culturales los citen para tocar en festivales, eventos y otras celebraciones de esta índole.

Cada dos años, Palacios regresa a Colombia de vacaciones. Extraña muchas cosas. “Hacer un asadito en mi casa y tomarme un trago con mi familia y amigos, jugar chaza por las tardes en la cancha del pueblo, desayunar café con empanadas de doña Ismeria o los tamales de la Charo”, son tan solo algunas de ellas. Pero de igual forma, se siente agradecido de la vida que China le ha dado. “Mi admiración y respeto por este país que me ha acogido como su hijo, me ha brindado una familia y ahora es mi segunda casa”, señala con emoción.

China ha experimentado grandes transformaciones desde que Palacios llegó por primera vez en 1994. El crecimiento del país no tiene precedentes en la historia y se han visto mejoras sustanciales en el nivel de vida de la población. “Lo que más admiro de China, de sus dirigentes y de su gente en general es su dedicación y esfuerzo por su trabajo y sus ganas de superación”.

Él mismo ha llegado muy lejos. Provenir de una familia “humilde”, como menciona, no ha sido obstáculo para agachar los hombros. Por el contrario, el colombiano es una persona que se ha abierto un camino gracias a su perseverancia. Sus proyectos son grandes. “Para los próximos proyectos queremos incluir más instrumentos chinos –ojalá sea una orquesta completa– y también queremos invitar a una vocalista femenina china que cante junto con nosotros los coros y algunas partes de nuestras canciones”. Pero sus sueños no se detienen ahí. “Chinastía Vallenata se convertirá en una agrupación insignia y representante de la música latina en China, Asia y el mundo entero”. 

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Editor: Wu Wen Da-->

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