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De una sola maleta a una empresa propia

Source:China Hoy Author:MAGDALENA ROJAS
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Su llegada a China no estuvo exenta de cuestionamientos y dudas, tanto por parte de cercanos como de algunos amigos. Pero, tal como hubo gente que cuestionó sus motivos, e incluso sus aptitudes frente al nuevo desafío que estaba por emprender, también hubo otros que la alentaron. “Andrea, váyase. Conozca, aprenda y cuando regrese, se va a dar cuenta de lo que ha cambiado”, le dijo una excompañera por aquel entonces. Sin embargo, ya han pasado 10 años y Andrea Mena, nativa de Costa Rica, aún no ha regresado.

 

Andrea Mena fue la única mujer en graduarse de la maestría en Derecho Chino en 2014.

 

Cambiando el trópico por las aulas

 

Andrea Mena cultivó un interés por China desde pequeña, el cual se vio afianzado en su época universitaria, cuando comenzó a informarse más acerca de las transformaciones que estaba atravesando el país. “Leía las noticias y me preguntaba cómo un país que había sido tan pobre, estaba creciendo a casi un 10 % anual en ese entonces. Yo no soy economista, pero me parecía una locura ver esos números y los miles de millones que generaba el país, así como la cantidad de gente que había salido de la pobreza extrema”, señala.

 

Mena creía que esta era una ventana de oportunidades que no podía dejar pasar, por lo que su curiosidad inicial se convirtió en el impulso necesario para la acción. Empezó a estudiar chino y, poco tiempo después, se ganó una beca de estudios para venir a China por un año. Aquello, según cuenta, fue “uno de los momentos más satisfactorios de su vida” y un “sueño hecho realidad”.

 

En Costa Rica tenía su vida ya armada. Se había graduado de abogada y había estado trabajando en el Tribunal Constitucional los últimos cuatro años antes de su partida. Al pisar Beijing, lo hizo con una “maleta medio vacía” y sin mucha idea de lo que le deparaba el destino. No todo fue color de rosas, pero sí una gran experiencia que la hizo crecer de manera personal y profesional. “Tuve épocas de mucha escasez. No me da vergüenza contar esas anécdotas. Siento que me hicieron valorar todavía más la vida y poner mis prioridades en orden”.

 

Tras dos años de estudio de mandarín, Andrea Mena pasó a integrarse a la Universidad Renmin como alumna de maestría en Derecho Chino. “Tenía miedo de fallar en clases porque Renmin es una universidad muy prestigiosa”. Además, en ese momento la Facultad de Derecho de Renmin estaba en el primer lugar en el ranking de universidades chinas. “Fue como tirarse por primera vez al agua. Era ahora o nunca, como cuando decidí venir a estudiar chino”, rememora Mena a propósito de dicha experiencia.

 

Una vez más, se probó a sí misma que podía, que era capaz.

 

Asesoría y servicios legales a Latinoamérica

 

En la actualidad, Andrea Mena tiene su propia empresa para la prestación de asesoría y servicios legales para pymes de América Latina. Su trabajo es vital para aquellas personas que desean expandir sus horizontes comerciales en China, pero que no cuentan con el respaldo necesario. “Nuestra meta es segura y clara: queremos ser un puente entre las dos regiones, para que los empresarios se sientan más seguros de que sus negocios acá están bien cuidados”.

 

En esa línea, a través de Lafa Law Legal Services, fundada en 2016, Mena y su equipo registran marcas, acompañan a empresarios en ferias o exhibiciones, buscan proveedores, revisan contratos, hacen reportes de empresas e, incluso, traducciones. Al no tener nacionalidad china, no puede tener una firma de abogados como tal, pero cuenta con abogados especializados en diferentes áreas que los apoyan cada vez que es necesario.

 

Hoy por hoy, Lafa Law tiene clientes en prácticamente toda América Latina, e incluso ha podido cooperar con empresas en los Países Bajos, Singapur, Noruega y Estados Unidos. Mena señala que todo lo hacen “con sentido de responsabilidad y amor por el trabajo”.

 

“Nos impulsa que, gracias a nuestro trabajo, el empresario latinoamericano puede dormir más tranquilo porque su marca está protegida o porque el proveedor que encontró es fiable, ya que lo respalda un contrato que fue negociado para que ambas partes estén protegidas”, agrega.

 

Andrea Mena visita el Estadio Olímpico de Beijing, sede de las Olimpiadas de 2008.
Fotos cortesía de la entrevistada

 

 

Una familia lejos de casa

 

Durante los 10 años que han transcurrido desde que llegó a Beijing, Andrea Mena cree que la paciencia y la capacidad de adaptación han sido claves. “A veces uno se frustra porque las cosas no se dan a la velocidad que uno quiere, porque los negocios no salen, o porque uno quisiera crecer más rápido de lo que lo está haciendo”, explica. Pero al final, todo queda en manos del tiempo. “Solo hay que mantener la disciplina y la constancia para tener resultados”.

 

Por otro lado, tiene la suerte de haber encontrado una verdadera familia lejos de la suya. No están unidos por un vínculo sanguíneo, pero sí por las alegrías, penas y aprendizajes que todos comparten. Además, al provenir de países distintos, Mena siente que también es una oportunidad para aprender más de cada cultura y, a la vez, reforzar la propia identidad. “Unos días estás bien y otros puede que no, pero hay personas que pasan a ser parte de ese viaje y generalmente nos unimos como una [gran] familia de diferentes orígenes”.

 

La diversidad y los contrastes son características que Andrea Mena también observa aquí, pero que a la vez están imbuidas con un gran sentido de tradición. “China es un crisol de culturas, cocinas, creencias y paisajes. Es un país vasto que celebra su identidad. Son muy patrióticos y por su legado confuciano el sentido de comunidad y bien común es muy fuerte”.

 

“Con los pies en la tierra y las metas en el cielo”

 

Andrea Mena ha sabido aunar sueños con trabajo, impulso con determinación, y a lo largo de todo ese andar, la perseverancia ha sido una de sus mayores aliadas. “Nosotros comenzamos con cero. Nadie nos apoyó con dinero, fueron los ahorros que teníamos y con eso comenzamos. Ver crecer a la empresa me enorgullece, ya que lo que tenemos lo hemos hecho a punta de esfuerzo, sacrificio y dedicación”.

 

Las ganas de salir adelante es otra de aquellas virtudes que ve en el pueblo chino. “La historia del pueblo chino no ha sido fácil. Han pasado por hambrunas, pobreza y necesidades, pero sus iniciativas tienen resultados”. En ese sentido, destaca las obras de infraestructura y planes quinquenales como parte fundamental de la estrategia de desarrollo, así como las diversas iniciativas para levantar a la gente de la pobreza.

 

En tiempos recientes, el mundo se ha visto seriamente golpeado por los embates de la pandemia de COVID-19. Pero China, según cree, ha podido sortear gran parte de los desafíos gracias a la disciplina de la gente. “La mayoría de los chinos que conozco son muy disciplinados en todos los aspectos de su vida, lo cual es una característica que como latinoamericanos debemos desarrollar más”, admite.

 

Y si bien extraña su tierra natal, especialmente a su familia y amigos, por ahora sus planes siguen acá. Como dice el popular refrán, “el cielo es el límite”.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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