Los días y las noches de Beijing palpitan con los colores de Perú. Juan Francisco, María Esther y Juan Carlos Chía, como buenos seguidores de sus raíces chinas, salieron de su tierra y se han dedicado a la restauración. “La verdad es que a China en Perú siempre la tenemos presente porque tiene la comunidad extranjera más grande”, dice a China Hoy, en medio del ambiente singular del restaurante Pachapapi, Juan Carlos, el menor de los tres hermanos e ingeniero eléctrico de profesión.
La pasión de una madre por la cultura del dragón asiático condujo a sus vástagos hasta China. María Esther llegó en 2007 y arrastró a sus hermanos, que la consideran “el alma” del restaurante. Los tres estudiaron en el Colegio Peruano Chino Juan XXIII, se graduaron de la Universidad Católica del Perú y tienen un máster en administración de negocios (MBA) de la reconocida Universidad Tsinghua en China.
Juan Francisco extraña pocas cosas de su tierra. En China ha nacido su único hijo y su personalidad brillante conecta instantáneamente con los que le conocen. Le apasiona viajar y descubrir nuevos horizontes. Este biólogo de profesión sabe explicar con atractiva naturalidad las muchas virtudes de la comida y los cocteles peruanos. “Lo que más extrañaba de Perú era la comida y la hacemos aquí”, confiesa entre risas. En los ocho años que lleva viviendo en China su sitio favorito es la Gran Muralla, que ha visitado un promedio de 15 veces. “Una de las cosas buenas que me ha pasado en China fue ser aceptado por Tsinghua, la otra es poder trabajar con mis hermanos y la tercera es el nacimiento de mi hijo, que tiene cinco años y medio”.
María Esther habla con suavidad en yuxtaposición con el ambiente y el ritmo de su restaurante. Como periodista de profesión, conversa con elocuencia y soltura. Llegó a China para estudiar por un año, pero acá descubrió que tenía que aprender chino. Poco a poco la historia y la cultura del país la fueron apasionando y actualmente es la que mejor habla chino de los tres. “China es un país del que se pueden obtener cosas muy buenas siempre y cuando uno tenga los objetivos muy claros. Yo sabía que quería aprender chino, que quería hacer una maestría y trabajar en China”.
De izq. a der.: Juan Carlos, María Esther y Juan Francisco Chía, tres hermanos emprendedores, dueños del único restaurante peruano en Beijing.
La fuerza de las raíces
María Esther conoce cómo funciona China porque además de empresaria ha sido periodista. “Creo que la razón por la que vine es porque quería realmente conocer este país, mi vida no hubiera estado completa si no hubiese venido acá. Me parece que soy de las pocas personas que investigó mucho sobre China antes de venir, sobre su filosofía, religión, costumbres. Vine enamorada de la China de hace 40 años, de personas trabajadoras que no tenían tanto dinero, pero eran muy amables”.
Mantiene viva la fascinación por la ciudad de Lijiang, en la provincia de Yunnan, y Xinjiang. “Me sorprendió mucho, la gente pensaba que yo era de Xinjiang”, recuerda. Ella valora altamente el papel de los traductores a fin de que se conozca mejor a un país, y destaca al sinólogo peruano Guillermo Dañino. “Por traductores como él la gente se enamora de China, porque la gente no está escribiendo de la China actual. La China contemporánea sigue siendo un poco desconocida”.
Los tres hermanos Chía se despiertan y empiezan cada jornada con la misma pasión de la primera vez, porque esfuerzo es una palabra esencial para los emprendedores. “Cuando la gente nos recuerda que tenemos sangre china, pienso que es efectivamente esa mezcla con las raíces andinas emprendedoras lo que nos empuja a ser perseverantes y trabajar sin rendirnos. Los emprendedores tienen que ser guerreros y en China he llegado a la conclusión de que para sobrevivir, y debido a que son tantos, los chinos siempre están luchando, hasta para aprender el idioma”, dice María Esther. Ella mencionó que sus padres son también personas luchadoras “y eso también nos ha ayudado a nosotros para sobrevivir en este país”.
En China completan un ciclo vital que demuestra la fuerza de las raíces. Los recuerdos del bisabuelo que se fue de China, que alguna vez trató de regresar pero que debido al llanto de uno de sus pequeños hijos decidió quedarse en Ica (Perú), a pesar de que tenía las maletas hechas, completan una etapa familiar que los une aún más. “Vine por una China distinta, encontré otra, pero en el proceso aprendí mucho y eso me ha servido como persona, como profesional y es lo que más valoro”. A veces María Esther echa de menos la comida china y otras no. Entre sus platos favoritos está el mapo doufu, un plato típico de la provincia de Sichuan.
El formidable equipo de trabajo del restaurante Pachapapi ayuda a los consumidores a conocer mejor Perú. Fotos cortesía de los entrevistados
Fuerza renovadora
Pachapapi fue elegido el mejor restaurante nuevo de Beijing el pasado 5 de diciembre, durante la premiación de “That’s Beijing 2018 Food & Drink Awards”. Concedido por la revista local That’s Beijing, especializada en alimentos, bebidas y entretenimiento, el lauro reconoce el talento de los Chía, que anteriormente fundaron Pachakutiq.
Pachapapi nace de la fusión de la palabra quechua pacha (tierra) y papi (término cariñoso de papá). Ceviche, lomo saltado, causa limeña y otros muchos platos típicos peruanos conectan con los comensales, junto con otros que nacieron de la cocina peruano-china como el arroz chaufa, el tallarín saltado y el wantán. El pisco reina entre las bebidas, junto con la algarrobina, el chilcano y el sabroso café peruano que se abre paso con fuerza en China.
Importantes figuras del mundo de la restauración en su natal Perú prestigian el estilo de Pachapapi. En diciembre pasado estuvieron en China Jorge Chung Wong, reconocido empresario dueño de varios de los bares más populares de Lima, y Alexander Holender, el mejor barman peruano actualmente. El reconocido chef Palmiro Ocampo Grey, fundador del restaurante 1087 en Lima y con una amplia experiencia internacional en países como Dinamarca, España, Chile, México y Argentina, llegará el próximo mes de junio.
Además de los 20 trabajadores chinos, el chef peruano Fabio Pierre Sarmiento da el toque de autenticidad a cada plato que cruza humeante el umbral y llega hasta la mesa de los comensales. Pachapapi es una celebración de la diversidad cultural peruana en el distrito de Chaoyang de la capital china. Un sueño hecho realidad por tres hermanos que con fuerza renovadora abren caminos a las nuevas generaciones de emprendedores hispanohablantes en China.