Source:China Hoy
Author:JORGE RAMÍREZ CALZADILLA*
La memoria colectiva de los aficionados al deporte tiende, de manera casi invariable, a idealizar a las estrellas del pasado y el presente, a convertirlas en seres casi mitológicos desligados de la mundana realidad. Tomando nota del relato popular pueden llenarse varios tomos de leyendas que flirtean con lo inverosímil y emulan los episodios de Los doce trabajos de Heracles, biografías desmedidamente laudatorias en las que se entremezclan elementos de lo real y lo maravilloso.
A aquellos que consideran que estos astros del mundo deportivo del ayer, el hoy y el mañana viven en universos paralelos y, consecuentemente, miran con indiferencia los problemas terrenales, los que afligen a sus semejantes, sirva entonces como recordatorio de sus virtudes humanas más valiosas las muestras de solidaridad que en los últimos meses han prodigado decenas de individuos y organismos deportivos a raíz del brote epidémico por el nuevo coronavirus que ha azotado principalmente a China.
“¡Fuerza, Wuhan!” (武汉加油!) es el mensaje impreso en la camiseta del Beijing Guoan. De este modo, el club de fútbol expresa su apoyo a la ciudad más afectada por la epidemia.
El espacio en esta columna deportiva de China Hoy no alcanza para enumerar las muestras de apoyo que han venido sucediéndose desde mediados de enero, cuando el nuevo coronavirus comenzó a propagarse por el territorio chino, con Wuhan como epicentro, y –en menor medida– a afectar a otras naciones, cobrándose a su paso cientos de vidas e infectando a decenas de miles; un encomiable respaldo con el que atletas, tanto activos como retirados, han dejado claro a las familias afectadas y los bien llamados “héroes de bata blanca” (doctores, enfermeros, personal de la salud y voluntarios) que, sin importar la distancia, todos juegan en un mismo equipo.
No se trata, sin embargo, de una novedad, sino de una reafirmación de entereza, pues ya los deportistas chinos han sido protagonistas de similares contribuciones tras el impacto de desastres naturales, caso del terremoto de Sichuan, en mayo de 2008, o de crisis sanitarias precedentes, como la neumonía atípica conocida por sus siglas en inglés SARS (síndrome respiratorio agudo grave), que causó estragos en el territorio nacional entre noviembre de 2002 y julio de 2003.
Tampoco llama la atención que la hija ilustre de la ciudad capital de la provincia de Hubei, Li Na, se contara entre las primeras en solidarizarse con sus coterráneos. La extenista oriunda de Wuhan donó 3 millones de yuanes (el equivalente a unos 428.410 dólares) a la cruzada para controlar y erradicar la epidemia. Con su donación a través de una fundación en Beijing, la primera jugadora asiática campeona en Grand Slams (Roland Garros 2011 y Abierto de Australia 2014) y miembro del Salón Internacional de la Fama del Tenis se reafirmó como una de las más desprendidas en el gremio deportivo entre sus connacionales.
No fue Li Na la única prestigiosa deportista de Wuhan que rubricó una contribución significativa. Zheng Qinwen, otra tenista de Hubei, entregó todo el dinero que ganó en las rondas de clasificación del Abierto de Wuhan del año pasado, unos 10.000 yuanes (1430 dólares).
El boxeador Xu “Monster” Can igualmente puso su granito de arena, una suerte de gancho de esperanza al mentón de esta difícil coyuntura, con una asistencia financiera por valor de 200.000 yuanes (28.550 dólares). El campeón mundial peso pluma avalado por la AMB (Asociación Mundial) confesó que, aunque sus recursos son limitados, no podía hacer menos para auxiliar en medio de esta calamidad a los habitantes de la ciudad que vio nacer a su madre y en la que él se crio.
El rostro más reconocido del balompié femenino, Wang Shuang, otrora centrocampista del todopoderoso Paris Saint Germain y Futbolista Asiática del Año 2018, abonó 600.000 yuanes (85.640 dólares) a esta causa. Internacional con las Rosas de Acero en 104 ocasiones desde 2013, Wang se encontraba en su localidad natal celebrando junto a su familia el Año Nuevo Lunar, cuando las autoridades decidieron suspender el flujo de personas como medida preventiva urgente para reducir la transmisión de la enfermedad respiratoria.
El portero del Shanghai Shenhua, Zeng Cheng, costeó un donativo de 10.000 mascarillas N95 y dos respiradores que beneficiaron directamente al hospital Hankou (Wuhan).
El mediocampista del Shandong Luneng –ex del Schalke 04 alemán– Hao Junmin, nombrado recientemente uno de los tres capitanes de la selección nacional por el nuevo técnico, Li Tie, donó 500.000 yuanes (71.360 dólares) a una fundación caritativa de la urbe en la que creció.
Y precisamente el entrenador Li Tie, que no es originario de Wuhan pero atesora estrechos vínculos con la ciudad, aportó 1 millón de yuanes (142.720 dólares). Li fue timonel del once local de primera división Wuhan Zall (2018-2019) antes de su ascenso al banquillo del seleccionado absoluto a inicios de enero.
Li Na.
Xu Jiayu.
Wang Shuang.
Por el KO definitivo
La respuesta de estos astros del universo del músculo ha desbordado los límites de Hubei, incluso de la parte continental del país, con la sumatoria de nombres de otras naciones y regiones.
La actual raqueta número 1 del gigante asiático y escalafón 27 de la WTA, Wang Qiang (Tianjin), dejó su impronta comprometiéndose a entregar 1000 yuanes (145 dólares) por cada triunfo conseguido a lo largo de seis semanas en cuanto torneo se involucrase.
Por su parte, el medallista de plata olímpico y bicampeón mundial en los 100 metros estilo espalda, Xu Jiayu (Wenzhou, Zhejiang), donó 70.000 yuanes (10.000 dólares), un porcentaje del premio en metálico que se embolsó en la Serie de Campeones de la Fina, a centros hospitalarios que luchan contra el nuevo coronavirus.
Otro nadador, el más laureado de la historia en citas olímpicas y mundiales, Sun Yang, se robó titulares en su natal Hangzhou después de aparcar su coche en una intersección del tráfico para entregar comida a los agentes policiales en agradecimiento por su trabajo. Y el especialista en 110 metros con vallas Xie Wenjun (Shanghai) envió 1500 mascarillas a Wuhan desde su base de entrenamiento en Estados Unidos.
Con similares gestos se sumaron a esta mancomunada campaña solidaria: el excapitán de la selección nacional de fútbol Zheng Zhi (Shenyang, Liaoning), las estrellas del billar Ding Junhui (Yixing, Jiangsu) y Liang Wenbo (Zhaodong, Heilongjiang), y el jugador de baloncesto de los Beijing Ducks, campeón de la última campaña de la NBA con los Toronto Raptors, Jeremy Lin (estadounidense, hijo de padres taiwaneses).
Este creciente listado que engrosan otros muchos atletas chinos que han preferido cooperar desde el anonimato, se amplía con figuras y entidades deportivas foráneas que, ya sea material o moralmente, han enviado mensajes de ánimo a Wuhan y toda China.
La cancelación de importantes eventos deportivos en Wuhan (la flamante sede a finales de octubre de 2019 de los séptimos Juegos Militares Mundiales) y en otras ciudades chinas, o la posposición sin fecha concreta de citas de alto relieve como el Campeonato Mundial de Atletismo en Pista Cubierta (pactado para el 13-15 de marzo en Nanjing) o el Gran Premio de China de Fórmula Uno (19 de abril, Shanghai) es, sin duda, una mala noticia.
Pero al final del túnel, la comunidad deportiva internacional, como parte de la sociedad, habrá salido más fortalecida que nunca, habiendo demostrado que en tiempos de adversidad como el actual no existen banderas ni rivalidades ni credos políticos o religiosos que disgreguen a sus miembros.
*Jorge Ramírez Calzadilla es un periodista cubano que reside en Beijing. Ha colaborado con publicaciones y medios audiovisuales nacionales y extranjeros por más de una década.
Compartir con:
Editor: Wu Wen Da-->