Una auténtica proeza y un guiño a mayores éxitos en futuros Juegos Olímpicos de Verano. Ese fue el mensaje que en el año 2000 dejó la actuación de China en los Juegos Olímpicos de Sídney. Por primera vez en una cita estival bajo los cinco aros, la delegación del gigante asiático se incluía entre las tres primeras del medallero por naciones.
De aquel certamen cuatrienal en la urbe australiana, los aficionados chinos recordarán con casi total certeza a estrellas como Fu Mingxia, retornando a la alta competición tras un retiro de dos años, y su adiós dorado formando pareja con Guo Jingjing, quien tomaría el batón en las venideras ediciones olímpicas dominando los saltos desde el trampolín de 3 metros. Recordarán también el doblete áureo de Wang Nan en el tenis de mesa y el de Li Xiaopeng en la gimnasia artística.
Pero como heroínas olvidadas de muchos quedarán en los libros olímpicos de historia las halteras, debutantes en estos eventos cuatrienales y responsables de 4 de los 5 oros que aportó la halterofilia, deporte que, y seguramente es este otro detalle pasado por alto, solo fue superado en su contribución al medallero (5-1-1) por los saltos ornamentales (5-5-0).
A poco más de un año de los Juegos Olímpicos de Tokio, los Hércules por excelencia de la comitiva deportiva de China han demostrado en el más reciente evento de envergadura, la Copa del Mundo Fuzhou 2019, que su contribución en la capital japonesa será nuevamente crucial en la ubicación final en la tabla de medallas.
25 de febrero de 2019. Deng Wei en la competencia final de 64 kilos en la Copa del Mundo Fuzhou 2019. VCG
Profetas en su tierra
Émulos de aquella generación dorada de halteras chinos que brillara en Sídney (Yang Xia, Chen Xiaomin, Lin Weining y Ding Meiyuan, junto al pesista Zhang Xugang) no han faltado desde entonces en la arena internacional en representación de un país en el que los talentos del deporte de las palanquetas, los discos y la magnesia se multiplican como por intervención divina.
Para corroborar que la nación más poblada del planeta es potencia entre potencias, basta con viajar no muy lejos en el tiempo, al pasado mes de febrero, del 22 al 27, fechas en las que Fuzhou acogió la primera edición de las Copas del Mundo de la Federación Internacional de Halterofilia (IWF, siglas en inglés). Ante su entusiasta hinchada, los levantadores de pesas locales enviaron una señal inequívoca a sus rivales de cara a Tokio 2020, en un evento que reunió a la mayoría de las estrellas del presente por su carácter clasificatorio con vistas a esa cita estival.
De intimidante para el resto de la élite puede calificarse la actuación de los anfitriones en la capital de la provincia china de Fujian: 31 medallas de oro, 17 de plata y 6 de bronce (17-10-3, las mujeres; 14-7-3, los hombres), un abrumador dominio en ambos medalleros, además de 15 plusmarcas del mundo.
Particularmente relevante entre las damas fue la actuación de la vigente campeona olímpica Deng Wei (64 kg), quien solo necesitó cuatro intentos en la palanqueta para batir los topes universales en ambos ejercicios, arracada y dos tiempos, así como en el total. Sus compañeras de equipo Hou Zhihui (49 kg, RM en arrancada y total) y Zhang Wangli (76 kg, RM en dos tiempos y total) igualmente se apuntaron sendas plusmarcas, mientras que Chen Guiming (59 kg, RM en dos tiempos) rompió una.
Otra sorpresa en Fuzhou fue la primera derrota de la superpesada rusa Tatiana Kashirina (+87 kg), su primera desde 2012, a manos de las chinas Meng Suping y Li Wenwen (una estrella en pleno ascenso).
El solitario récord absoluto de los hombres se lo anotó el subcampeón mundial Li Dayin (81 kg) en el total. Su compatriota y verdugo en el Mundial Asjabad 2018, el laureado veterano Lv Xiaojun, no compitió en Fuzhou y podría, a sus 34 años, valorar ya la opción del retiro.
Fue un certamen marcado por la puesta en escena de nuevas categorías de peso por segunda vez en un evento grande, después de la cita mundialista en la capital de Turkmenistán (1-10 de noviembre). El número para cada sexo en certámenes no olímpicos se ha ampliado de 8 a 10, con la diferencia de que, a partir de la reunión estival en la capital japonesa y con el fin de continuar promoviendo la igualdad de género en el deporte, los hombres competirán en 7 divisiones al igual que las mujeres, y no en 8, como ocurrió hasta Río 2016. De tal manera y por primera vez en la historia del olimpismo, la cantidad de halteras masculinos y femeninas participantes en la liza cuatrienal será la misma: un total de 196, en lo que supone una reducción con respecto a los 260 de Río de Janeiro.
El otro argumento para la reestructuración divisional son los reiterados casos de atletas que han arrojado positivo en pruebas antidopaje, un flagelo que la halterofilia viene combatiendo desde hace décadas y que ya obligó a la federación a una medida similar en 1993 y 1998, con la consecuente anulación de los récords implantados hasta entonces y en medio de escándalos que estuvieron a punto de apear del programa olímpico a este deporte.
¿Otro repóker dorado en Tokio 2020?
Si ha habido una apuesta segura en cuanto al aporte de un deporte al medallero olímpico de China, esa ha sido la halterofilia, ganadora de exactamente 5 oros desde Sídney 2000 hasta Río 2016. Una suma invariable que coloca a los halteras como los deportistas más exitosos de la delegación del gigante asiático en cuanto al valor de los metales, a continuación de los especialistas en salto ornamentales (vale apuntar que los jugadores de tenis de mesa, el deporte nacional de China, pueden acumular un máximo de 4 metales áureos).
Tokio plantea nuevos retos al colectivo técnico del equipo nacional. El primero será igualar o superar ese repóker de títulos con menos representantes, pues a la reducción de las divisiones en el caso de los hombres y la equidad de participantes en ambos sexos se ha sumado una nueva medida de la IWF: cada nación podrá llevar solo 8 pesistas (4 y 4) en lugar de los 10 que hacían el viaje hasta el momento.
El otro desafío será elegir entre una selección de medallistas olímpicos, mundiales y de la reciente Copa del Mundo de Fuzhou, un dolor de cabeza que muchos entrenadores de equipos de élite anhelarían tener, pero que no por deseado deja de ser una tarea azarosa.
Intocables en esa comitiva parecen Deng Wei (26 años), por las damas, y Li Dayin (21), la principal carta de triunfo de los caballeros. En cerrada pugna por las seis plazas restantes estará una veintena de halteras con edades que oscilan entre 21 y 26 años, a excepción de la veterana Meng Suping (29) y la adolescente Li Wenwen (19), rivales en una misma categoría de peso.
*Jorge Ramírez Calzadilla es un periodista cubano que reside en Beijing. Ha colaborado con publicaciones y medios audiovisuales nacionales y extranjeros por más de una década.