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Por un gran salto en Pyeongchang

Source:China Hoy Author:JORGE RAMÍREZ CALZADILLA
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Apenas unos 20 segundos distan del momento en que el esquiador recibe las últimas instrucciones de su entrenador y el instante final en que aterriza, con fortuna de manera firme y sin vacilaciones, sobre una pista de unos 30 metros de longitud cubierta de nieve. Un efímero intervalo desde que se declara listo, rompe la inercia y se enfila determinado hacia el gélido infinito celestial hasta que celebra eufórico, aupado por la algarabía del público, o termina sumido en un mar de reproches ante la mirada lastimosa de algunos presentes.

 

Una rutina similar resume todo un cuatrienio de preparación, un trayecto de incontables sacrificios por el que transita cada esquiador hasta su meta por antonomasia, los Juegos Olímpicos de Invierno. Una vez que arranca el certamen cuatrienal, es borrón y cuenta nueva. Nada garantizan los oros en Mundiales o en Copas del Mundo, el lugar cimero en el ranking global o la condición de virtual campeón con la que los expertos ensalzan a sus favoritos.

 

31 de julio de 2015. Yang Yang, miembro del Comité Olímpico Internacional, campeona olímpica de patinaje en pista corta, y Li Nina (izq.), campeona mundial de esquí acrobático, ofrecen declaraciones a la prensa sobre la candidatura de Beijing a las Olimpiadas de Invierno 2022, en la 128.ª Reunión Plenaria del Comité Olímpico Internacional. Cnsphoto

El ascenso de China a la élite del aerial

 

Calgary 1988 sirvió de escenario para que los organizadores de las olimpiadas invernales constataran, en una justa de exhibición, la aceptación de una de las cinco disciplinas del esquí freestyle, el mogul, la misma que cuatro calendarios después entraría oficialmente en el menú competitivo de Albertville. El aerial recibiría el voto de confianza del COI dos almanaques después en Lillehammer 1994.

 

Con una modesta actuación se marcharon de la localidad noruega las dos especialistas chinas participantes: Yin Hong se clasificó decimoséptima; Ji Xiao’ou, decimoctava. Ambas mostrarían destellos de un talento que muchos expertos suponían que era innato en sus coterráneos, considerando el dominio de los atletas de China en deportes acrobáticos como la gimnasia artística (de la que surgen con más frecuencia estos esquiadores), los saltos en la natación (trampolín y plataforma) o la gimnasia en trampolín.

 

Nagano 1998 comenzaría a confirmar esa hipótesis, con Xu Nannan estrenando la bandera roja de las cinco estrellas amarillas en una ceremonia de premiación con su medalla de plata. Al trago amargo que supuso Salt Lake City 2002, donde una todavía adolescente Li Nina acarició el podio con la mejor actuación en ambos sexos (5.ª), siguió una racha a la que la armada china puede dar continuidad en Pyeongchang.

 

En la ciudad surcoreana, los astros del aerial del gigante asiático buscan por cuarta vez consecutiva incluir entre los medallistas tanto a un hombre como a una mujer. Ninguna nación se ha acercado a semejante proeza en ambos sexos y solo Bielorrusia (2-1-2) supera a China entre los caballeros, con cinco juegos subiendo al podio ininterrumpidamente, mientras Australia (2-0-2) la aventaja por las damas, con cuatro medallistas sucesivas.

 

Iniciaron la racha china de medallas en Turín 2006, la propia Li Nina, transformada ya en una competidora reputada (ganó el Mundial de 2005), y Han Xiaopeng. Li se colgó una plata y Han hizo historia con su metal áureo al convertirse en el primer atleta masculino de China campeón en Juegos Olímpicos de Invierno.

 

La cosecha colectiva aumentó a tres preseas en Vancouver 2010, pero no fue el de la urbe canadiense el esperado cuento de hadas. Han se fue en blanco y Li, con todos los reflectores apuntándola por su condición de tricampeona del mundo (2005, 2007 y 2009), volvió a quedarse a un paso de la gloria. A su segunda plateada se sumó un par de bronce de Guo Xinxin y, por los caballeros, de Liu Zhongqing.

 

Las apuestas se inclinarían nuevamente a favor de una campeona china para que siguiera la estela de Han Xiaopeng en las glaciales temperaturas de Sochi. Li Nina llegaba a sus cuartas olimpiadas aún con sed de gloria y Xu Mengtao, coronada reina del aerial en el Mundial Voss 2013 (subcampeona de 2009 y 2011), era para los entendidos la mujer a derrotar.

 

Una caída desastrosa en la tercera y última ronda de cuatro esquiadoras privó a Li de las medallas. Xu falló igualmente en ese intento con un aterrizaje titubeante que la relegaría a la plata y dejaría a la bielorrusa Alla Tsuper como sorpresiva ganadora. Entre los hombres, batallando por el triunfo en el cuarteto finalista, Jia Zongyang se adjudicaría el premio bronceado, entretanto Qi Guangpu correría con una suerte similar a la de Li Nina.
 
El chino Jia Zongyang gana la medalla de bronce de esquí acrobático masculino en las Olimpiadas de Invierno de Sochi 2014. Cnsphoto

¿El desquite de Xu Mengtao y Qi Guangpu?

 

Si una atleta sabe cuánto sacrificio implica reponerse a situaciones adversas esa es Xu Mengtao. En enero de 2016, una grave lesión en los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda, tras un accidentado aterrizaje en su último salto de los Juegos Nacionales de Invierno, la obligó a colgar los esquís por unos 10 meses.

 

Después del paso por el quirófano y el largo período de rehabilitación, su perseverancia pagó dividendos al ganar el primer evento internacional en el que intervino en diciembre de ese año, la Copa Mundial en Beidahu. Esa misma determinación será crucial para el éxito en Pyeongchang, un desafío que representa una suerte de desquite personal para Xu, miembro del exclusivo club de esquiadoras capaces de implementar en competiciones rutinas con saltos triples mortales.

 

A sus 27 años, Xu se halla ante el clásico ahora o nunca de todo atleta: tienen que ser estos los juegos de su definitiva consagración. Casos como el de la mencionada Alla Tsuper, campeona en su cuarta cita cuatrienal con 34 años, son excepcionales.

 

Otro tanto podría decirse de Jia Zongyang (26 años) y Qi Guangpu (27). Sexto en Vancouver, bronce en Sochi y por primera ocasión triunfador en una escala de las Copas del Mundo el pasado diciembre en Hebei, Jia también puede barajarse entre el selecto grupo de nombres que partirán con opciones de título. Con incluso mayores oportunidades de subirse a la cúspide del podio se perfila Qi Guangpu, vencedor en los Mundiales de 2013 y 2015 (subcampeón en 2011 y 2017), multicampeón en Copas del Mundo, pero todavía a la espera de una presea olímpica tras dos incursiones previas (Vancouver, séptimo; Sochi, cuarto).

 

Nadie es inmune al implacable paso del tiempo. No hay un mañana olímpico garantizado para Xu, Jia o Qi, pues la cantera de especialistas del aerial en China es cada vez más vasta y más precoces las nuevas estrellas que surgen. Cerrar sus carreras en unos cuartos juegos en Beijing 2022, triunfando ante sus miles de seguidores en la rampa nevada de Zhangjiakou, sería un final de ensueño.
 
*Jorge Ramírez Calzadilla es un periodista cubano que reside en Beijing y ha colaborado con medios de comunicación nacionales y extranjeros.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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