10 de febrero de 2018. El público toma fotos a la danza del dragón en la feria del Año Nuevo chino celebrada en Buenos Aires, Argentina. Xinhua
El vertiginoso avance de las relaciones comerciales entre China y América Latina viene despertando en cada vez más personas el interés por explorar ese rico universo que constituyen los estudios sobre China. Sin embargo, hoy en día no basta con dominar el chino mandarín o tener una solvente experiencia en los negocios para ser considerado un sinólogo, pues quien ha visitado China sabe que su cultura, su filosofía, su historia y sus tradiciones tienen un peso sustancial en el país que observamos hoy.
Desde estas páginas, queremos valorar el gran papel que cumplieron diversas generaciones de sinólogos en América Latina. Si bien todos ellos contribuyeron a que nuestros vínculos sean hoy más estrechos, es aún mucho lo que queda por hacer. Tras la pandemia, los intercambios culturales y los viajes académicos se han retomado con fuerza. En marzo de este año, por ejemplo, se fundó el primer Centro de Sinología de Uruguay, el cual espera abrir una promisoria etapa en la pospandemia. Al fin y al cabo, la sinología en América Latina es también un puente que cruza selvas, mares y cordilleras.