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Los caminos del cielo

2022-06-27 10:45:00 Source:China Hoy Author:LIU HONGMING y TIAN JINWEN
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25 de junio de 2021. Una pareja tibetana viaja en el tren de alta velocidad Fuxing de Lhasa a Nyingchi.

A medida que los “caminos del cielo” cruzan la cordillera Tanggula, el monte Qomolangma (Everest) y el río Yarlung Zangbo hacia el Tíbet, el “techo del mundo” parece estar cada vez más cerca.

En los últimos cinco años se han construido un promedio anual de 8100 kilómetros de caminos en el Tíbet. Además, la región autónoma cuenta con más de 140 rutas aéreas y los ferrocarriles llegan a cinco de las siete ciudades tibetanas. De esta forma, el Tíbet, que antes se encontraba en gran parte bloqueado por montañas y ríos, ha ido construyendo un complejo sistema de transporte integrado por carreteras, ferrocarriles y vías aéreas, que ha merecido el aplauso de la población local. Así, los últimos 70 años, desde la liberación pacífica del Tíbet, han demostrado que el transporte no solo es un camino hacia el progreso de la sociedad, sino también una vía para la unidad nacional y el bienestar del pueblo tibetano.

18 de junio de 2021. Personal del Aeropuerto Mainling de Nyingchi da la bienvenida a los pasajeros con motivo de la reanudación del vuelo directo desde Beijing a Nyingchi.

Carreteras de alta calidad

El 21 de agosto de 2021 se abrió al tráfico el tramo de 295 kilómetros entre Nagqu y Lhasa de la autopista G6 Beijing-Tíbet. De esta manera, el viaje entre Nagqu y Lhasa, que antes solía demorar más de seis horas por la Carretera Nacional 109, se ha acortado a menos de la mitad. Con esto, la longitud total de carreteras de alta calidad ha alcanzado los 1105 kilómetros.

Hace siete décadas, no había ni una sola carretera para vehículos en el Tíbet, por lo que todo el transporte dependía de personas y animales. Por esa razón, todos los caminos de entrada y salida en la región autónoma fueron siempre extremadamente difíciles y peligrosos desde la antigüedad.

La carretera Sichuan-Tíbet, antes conocida como carretera Kangding-Tíbet, fue construida penosamente por 110.000 soldados y civiles en abril de 1950, con frecuentes desastres naturales. Ese mismo año, el Ejército Popular de Liberación y pueblos de diferentes etnias comenzaron la construcción de la carretera Qinghai-Tíbet. El 25 de diciembre de 1954, las carreteras Kangding-Tíbet y Qinghai-Tíbet se abrieron al tráfico, convirtiéndose en las dos “grandes arterias” de entrada y salida en el Tíbet, también conocidas como las “líneas de vida” de la región autónoma.

En 1965 se inauguró la línea aérea civil Beijing-Chengdu-Lhasa, gracias a la cual el Tíbet tuvo tráfico aéreo por primera vez. El 7 de agosto de 2021, luego de más de tres años de renovación y expansión, se puso en funcionamiento la terminal 3 del Aeropuerto Internacional Gonggar de Lhasa, que es la terminal más grande del Tíbet. En la actualidad, la región autónoma cuenta con cinco aeropuertos civiles y se han abierto más de 140 rutas aéreas nacionales e internacionales.

Tras cinco años de construcción, el 1 de julio de 2006 comenzó a operar el Ferrocarril Qinghai-Tíbet. El ferrocarril, con una longitud total de 1956 kilómetros, sirvió para poner fin al aislamiento ferroviario del Tíbet y sentó varios récords mundiales. En tanto, en junio de 2021, se completó y abrió al tráfico el Ferrocarril Lhasa-Nyingchi, que hasta ese momento llegaba a cinco ciudades tibetanas: Lhasa, Nagqu, Shigatse, Nyingchi y Shannan.

Puncog, de 42 años de edad y residente de la aldea de Qiawa, en la ciudad de Shigatse, siente una profunda emoción cuando habla de los cambios en el transporte. “Hace dos décadas, el hijo de un pariente sufrió epilepsia y murió de camino al hospital. Ahora, llegar a la ciudad de Shigatse tarda apenas media hora, lo cual hace mucho más fácil el trayecto e ir al médico”, resalta.

“Los cambios en el Tíbet se empezaron a dar con la construcción de caminos. Antes de su liberación, el Tíbet no tenía ni una carretera moderna y todo debía ser transportado por personas y animales. Ahora, el Tíbet tiene una extensa red de transporte que incluye carreteras, ferrocarriles y transporte aéreo. Esto, además, ha servido para el desarrollo económico y social de la región, y se transformará en un nuevo punto de crecimiento económico regional”, sostiene Zheng Dui, director general del Centro de Investigación de Tibetología de China, a propósito de los cambios en el Tíbet de las últimas siete décadas.

17 de mayo de 2019. Una empleada hace el aseo de una de las habitaciones de una hospedaría en la aldea de Gucun, distrito de Bome, Tíbet. Fotos de Xinhua

Testigo de la prosperidad tibetana

El año 2021 marcó el 15.0 aniversario de la apertura al tráfico de la totalidad del Ferrocarril Qinghai-Tíbet. “Muchas empresas han apoyado el Ferrocarril Qinghai-Tíbet por las ventajas que ha traído en términos del gran volumen de carga y el bajo costo para el transporte de mercancías del resto del país al Tíbet y viceversa, lo que a su vez ha ayudado a promover la circulación de bienes dentro del país, e incluso hacia el resto del mundo”, subraya Qin Jinyuan, empleado de la estación de trenes Oeste de Lhasa, quien ha trabajado aquí durante 12 años y ha sido testigo del desarrollo del transporte ferroviario de mercancías.

Con la construcción de caminos y carreteras también han llegado más visitantes. Gracias al singular paisaje y el entorno ecológico del “techo del mundo”, una gran cantidad de aldeas a lo largo de las carreteras se han visto beneficiadas y la población ha podido mejorar su calidad de vida. De esta manera, el turismo se ha convertido en uno de los principales pilares del crecimiento económico del Tíbet.

Por ejemplo, los residentes de la aldea de Gangsha, en la prefectura de Ngari, han aprovechado los recursos naturales y el turismo para alcanzar una vida modestamente acomodada. La famosa frase de “las aguas cristalinas y las verdes montañas son cordilleras de oro y plata” resume de manera fiel la relación que los habitantes tienen con el medioambiente, el cual está íntimamente ligado a su bienestar. “En los últimos tres años han llegado cada vez más turistas en auto. Algunos aldeanos han abierto hospederías familiares y otros se han dedicado a trabajar como guías turísticos, pero todos se encuentran ocupados”, señala Dampa, de 46 años de edad y residente de la aldea de Gangsha. Incluso en el lugar más idílico, la gente debe ganar dinero para poder vivir, lo cual ha recibido un fuerte impulso con la construcción de caminos.

Tanto las carreteras Sichuan-Tíbet y Qinghai-Tíbet, así como los ferrocarriles Qinghai-Tíbet y Lhasa-Nyingchi se han convertido en los “nuevos motores” de crecimiento, y ayudan a promover la prosperidad del Tíbet y su revitalización rural.

Caminos para la producción y la vida

El 25 de junio de 2021 se abrió al tráfico el Ferrocarril Lhasa-Nyingchi, gracias a lo cual 31 provincias, regiones autónomas y ciudades del país quedaron conectadas a través de la red de trenes de alta velocidad Fuxing.

La apertura y puesta en marcha del Ferrocarril Lhasa-Nyingchi no solo ha inyectado vitalidad al desarrollo económico de los distritos a lo largo de la línea, sino que también ha promovido el empleo, gracias a los 80 puestos de trabajo que se crearon en el equipo de mantenimiento de ferrocarriles del distrito de Langxian.

En los últimos 70 años se han registrado cambios sin precedentes que se pueden apreciar al conducir por las praderas alpinas del noroeste del Tíbet o bien por los cañones del sureste de la región. Es un escenario que conmueve el corazón de quienes visitan o viven en este lugar de ensueño. 

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Editor: Wu Wen Da-->

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