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El concepto de la “gran unidad” en China

Source:China Hoy Author:PAN YUE*
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En el curso de la lucha por la prosperidad y el rejuvenecimiento de la nación, China experimentó la modificación de los sistemas feudales y extrajo múltiples referencias del sistema capitalista. Sin embargo, todos esos intentos fueron en vano. ¿Por qué el sistema social que ha logrado éxitos en Occidente no puede funcionar en China? La respuesta la podemos encontrar a partir de las tradiciones y características de la propia civilización china.
11 de marzo de 2020. Funcionarios gubernamentales y voluntarios hacen una inspección de las medidas de prevención contra el COVID-19 en una comunidad residencial del distrito de Jianghan, en Wuhan.

 

 

La “gran unidad” como raíz del sistema chino

 

El núcleo de la civilización china es su capacidad para lograr una “gran unidad”. Este concepto fue concebido durante los Períodos de Primavera y Otoño y de los Reinos Combatientes (770-221 a. C.). En ese momento, el confucianismo, el taoísmo, el mohismo, el legalismo y otras escuelas de pensamiento tenían el objetivo de “lograr la unidad”. Durante los siguientes miles de años, la “gran unidad” se convirtió en el lema de gobernanza del país para resolver las contradicciones políticas, enfrentar los desafíos políticos, consolidar el territorio y mejorar el sistema de gobierno. No solo era el objetivo de los gobernantes y una teoría para gobernar el país, sino que se convirtió también en una ideología profundamente arraigada en la mente de los chinos.

 

¿Por qué la “gran unidad” es la raíz de la civilización china? En primer lugar, el concepto forja una forma política centralizada y unificada del país. El “poder en el liderazgo central” (el liderazgo central unificado), la unidad nacional y el sistema de prefecturas y distritos son tres factores importantes de la “gran unidad”. Un sistema de gobernanza centralizado y unificado se ajusta a la realidad de China, un país con un vasto territorio, una gran y dispersa población y diversos grupos étnicos. Hoy ello está encarnado en defender y mejorar el liderazgo del Partido Comunista de China (PCCh) y otros sistemas fundamentales del socialismo con peculiaridades chinas.

 

En segundo lugar, el concepto de la “gran unidad” ha ayudado a construir una comunidad de la nación china unida en la diversidad. Es esta noción y su práctica en la gobernanza lo que ha resultado en la unidad de la nación china durante tanto tiempo. Esto se ha materializado en la adhesión y mejora del sistema del socialismo con peculiaridades chinas con políticas como la autonomía regional de los grupos étnicos minoritarios y el autogobierno de las masas.

 

En tercer lugar, la “gran unidad” pone de manifiesto la “inclusión y armonía”, el carácter de la civilización china, lo cual facilita los intercambios y la convergencia entre diferentes culturas para formar una magnífica civilización china.

 

La historia ha demostrado que solo con la ideología de la “gran unidad” es que China puede asegurar la unidad de todo el país y el buen funcionamiento de su sistema político. Hoy esta ideología se ha convertido en el ideal y en la convicción de que la unificación del país y la solidaridad étnica son sagradas e inviolables.

 

Diferencias entre China y Occidente

 

Para los chinos, la unidad nacional es su más amplio consenso. Los sistemas políticos de China y Occidente no son etapas diferentes del mismo sistema, sino que son diferentes líneas genéticas en materia de civilización. Bajo la tradición política de la “gran unidad”, la civilización china ha enfatizado siempre la “unión”, mientras que Occidente presta más importancia a la “separación”. Tras la desintegración del Imperio romano, los Estados europeos comenzaron a dividirse y nunca lograron reagruparse. Sin embargo, la civilización china ha evolucionado incesantemente y, a pesar de haber enfrentado grandes reveses, no se ha desmoronado. La razón radica en la comunidad política de la “gran unidad”.

 

La “gran unidad” ha dado forma al resultado político de que el territorio no puede separarse, el país no puede caer en el caos, la nación no puede dispersarse y la civilización no puede detenerse. Esa teoría determina que China considere siempre a la unidad nacional como el mayor consenso que debe cumplirse y que de ninguna manera se desarrolle a costa de la desintegración de la nación china.

 

Por lo tanto, desde 1840, incluso cuando China estaba en su punto más débil, el país no se ha desintegrado. Aparecieron más de 300 partidos políticos y más de 100 señores de la guerra, pero ninguno se atrevió a declarar públicamente la “independencia”. Por el contrario, todos aspiraban a la unificación del país. El resultado de la contienda entre el Partido Comunista de China (PCCh) y el Kuomintang (KMT, el Partido Nacionalista) demuestra también que gracias al carácter avanzado del PCCh, sobre todo como representante de los intereses fundamentales del pueblo, se ha podido restaurar la comunidad de la civilización china, se ha logrado la unificación en lo político, en lo económico, en la promoción del personal de talento y en el consenso cultural, y el Partido ha llegado a convertirse en la columna vertebral de la comunidad china.
 
1 de octubre de 2019. Más de 2000 chinos que residen en el extranjero asisten a la ceremonia por el 70.° aniversario de la fundación de la República Popular China.

 

 

Diferencias en democracia e igualdad

 

Servir al pueblo es el propósito fundamental del PCCh. Lo que China está llevando a cabo ahora es la democracia popular, que es una transformación creativa de la más antigua tradición del pueblo chino. En comparación con la milenaria tradición china de que “el pueblo viene primero”, Gran Bretaña no logró el derecho al voto en pie de igualdad sino hasta 1928, por lo que la edad real de la democracia occidental contemporánea es de solo 92 años.

 

La democracia occidental es una democracia representativa con “una minoría que controla a una mayoría”. Apela fundamentalmente a las elecciones, desgarrando el consenso social, y convierte a los controles y los equilibrios del poder en un rechazo al régimen, ocasionando que el populismo sea desenfrenado y las disputas partidarias sean constantes. En China, la esencia de la democracia popular es que la gente discuta sus propios asuntos.

 

El PCCh coloca al pueblo en el centro y asume ilimitadas responsabilidades por el pueblo. El sistema consultivo que permite que el PCCh gobierne el país y que varios partidos no comunistas participen en los asuntos de Estado representa no solo amplios intereses directos, sino también profundos intereses fundamentales. El sistema representa no solo los intereses locales, sino también los intereses generales de todos los grupos étnicos y sectores de China; no solo representa la voluntad del pueblo, sino también el sólido apoyo de la gente.

 

El concepto de igualdad en la civilización china es también diferente a la idea de posesión privada de la riqueza del capitalismo occidental. La antigua sociedad china abogó por un espíritu de igualdad social, y el ideal de “gran armonía” puede considerarse como la primera versión del socialismo moderno. La psicología social china de “preocuparse más por la desigualdad que por la escasez” es completamente diferente a la lógica de la expansión del capital. La lógica del capitalismo es siempre la toma ilimitada de ganancias y la expansión ilimitada del capital, lo que inevitablemente conducirá a la polarización entre ricos y pobres, a la anexión de tierras y al monopolio de sectores industriales, a todo lo cual se ha opuesto la civilización china durante miles de años.

 

Diferencias en la justicia y los intereses

 

En los intercambios culturales con otros países, China ha adoptado siempre una actitud de igualdad e inclusión. A diferencia de lo que presupone la economía de mercado capitalista, la civilización china aboga por un espíritu empresarial que valore el bien mayor y el interés propio, los que se promueven mutuamente. Por ejemplo, Zhang Jian, pionero de la economía y la industrialización privadas en China, estableció más de 20 empresas y 370 escuelas, lo que contribuyó sustancialmente al desarrollo de una moderna industria nacional en China y al de una adecuada educación. Zhang combinó perfectamente el espíritu empresarial y el espíritu tradicional del erudito oficial, e incorporó el valor central en la manera de hacer negocios. La civilización china siempre ha colocado al mercado, al comercio y a la riqueza por debajo del objetivo más alto: educar al pueblo y hacer un uso adecuado de los recursos para enriquecerlo, lo cual es un marcado contraste con el “mercado omnipotente” y la “sociedad de mercado” defendidos por el liberalismo occidental.

 

La civilización china ha buscado siempre contribuir a la sociedad. A diferencia de la condición exclusiva de la expansión capitalista, ha dado forma a una comunidad inclusiva, ha promovido el concepto de “armonía sin uniformidad” y ha presentado la iniciativa de construir la comunidad de destino de la humanidad, cuyo contenido principal es que “el mundo sea una gran familia”.

 

Sin embargo, los países hegemónicos occidentales siguen aplicando un estilo “imperial”, monopolizan el mercado, intervienen militarmente o incitan a la revolución, creando un “mundo hegemónico” bajo el manto de la civilización moderna. Por lo tanto, muchos valores del sistema capitalista occidental están en conflicto con los de la civilización china. Esta es una de las razones por las que el camino capitalista occidental no es conveniente ni puede funcionar en nuestro país.

 

 
 
*Pan Yue es secretario del grupo dirigente del Partido Comunista de China y primer vicerrector del Instituto Central de Socialismo.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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