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Tras las huellas del coronavirus

Source:China Hoy Author:HU MAN y ZENG LI*
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Si los médicos y enfermeros son una suerte de soldados que luchan en la primera línea del frente, los investigadores epidemiológicos son como aquellos exploradores que se encargan de investigar los síntomas de los pacientes con enfermedades contagiosas.

 

“Corremos el riesgo de ser contagiados y morir sin que nadie sepa lo que hemos hecho. Sin embargo, es nuestro deber controlar toda posibilidad de que una epidemia se expanda y proteger la salud pública”, dice Guan Xuhua, director del Instituto de Control de Enfermedades Infecciosas, subordinado al Centro Provincial de Hubei para el Control y la Prevención de Enfermedades (el Centro, en adelante). A veces, debido a situaciones imprevistas, los investigadores epidemiológicos no tienen siquiera tiempo de tomarse una foto antes de entrar a su lugar de trabajo.

 

4 de febrero de 2020. Tres miembros de la Administración de Estadísticas del Distrito de Jianghan, en Wuhan, desinfectan la comunidad Wangjiadun. Cnsphoto

 

Los “Sherlock Holmes”

 

Cuando recibió aquella llamada telefónica, Chen Qi estaba en casa ayudándole a su hijo a hacer la tarea escolar. Se apresuró en acomodar al pequeño y corrió hacia el Centro para tomar la ropa protectora y el cuestionario epidemiológico. De inmediato, acudió al Hospital Jinyintan.

 

A las siete de la noche del 29 de diciembre pasado, el Hospital Jinyintan emitió un aviso de emergencia: muchos pacientes con una desconocida neumonía estaban relacionados con el Mercado Mayorista de Mariscos Huanan. Al Centro se le había encomendado realizar una investigación epidemiológica.

 

Chen Qi, quien lleva ocho años en la profesión, sabía muy bien que estaba por entrar en una especie de competencia. Tenía que descubrir la verdadera cara del virus antes de que este se expandiera. Debía encontrar rápidamente las similitudes y diferencias en los datos de cada paciente, lo cual iba a ser determinante para planificar las siguientes medidas preventivas y el tratamiento médico.

 

En un mar de informaciones sobre los pacientes, Chen debía encontrar pistas y eliminar factores de confusión. Ella se considera una especie de Sherlock Holmes que se enfrenta a un demonio invisible, por lo que no debía pasar por alto ningún detalle.

 

El peligro es como una sombra que siempre te persigue. Chen se sentía cada vez más nerviosa al acercarse a la zona de cuarentena, pues no sabía aún cuán terco era el virus desconocido y si su protección era suficiente para lidiar con el enemigo invisible.

 

De hecho, muchos no comprenden su labor. ¿Acaso no lo puede hacer por teléfono? ¿Es necesario que corra el riesgo de entrar una y otra vez en la zona de cuarentena? Sin embargo, como dice Liu Gongping, colega de Chen Qi y quien lleva ya 41 años en el campo de la investigación epidemiológica: “Sin el conocimiento completo y profundo de la situación, no habrá posibilidad de quitarle el velo al virus”.

 

Liu Gongping es el subdirector del Instituto de Control de Enfermedades Infecciosas del Centro y ha estado junto con sus colegas en la primera línea de la batalla contra el nuevo coronavirus por más de un mes.

 

“Aunque asumimos un poco más de riesgos, podemos reducir las probabilidades de propagación. Si conocemos mejor a nuestro rival, salvaremos más vidas”, afirma Liu.

 

Preguntones y detallistas

 

Una y otra vez hacen las mismas preguntas a diferentes pacientes y toman en cuenta cada detalle. Esta profesión puede ser a veces tediosa, pero nadie se atreve a ser perezoso, pues cuanto más cerca esté uno de los detalles, más cerca se encontrará de la verdad.

 

Guan Xuhua, el director del Instituto de Control de Enfermedades Infecciosa del Centro, guía a su equipo en los trabajos diarios de investigación en numerosos hospitales. Después de colocarse dos juegos de guantes y mascarillas, bata protectora y cubiertas en los zapatos, lo único que se distingue en él son sus ojos detrás de unas gafas especiales. Fuertemente protegido, Guan se dirige al área semicontaminada y luego atraviesa una puerta que está casi siempre cerrada. Ahora acaba de llegar a la zona verdaderamente en cuarentena.

 

“¡Feliz Año Nuevo! Trabajo en el Centro Provincial de Hubei para el Control y la Prevención de Enfermedades. ¿Se siente mejor hoy? Como a usted se le ha detectado el nuevo coronavirus, debo hacerle unas preguntas. Le agradezco su colaboración”. Así comienza su trabajo todos los días.

 

Cada detalle de los lugares recorridos por el paciente, las personas con las que se contactó, sus síntomas clínicos, su historial médico, nada es pasado por alto por el doctor Guan, quien lo registra todo en su cuestionario.

 

Para evitar cualquier riesgo de contagio, Guan Xuhua no puede sacar de la zona de cuarentena ningún papel ni lapicero. Por ello, uno de sus colegas, al otro lado del cristal de protección, toma con su teléfono celular una fotografía de cada página del cuestionario.

 

¿Estos valientes doctores tienen miedo de ingresar tantas veces al día en la zona de cuarentena? ¡Por supuesto! Todos reconocen que sienten temor, pues ellos tienen también padres, hijos, esposas o esposos, y son finalmente seres humanos. “Pero cuando llega la tarea, no hay tiempo para mirar atrás”, puntualiza Guan.

 

13 de febrero de 2020. Lin Kai (izq.), jefe de la sala de operaciones del Hospital de la Unión de la Universidad Médica de Fujian, se despide de su familia antes de dirigirse a Wuhan. Xinhua

 

Aprendiendo a ser psicólogos

 

Hablar con los pacientes no es un asunto sencillo. Muchos de ellos, instintivamente, se resisten a las constantes preguntas de un investigador desconocido.

 

“Algunos pacientes tienen recuerdos ambiguos u ocultan algo deliberadamente, lo que dificulta el trabajo”, reconoce Wu Yang, director del Departamento de Control y Prevención de Enfermedades Infecciosas Agudas. “Además de paciencia, nuestra labor nos exige también expresarnos con palabras suaves y ver a los pacientes con miradas tiernas”. En realidad, todos los pacientes en cuarentena se sienten indefensos y en pánico. Así que no solo se trata de derrotar al nuevo coronavirus, sino también al “virus psicológico”.

 

Una paciente le contó a Wu Yang su propia experiencia. Por cuidar a su papá hospitalizado, toda su familia fue contagiada y se les obligó a vivir de manera separada. Antes de ser hospitalizada, ella se había quedado sola en casa durante nueve días. Después de consumir todas las verduras, no tenía nada que comer sino solo arroz. Le entró un gran temor de saber cómo sería su futuro. “Ahora estoy hospitalizada. Lo único que deseo es recuperarme pronto y volver a reunirme con mis familiares”.

 

“Sus palabras me conmovieron”, recuerda Wu Yang. “Siento que mi deber no solo consiste en investigar, sino también en brindar una ayuda psicológica”. Por esta razón, muchos investigadores han empezado a leer libros sobre psicología.

 

Tras más de cien casos investigados en 20 días, los investigadores vienen proporcionando constantemente evidencias sólidas para comprender el patrón epidémico y el desarrollo del nuevo coronavirus.

 

Estos héroes siguen en su camino de capturar las huellas del “enemigo”.
 

 

 
 
*Hu Man y Zeng Li son periodistas del Diario de Hubei.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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