Este año se cumple el 30.° aniversario de la Declaración y el Programa de Acción de Viena –también conocida como la Declaración de Viena–, adoptada por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada por las Naciones Unidas en Viena, Austria.
En la actualidad, los seres humanos se encuentran en una encrucijada histórica. La gobernanza mundial de los derechos humanos se enfrenta a graves desafíos y los déficits de gobernanza son cada vez más prominentes. Los conflictos regionales, la carrera armamentística, el terrorismo, las amenazas a la ciberseguridad, el cambio climático, la inseguridad alimentaria, la crisis energética y la pobreza mundial plantean retos cada vez mayores a la protección de los derechos humanos. Además, la brecha entre los países desarrollados del hemisferio norte y aquellos en vías de desarrollo del hemisferio sur, y la desigualdad económica en general, son temas que aún no han sido abordados por completo, toda vez que el hegemonismo y el unilateralismo están haciendo estragos en la gobernanza de los derechos humanos a nivel mundial.
La Declaración de Viena, adoptada tras la Guerra Fría, recoge la experiencia y las lecciones de la gobernanza mundial de los derechos humanos desde la fundación de la ONU en 1945. Según el documento, todos los derechos humanos son interdependientes e indivisibles, y el derecho al desarrollo es parte de los derechos humanos fundamentales. El documento también subraya la importancia de la cooperación y el desarrollo para reforzar los derechos humanos.
La Declaración de Viena, con su eficaz exploración del camino hacia la promoción y protección de los derechos humanos, es significativa para superar el caos actual en la gobernanza mundial de los derechos humanos.
Derechos indivisibles
En sentido amplio, los derechos humanos comprenden los derechos civiles y políticos, los derechos económicos, sociales y culturales, así como derechos colectivos, como el derecho al desarrollo y a la autodeterminación. Todas las personas, independientemente de su raza, color de piel, sexo, lengua, religión y origen, deben disfrutar por igual de todos los derechos humanos. Asimismo, hay medidas especiales para garantizar los derechos de grupos vulnerables como las minorías, los pobres, los refugiados, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y los ancianos.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada hace 75 años, define una amplia gama de derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, y establece normas comunes para todos los pueblos y naciones. Los principales tratados de derechos humanos de la ONU que se desarrollaron sobre la base de la declaración han establecido normas internacionales para la protección de los derechos humanos.
Estados Unidos es un actor confuso que critica a otros países pero hace la vista gorda ante su propio historial, toda vez que se ha negado a adoptar las normas de derechos humanos universalmente reconocidas. No reconoce los derechos económicos, sociales y culturales como derechos humanos fundamentales y no ha ratificado los convenios internacionales que garantizan los derechos de los niños, las mujeres y las personas con discapacidad. Además, condicionó la ratificación de tres tratados fundamentales de derechos humanos de la ONU en forma de reservas, entendimientos y declaraciones para garantizar que sus propias leyes prevalezcan sobre los tratados.
La Declaración de Viena afirma que "todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí. La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos globalmente de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y con el mismo énfasis". Algunos países como Estados Unidos hacen demasiado hincapié en el derecho a la libertad individual, restando importancia al papel del Gobierno en el equilibrio entre los derechos individuales y el bien colectivo, e ignorando e incluso negando los derechos económicos, sociales y culturales. Estas prácticas no se ajustan al derecho internacional de los derechos humanos.
La Declaración de Viena subraya que "la promoción y protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales deben ser considerados como un objetivo prioritario de las Naciones Unidas de conformidad con sus propósitos y principios, en particular el propósito de la cooperación internacional".
La gobernanza mundial de los derechos humanos debe adherirse a los principios fundamentales de democracia e igualdad, así como ejecutarse a través del diálogo y la cooperación. En 2006, la ONU creó el Consejo de Derechos Humanos como órgano subsidiario de la Asamblea General de la ONU para sustituir a la Comisión de Derechos Humanos, subsidiaria del Consejo Económico y Social. La medida, junto con la instauración del sistema de Examen Periódico Universal, pretende que el foro de derechos humanos de la ONU deje de ser una "arena política" controlada por Estados Unidos y otros países occidentales, y mantenga el principio original de la ONU de "promover la cooperación internacional" en materia de derechos humanos.
Sin embargo, el nuevo mecanismo ha vuelto a ser manipulado por Estados Unidos y otros países occidentales en los últimos años, a través de la difusión de información falsa, la incitación a la confrontación entre grupos y la represión política. Los países occidentales suelen señalar y avergonzar a otros países en encuentros internacionales, e incluso fabricar acusaciones con fines políticos. Muchos de ellos han instrumentalizado, politizado e ideologizado las cuestiones relativas a los derechos humanos, obstruyendo los debates efectivos sobre los verdaderos problemas mundiales de derechos humanos y socavando la gobernanza mundial de los mismos.
El espíritu de la Declaración de Viena sigue siendo relevante hoy en día, pero el verdadero progreso de los derechos humanos solo será posible mediante una mayor cooperación y solidaridad a nivel internacional.
Unilateralismo versus cooperación
El unilateralismo es una seria amenaza para la gobernanza mundial de los derechos humanos, y Estados Unidos debería rendir cuentas por su creciente desfachatez.
Desde la década de 1970, Estados Unidos ha condicionado la entrega de ayuda a la aceptación de su agenda sobre los derechos humanos mediante la modificación de la Ley de Ayuda Exterior. Mediante la autodesignación de "policía mundial de los derechos humanos", Estados Unidos ha publicado informes sobre países específicos cada año, proferido amenazas utilizando los derechos humanos e impuesto sanciones unilaterales a personas, empresas, entidades e incluso industrias enteras de otros países para ganar munición para su agenda política. Por ejemplo, en los últimos años, ha promulgado varias leyes relativas a las regiones autónomas chinas del Tíbet y Xinjiang, así como a la Región Administrativa Especial de Hong Kong. Las nuevas leyes, basadas en premisas falsas, sirven como base jurídica para que Estados Unidos sancione a China con el pretexto de los derechos humanos y congregue a sus aliados para excluir a las empresas y productos chinos de las cadenas industriales y de suministro mundiales.
Estados Unidos y sus aliados han impuesto arbitrariamente sanciones unilaterales so pretexto de los derechos humanos, que han violado el derecho internacional, obstaculizado gravemente el desarrollo de otros países, vulnerado los derechos humanos de personas de otros países y perturbado el orden del comercio internacional. La práctica estadounidense de reinventar un conjunto de normas al margen del sistema de gobernanza mundial de los derechos humanos dirigido por la ONU socava la gobernanza mundial y el multilateralismo.
La Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena aclaró que la promoción y protección de los derechos humanos debe llevarse a cabo de acuerdo con los propósitos y principios de la Carta de la ONU y el derecho internacional. La conferencia hizo un llamado a los Estados para que se abstuvieran de adoptar cualquier medida unilateral no conforme con el derecho internacional y la Carta de la ONU que creara obstáculos a las relaciones comerciales entre Estados e impidiera la plena realización de los derechos humanos enunciados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales de derechos humanos, en particular el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado que le asegure salud y bienestar, y en especial, alimentación, asistencia médica, vivienda y otros servicios sociales necesarios.
Alena Douhan, relatora especial de la ONU sobre el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos, señaló que las sanciones unilaterales tienen efectos nocivos sobre los derechos humanos. En particular, criticó los esfuerzos de algunos países, como Estados Unidos, por hacer cumplir las sanciones a nivel mundial mediante multas y sanciones secundarias contra quienes hacen negocios con las partes sancionadas. Douhan dijo que imponer sanciones secundarias o amenazar con penas civiles y criminales por el incumplimiento de sus sanciones a diferentes gobiernos es ilegal.
La Declaración de Viena reconoce que la pobreza extrema generalizada ha afectado al disfrute pleno y efectivo de los derechos humanos. Por lo tanto, el alivio inmediato y la erradicación final de la pobreza deben seguir siendo una prioridad para la comunidad internacional. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU ha establecido como objetivo primordial del desarrollo sostenible "poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo". China ha tomado la iniciativa en la aplicación de la agenda. Para finales de 2020, la totalidad de los 98,99 millones de habitantes de zonas rurales de China que vivían por debajo del umbral de pobreza lograron salir de ella. Además, el país ha contribuido en más de un 70% a la reducción de la pobreza mundial en los más de 40 años transcurridos desde que emprendió la política de la Reforma y la Apertura a finales de 1978.
La Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena reafirmó que el derecho al desarrollo es un derecho universal e indivisible y forma parte de los derechos humanos fundamentales. Por otro lado, el documento subraya que los Estados deben cooperar entre sí para garantizar el desarrollo y eliminar los obstáculos al mismo, y que las personas están al centro del desarrollo.
El desarrollo es la base para el disfrute de los derechos humanos. La paz es imposible sin desarrollo, por no hablar de la prosperidad. En 2021, China propuso la Iniciativa para el Desarrollo Global (IDG), que insta a todos los países a aprovechar plenamente el desarrollo en pos de los derechos humanos, adherirse al desarrollo centrado en las personas y garantizar que el desarrollo sea para las personas y por las personas. La IDG también aboga por promover el desarrollo inclusivo, abordar el desarrollo desigual tanto dentro como fuera del país, defender el multilateralismo y apoyar a la ONU para que desempeñe un papel de coordinación general en la implementación de la Agenda 2030. Estas propuestas e iniciativas están en consonancia con los principios de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena.
*Dai Ruijun es investigadora del Instituto de Derecho Internacional de la Academia China de Ciencias Sociales.