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La democracia de proceso integral de China

2022-01-12 09:55:00 Source:El espectador Author:Guillermo Puyana Ramos
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A finales del año pasado en China se divulgó un Libro Blanco titulado Una democracia que funciona, que explica varios aspectos centrales del sistema político chino, en relación con los mecanismos que garantizan una participación significativa de los ciudadanos en las decisiones del Estado.

Se trata de una propuesta teórica de la mayor relevancia sobre el sentido, significado y alcance de la democracia, en el contexto de una Nueva Era (en mayúsculas) en la que la cuarta parte de la humanidad recoge los frutos de 70 años de reconstrucción nacional, desarrollo económico y consolidación política de un sistema de partido único con características propias sobre las que vale la pena informarse y entender, para que el debate sobre la democracia en general y la democracia en China en especial, sea más ilustrado e informado. 

Hay dos aspectos que considero deben ser premisas de análisis: 

Primero, es innegable que China es un modelo de éxito de desarrollo económico y revolución social. En 70 años pasó de tener los peores índices de desarrollo humano (en 1949: 90 % de analfabetismo adulto, 35 años de expectativa de vida) a ubicarse en los niveles de los países más desarrollados o de desarrollo medio-alto (2019: 97 % de alfabetismo adulto, 77 años de esperanza de vida). Hay una relación que Occidente no entiende, entre el desarrollo económico chino y la participación de la gente en los modelos políticos, institucionales y legales que lo hicieron posible. 

El segundo es la estabilidad legal, que se refleja en la durabilidad de las leyes y regulaciones en asuntos estratégicos que le importan a la gente, como la reforma agraria, la industrialización, la emancipación de la mujer, la reforma y la apertura, el control natal, el papel del sector privado y el mercado o la política de un país dos sistemas. Todos ellos requirieron normas que resultaron de extensos y complejos procedimientos de construcción de consensos reglados para recoger múltiples puntos de vista, que se basan en observaciones y análisis científicos de una realidad objetiva diversa en población, geografía y niveles de desarrollo y que son adaptables a los cambios, manteniendo un sistema de principios constitucionales. Es por eso que las leyes en China duran 25 o 40 años surtiendo efectos, como las de inversión extranjera que se expidieron a principios de los 1980 y se modificaron en 2021, para dar solo un ejemplo. Lograr esos consensos es difícil y alterarlos por voluntad unilateral de un líder o partido aún más difícil. Occidente no entiende las relaciones entre la estabilidad legal y el modelo de construcción de consensos políticos de características únicas que tiene China. 

Una democracia que funcionaanaliza la experiencia china y afirma que hay muchas formas de desarrollar la democracia y los países escogen sus prioridades. China considera que la condición fundamental es el desarrollo económico. Sin una base económica sólida que se irradie hacia toda la sociedad de manera pareja, los derechos políticos, culturales y sociales pueden convertirse en un mero discurso. Otros países privilegian la competencia partidista por el poder y definen las políticas con base en pulsos entre élites de los partidos políticos en contienda que pueden llevar a escenarios en que un grupo pequeño, o una persona, decidan un asunto esencial para un país. 

Más allá de si la democracia involucra o no competencias electorales entre muchos partidos como en Colombia, o solo dos como en Estados Unidos, el punto con China es que haya participación real de la gente en las decisiones que le importan, que el Estado refleje en políticas de largo plazo los intereses de las personas y que la realidad confirme que el sistema político mejora la vida de las personas. Para los chinos, si no hay un efecto en el mejoramiento concreto de la vida de la gente, es retórica vacía y la población china está de acuerdo con esa perspectiva, por lo que el apoyo a un gobierno que ha tenido éxito en ese punto es amplio y fuerte dentro de la sociedad. 

El sistema político chino tiene múltiples instancias de participación que se conforman por diversos métodos de elección y selección. Pero lo más importante es lo que se ve en la base: en las aldeas y los barrios en las ciudades, donde funcionan comités en los que se recogen opiniones e iniciativas para construir las políticas del Estado, o se evalúan las que están en marcha para saber si se deben extender, modificar o revocar. Fue en el seno de esas organizaciones básicas donde se socializótanto la política de hijo único en 1980 como su terminación en 2018, 38 años después. 

El sistema de los comités de aldeas y barrios se replica hacia arriba desde los congresos provinciales hasta la Asamblea Nacional Popular. Se trata de una estructura de instituciones que permiten que el sistema de consulta y supervisión ciudadana funcione. 

Además, están los procedimientos que incluyen las iniciativas legales hasta los informes y reportes del gobierno en todos sus niveles. El informe del jefe de Estado a la Asamblea Nacional Popular debe ser consultado desde su borrador en diversos niveles provinciales y sectoriales en comités que recogen la diversidad de temas y opiniones que hay en China. Al final tendrá la impronta del mandatario y reflejará su estilo y pensamiento, pero es un documento de consenso nacional. Otros procedimientos desarrollan principios de administración pública como las visitas y diálogos locales, para verificar directamente si las políticas se están ejecutando, cuáles son sus resultados y qué ajustes requieren. 

Este conjunto de instituciones y procedimientos materializan la participación real de la gente en los asuntos que le interesan, lo que a su vez produce leyes que reflejan esos intereses. Para los chinos lo esencial es avanzar en la construcción económica, desplegar la tecnología, alcanzar una civilización avanzada y el poderío nacional integral que garantice su independencia nacional para que no se repita el Siglo de la Humillación (1842-1949). 

Para que China alcance esos objetivos necesita la estabilidad resultante del consenso político. Los avances del desarrollo y el rejuvenecimiento de China dependen de la gobernanza que se sustenta en la preservación de los canales institucionales y procesales de la democracia de base que involucra un espectro muy amplio de visiones regiones, sectores sociales, grupos y organizaciones políticas. 

Occidente tiene la opción de estudiar y procurar entender esta realidad política de China, sus instituciones y procedimientos para la construcción de consensos fuertes alrededor de las políticas que le interesan prioritariamente a la gente de China, y actuar con base en la observación científica y no las determinantes ideológicas o religiosas que pretenden imponer a otros una visión de la democracia, sin considerar sus raíces históricas.

El texto chino sobre la democracia de proceso integral, funcional y efectiva en relación con los intereses reales de su población, es una oportunidad para reflexionar sobre las múltiples formas en que los países pueden definir el desarrollo de sus democracias y la validez intrínseca que tiene la opción de cada nación. No es un tema menor; el respeto por las diferencias entre países es también un asunto de la democracia y la gobernanza internacionales.

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Editor: Wu Wen Da-->

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