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China defiende la biodiversidad mundial

2021-10-21 16:06:00 Source:China Hoy Author:AUGUSTO SOTO
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Con la Declaración de Kunming firmada por más de 100 países concluyó la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU (COP15). Beijing prometió pasos concretos para defender la biodiversidad propia y global de animales y vegetales, enmarcándola en el concepto chino de civilización ecológica. La medida más inmediata de la cita, concluida el 15 de octubre e inaugurada cinco días antes, es la asignación de 1500 millones de yuanes (233 millones de dólares) para la protección de la naturaleza en los países en desarrollo anunciada por el presidente chino, Xi Jinping.

Hacia un consenso sobre nuestro planeta

En su discurso virtual, Xi declaró solemnemente que China entiende este momento que vive la humanidad como una oportunidad, “un nuevo punto de partida para unirnos a otras partes para proteger la biodiversidad, abordar el cambio climático y proteger el planeta que llamamos hogar”.

El evento, desarrollado bajo el lema “Civilización ecológica: construyendo un futuro compartido para toda la vida en la Tierra”, se ha de entender como la voluntad política que allana el camino para establecer las bases de un pacto vinculante para la próxima década, según el ministro de Ecología y Medio Ambiente de China, Huang Runqiu.

La declaración firmada el 13 de octubre en la ciudad suroccidental de Kunming, provincia de Yunnan, no es un acuerdo, sino una declaración política del más alto nivel y el mayor logro de una conferencia en una senda de avance. Porque, primero, la declaración se compromete a garantizar el desarrollo, adopción e implementación de un marco mundial de biodiversidad efectivo posterior a 2020; para así, segundo, revertir la pérdida actual de biodiversidad y desde ese punto iniciar un proceso de recuperación para el año 2030 a más tardar.

A juicio de Elizabeth Maruma Mrema, secretaria ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica, en Kunming se han detallado algunos de los elementos clave para el éxito de una empresa de esta envergadura planetaria; a saber: integración, reorientación de los subsidios, Estado de derecho y participación plena y efectiva de los pueblos indígenas y las comunidades locales. En opinión de Marco Lambertini, director general del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en sus siglas en inglés), fundado en 1961, con presencia en más de 100 países y cerca de 5 millones de miembros repartidos en todos los continentes, una cumbre como la de Kunming representa una visión que “pone a la naturaleza en el corazón de nuestras sociedades”.

Pero sorprendentemente no en todos los países. Estados Unidos es el único país del mundo, aparte del Vaticano, que no es parte firmante del Convenio sobre la Diversidad Biológica. De manera que se ha llegado a la sorprendente situación de ver representantes científicos y defensores del medio ambiente de nacionalidad estadounidense participando al margen de las conversaciones oficiales porque no están las autoridades del máximo nivel de Washington que debieran concurrir.

Símbolos y medidas recientes

Desde una perspectiva altamente simbólica, el servicio postal chino sacó a la luz el 11 de octubre, día inaugural de la conferencia, un sello conmemorativo que muestra una gran gota para resaltar que el agua es la fuente de la vida y de todas las cosas. Nos recuerda también que los ríos Amarillo y Yangtsé han sido la base de la vida y la agricultura de China, territorio a la vez origen de los principales ríos de las principales culturas surgidas a lo largo de milenios en el Asia continental.

El agua igualmente inspira el progresivo desarrollo verde hoy extendiéndose por la arquitectura de vanguardia en varios edificios emblemáticos en grandes ciudades y provincias chinas, con edificios que incipientemente concentran vegetación exuberante, asemejando “bosques verticales”.

Conviene recordar que en 2017 el presidente Xi prometió construir una “China hermosa” basada en el balance entre el desarrollo económico y la protección medioambiental. En 2018, la Constitución china fue enmendada para incluir el concepto de “civilización ecológica”. Más recientemente, en octubre de 2020, el Partido Comunista de China concluyó la quinta sesión plenaria de su XIX Comité Central y comunicó que acentuaría más el desarrollo verde y sostenible. Y este año, a fines de septiembre, durante el debate general de la 76.ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Xi Jinping anunció que China no construirá nuevos proyectos de energía en el extranjero basados en carbón, en lo que paralelamente constituye una adaptación cualitativa de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

El regreso de una fauna

Con unas extensiones que van de los desiertos y estepas septentrionales hasta las selvas tropicales meridionales, China se ha venido embarcando en una ambiciosa labor de recuperación de animales que en algunos momentos han estado dramáticamente en peligro de extinción. Han sido los casos del panda gigante salvaje, los tigres, delfines y cocodrilos, además de especies tan raras como el antílope tibetano y el ciervo milú.

Pero con focalizados y concentrados esfuerzos acometidos en este siglo, una variada fauna se ha ido recuperando. Así, a fines de 2019 China contaba con 10.000 reservas naturales que cubrían casi un 18 % de su superficie terrestre, apoyándose paralelamente en jardines botánicos y bases para la reproducción de animales salvajes, que en conjunto han logrado criar un gran número de especies raras y en peligro de extinción. Además, el país ha emprendido iniciativas para la protección de bosques y humedales, así como establecido vedas de pesca. Destacan las impuestas en la cuenca del río Yangtsé.

De todas las especies reluce el regreso del panda, que logró mejorar su estatus en 2016, pasando de estar en peligro de extinción a condición vulnerable, hasta que hace pocas semanas se constató que en los últimos 30 años se advertía una curva de recuperación tal que se podía concluir que ya salía de la zona de peligro. Así lo anunciaron las autoridades al precisar que 1800 pandas ya vivían en la naturaleza, un éxito del que en Occidente se hizo eco inmediato la famosa revista estadounidense National Geographic.

Como ha notado recientemente el ex primer ministro francés Laurent Fabius, uno de los facilitadores del Acuerdo de París firmado en 2015, a diferencia de la tradición occidental (donde el ser humano es maestro y poseedor de la naturaleza), la sabiduría ancestral china se inclina por un balance fundamental entre el Cielo y la Tierra a través del ser humano. Según este paradigma, no debe haber lugar para el dominio de la naturaleza. Siguiendo tal visión ancestral, se ha de reajustar el equilibrio perdido en el inevitable coste ambiental del proceso modernizador y retomar la senda de la armonía en la medida de lo posible. Y en ello está China y el resto del mundo.

Decía en el siglo pasado el internacionalmente reconocido filósofo español José Ortega y Gasset, a propósito de su definición del ser humano: “Yo soy yo y mi circunstancia. Y si no la tengo a ella no me salvo yo”. Es evidente que si viviera hoy valoraría como clave los actuales esfuerzos desplegados en las cumbres internacionales por salvar y recuperar nuestra circunstancia. La biodiversidad, compuesta de animales y especies vegetales de nuestro planeta, al asegurar el oxígeno en el aire y la disponibilidad de suelos fértiles, constituye la tarea más importante de nuestras vidas y de nuestro destino común, como se acaba de reafirmar en Kunming.

*Augusto Soto es director de Dialogue with China Project.

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