Los frágiles sistemas de salud de países en desarrollo enfrentan actualmente retos aún mayores debido a que su personal médico capacitado se está yendo a trabajar en países más ricos, mientras que otros han muerto por la COVID-19 en su trabajo médico de primera línea, de acuerdo con un reporte del periódico The Guardian.

Los bajos ingresos y las difíciles condiciones en países pobres están llevando a sus trabajadores del sector salud a irse, señaló un artículo publicado el lunes, el cual añade que los especialistas en salud global impulsan iniciativas para proteger a ese personal médico, y persuadirlos de no irse al extranjero.

Al menos 115.000 trabajadores médicos y de salud han perdido la vida por la COVID-19, de acuerdo con cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La información es "escasa" y la verdadera cifra podría ser mucho mayor, debido a que muchos más han contraído el virus, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en su discurso de apertura de la Asamblea Mundial de Salud en mayo.

En países más ricos, la proporción de trabajadores médicos preparados en el exterior o nacidos en el extranjero ha aumentado en dos décadas, informó el diario.