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Shenzhen inspira al mundo

Source:China Hoy Author:AUGUSTO SOTO
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Acaso una infinidad de usuarios de telefonía móvil sepan que Shenzhen es la patria chica de la empresa Huawei y de otros gigantes tecnológicos chinos. Aunque si conocieran el origen de esta ciudad de 13 millones de habitantes que celebra 40 años de existencia y conocida como la “sala de máquinas de la tecnología y la innovación china” o el “Silicon Valley de China”, o como “metrópolis internacional con influencia mundial”, quedarían más deslumbrados con el aparato que tienen entre sus manos. Porque de ser un pueblo de pescadores y caminos polvorientos de 30.000 habitantes asombrados ante la potencia financiera y el glamur de la vecina Hong Kong, Shenzhen ha perseverado en nuevos propósitos a partir de 1980, alcanzando hoy el reconocimiento mundial. La antigua aldea de pescadores reúne especiales características que motivan variadas reflexiones. En el interesante otoño de 2020 no es exagerado afirmar que desde este polo tecnológico se configuran brillantes tonalidades de la paleta de colores del porvenir del mundo.

Resultado de una buena gobernanza

La planificación de una inteligente gobernanza integradora de geografía y largo plazo ha sido crucial, como se recordó en las ceremonias conmemorativas durante el verano y el otoño de 2020. En la celebración oficial de octubre, el presidente Xi Jinping destacó la transformación de Shenzhen como “un milagro en la historia del desarrollo mundial”. Semejante cambio fue posibilitado por la directriz del Comité Permanente de la V Asamblea Popular Nacional, en agosto de 1980, que estableció las Zonas Económicas Especiales (ZEE), pioneras del país en la reforma y la apertura. Recordemos que Shenzhen, Zhuhai y Shantou (en la provincia de Guangdong), así como Xiamen (en la vecina provincia de Fujian), fueron las escogidas para reinventarse y marcar una senda vanguardista.

Así, en un proceso vertiginoso de cuatro décadas, Shenzhen ha alcanzado un Producto Interno Bruto (PIB) que la sitúa en la quinta posición entre las ciudades asiáticas e imposible de desligar de su entorno macrorregional.

Innovar es educar y educar es innovar

Un aspecto relevante ha sido la personalidad de los fundadores de las grandes empresas tecnológicas de Shenzhen. Aquí destaca Ren Zhengfei, el fundador de Huawei, nacido en la modesta provincia de Guizhou en la década de los años cuarenta, y quien creció en el seno de una familia que veneraba el sentido transformador de la educación y el esfuerzo sostenido como disciplina. El sentido confuciano de esa atmósfera, que le llevó a estudiar ingeniería en la Universidad de Chongqing y luego a unirse al Ejército Popular de Liberación (EPL) para investigar desarrollo tecnológico, fue un ambiente extraordinariamente estimulante para lo que vendría después.

La misma modernización de los años ochenta en el EPL le llevó a seguir una ruta como emprendedor independiente. Claro que en 1987, cuando fundó su empresa, nada indicaba a Ren que Huawei, nacida con un exiguo capital de 5.000 dólares de la época, llegaría a convertirse en el mayor productor mundial de telecomunicaciones y el segundo de teléfonos inteligentes. No estaba escrito que alcanzaría una presencia en 150 países, suministrando al menos al 80% de los operadores de telecomunicaciones y con unos ingresos anuales superiores empinados claramente por sobre los 100.000 millones de dólares en los últimos años.

En las largas conversaciones que antes de la pandemia mantuvo Ren con el profesor español Manuel Castells (el mayor experto mundial en la sociedad de la información), el fundador de Huawei explicó, según Castells, que en la larga marcha hacia el mercado global una clave de su estrategia era el talento de sus trabajadores: contratados en las mejores universidades y regularmente reciclando conocimientos. Tal dinámica es comprobable en el mismo campus central de la empresa, un parque extendido a lo largo de varios kilómetros que incluye a la Universidad Huawei, donde se forman constantemente sus ingenieros.

Aquí llaman la atención dos cosas que inspiran a las más variopintas compañías del mundo. Primero, Huawei tiene la particular prioridad de invertir significativamente en Investigación y Desarrollo, a los que se ha dedicado en promedio el 10% de sus ingresos anuales (el 15,3% en 2019). Paralelamente la compañía ha logrado más de la mitad de sus más de 90.000 patentes fuera de China, en una andadura en la que el objetivo prioritario no son necesariamente los beneficios, sino que la inversión en ciencia e innovación.

Visiones de futuro

El profesor Castells, que actualmente es ministro de Universidades en España, entiende que la visión de futuro de Ren no está circunscrita o limitada a las redes 5G, sino que es parte de una mirada inigualable. Se trataría de un proceso hacia un nuevo mundo erigido en la nube de Internet y operado por inteligencia artificial ensamblado por máquinas interconectadas y paulatinamente autónomas. Esta red debiera contribuir a una Humanidad con mayúsculas, esto es, declaradamente cooperante e idealmente más inteligente. En este empeño, que tiene puntos en común con Silicon Valley, hay, sin embargo, una diferencia. En el caso de Huawei, se trata de no depender del mercado financiero (relevante en el polo tecnológico norteamericano). Así se persigue una mayor resiliencia para lograr los propios sueños como compañía de sello innovador.

Shenzhen, parte de un contexto mayor

En su más reciente alocución Xi Jinping ha animado a Shenzhen a aumentar sus capacidades para implementar una nueva filosofía de desarrollo, construir un nuevo patrón para profundizar reformas integrales y ampliar la apertura en todos los frentes, así como a contribuir a la construcción de la Gran Área de la Bahía de Guangdong-Hong Kong-Macao. Pues bien, esta construcción se verá extraordinariamente potenciada por la mayor noticia comercial de este año y probablemente de la década.

En efecto, quince países de Asia y Oceanía acaban de firmar el acuerdo para formar la mayor asociación comercial del mundo. La rúbrica se interpreta como una gran victoria para China, el principal promotor del proyecto. La Asociación Económica Integral Regional (RCEP, en sus siglas en inglés) abarcará a 2.100 millones de consumidores y a cerca de 30% del PIB mundial. En el marco de esta gigantesca iniciativa, la Gran Área de la Bahía de Guangdong-Hong Kong-Macao debiera potenciarse y no sería irreal proyectar en inevitable que Shenzhen (como parte de Guangdong) se convierta en el polo innovador global más grande (no solo de las telecomunicaciones).

Entretanto, la infraestructura de telecomunicaciones y los teléfonos móviles siguen su implementación integral del G5 y el lanzamiento de nuevos modelos, tanto en China como en todos los continentes. Y aquí en Europa, aunque a primera vista pueda parecer que ya habrían aportado gran parte de lo que tenían que ofrecer al consumidor (según algunas voces deficientemente informadas) la verdad es que las empresas de Shenzhen parecen tener bastante más que proponer a los gobiernos y consumidores de Europa.

En fin, nos acercamos a la recta final de este imprevisto 2020 con más saltos cualitativos que actualmente están dando las empresas tecnológicas de la antigua aldea fronteriza de pescadores de Shenzhen.

*Augusto Soto es director de Dialogue with China Project.

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Editor: Wu Wen Da-->

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