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Medio siglo de sacrificios por la salud rural

2022-11-30 13:05:00 Source:China Hoy Author:TAO ZIHUI
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17 de septiembre de 2022. Lu Shengmei examina a un niño en el Hospital Popular del Distrito de Jiaxian, en la provincia de Shaanxi.

“Donde la luz del sol no brilla, una escena primaveral prevalece. El musgo es pequeño como el arroz, pero floreciente como la agradable peonía”. Estas palabras corresponden al poema Musgo, escrito por Yuan Mei (1716-1798) en la dinastía Qing. Lu Shengmei, una doctora que ha vivido en la provincia noroccidental china de Shaanxi durante 54 años, considera el verso uno de sus favoritos.

Lu creció en Beijing y su mayor sueño era convertirse en pediatra en un gran hospital de la capital. En 1968, tras graduarse de la Universidad Médica de la Capital, Lu fue asignada a un trabajo en el distrito de Jiaxian, ciudad de Yulin, en Shaanxi.

Esta doctora de 78 años, quien es delegada al XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) y fue vicepresidenta de un hospital distrital en Shaanxi antes de jubilarse, dedicó más de 50 años de su vida a tratar a las personas más desfavorecidas de la sociedad.

Siempre recuerda lo que alguna vez le dijo un profesor: “El deber de un médico es curar enfermedades y salvar vidas, sin importar las circunstancias, sin importar cuán difíciles se pongan las cosas. Recuérdalo”. Lu Shengmei cumplió esta misión a cabalidad.

Una mañana de invierno en 1968, una joven entró a trabajar en el Hospital Popular del Distrito de Jiaxian. Lu, que entonces tenía 24 años y estaba a punto de embarcarse en su carrera como pediatra, se había hecho una promesa: “Trabajar para el PCCh y servir a la gente de Jiaxian durante 50 años”, como señala al semanario Beijing Review. Y así lo hizo.

“Hasta los 24 años, había estado únicamente en Beijing y, de pronto, me encontré muy lejos de casa”, recuerda. “Las condiciones de vida no eran tan buenas como las de Beijing y debo confesar que lloré”, reconoce.

Durante las más de cinco décadas que han pasado desde su llegada a Jiaxian hasta su jubilación en 1999, e incluso después, Lu ha proporcionado tratamientos gratuitos a más de 100.000 pacientes locales.

Un cambio de vida

Ubicado en el límite de la meseta de Loess con el desierto de Maowusu, Jiaxian es un pequeño distrito rodeado de colinas y barrancos.

Maowusu, o Mu Us, es uno de los principales desiertos de China. Se extiende desde la ciudad de Ordos, en la región autónoma de Mongolia Interior, hasta la ciudad de Yulin, en la provincia de Shaanxi. Su nombre, que viene del mongol, significa “agua mala”, y con justa razón, ya que el desierto contiene vastas extensiones de tierras baldías y agua salina y alcalina.

Cuando hacía visitas a domicilio, Lu Shengmei tenía que atravesar por peligrosos caminos de montaña. Además, debido a la escasez de agua en el distrito de Jiaxian, los residentes locales solían beber directamente del río Amarillo. Para empeorar las cosas, cada persona recibía apenas una botella de agua al día que ni siquiera era del todo potable.

Lu nunca había vivido en un yaodong (casa cueva), un refugio común en la meseta de Loess. Sin embargo, este se convirtió en su nuevo hogar. Uno de los primeros obstáculos que tuvo que sortear en su nueva vida fue cómo prender fuego para mantenerse abrigada en invierno. Cada vez que intentaba encender su pequeña estufa de leña, la casa se llenaba de humo y polvo. Tras muchos ensayos y errores, simplemente se dio por vencida y se resignó a pasar las noches en su cama fría. “Cuando los lugareños se enteraron que no sabía cómo usar correctamente mi estufa de leña, empezaron a venir todos los días para ayudarme”, declara Lu.

Los servicios médicos en Jiaxian eran deficientes, al igual que los conocimientos que tenía la gente respecto a higiene y salubridad, todo lo cual constituía una gran preocupación para Lu. En razón de ello, se embarcó de lleno en la causa para mejorar la salud de los habitantes de Jiaxian.

Un día de nieve, camino a la casa de un paciente a 5 km de donde vivía, Lu se resbaló y se cayó un sinfín de veces. Para tratar a un bebé con tos ferina, Lu le tuvo que realizar succión oral para eliminar la mucosidad en su boca, ya que el niño no podía eliminarla por sí solo al toser o sonarse la nariz.

Para mejorar su quehacer médico, Lu aprovechaba las noches para estudiar, mientras brindaba tratamientos durante el día.

En sus largas décadas de servicio, Lu Shengmei tuvo que tratar pacientes que padecían todo tipo de enfermedades en sus visitas a domicilio. Consciente de la precariedad económica de la mayoría de ellos, siempre se aseguraba de recetar medicamentos económicos pero efectivos.

Debido a la mala infraestructura vial por aquellos tiempos, la gente a menudo perdía su cita médica, razón por la cual los doctores debían viajar a pie a través de las montañas para realizar los respectivos chequeos.

“Hubo ocasiones en que no fuimos capaces de hacer mucho, como cuando un paciente en estado crítico finalmente llegó al hospital después de un viaje largo y arduo”, lamenta.

En 1983, Lu Shengmei fundó el departamento de pediatría en el hospital. Gracias a la buena calidad de la atención médica y al éxito de los tratamientos, el hospital fue ganando una sólida reputación, incluso atrayendo a pacientes de la provincia vecina de Shanxi.

18 de enero de 2021. Lu Shengmei se arrodilla para atender a una paciente en un yaodong (casa cueva) en la aldea de Hejiagou, en la provincia de Shaanxi. Fotos de Xinhua

Promesa cumplida

Con el transcurso del tiempo, Lu recibió muchas ofertas de trabajo de connotadas instituciones médicas. No obstante, las rechazó todas.

“Cuando llegué por primera vez a Jiaxian, era un lugar desconocido para mí, pero ahora ya es mi hogar”, indica. “La gente de aquí me necesita. Mi familia me necesita”.

Había muchos médicos recién graduados que iban y venían. Cada vez que alguien partía, Lu experimentaba una serie de sentimientos encontrados. “Todo el mundo quiere vivir en un lugar que ofrezca mejores condiciones de vida. ¿Por qué yo no?”, se preguntaba.

La respuesta era simple: su lealtad siempre había estado con la gente de Jiaxian. “Le prometí a mi esposo y a mis suegros que no dejaría ni este lugar ni a ellos”, puntualiza.

En 2018, Lu cumplió la promesa que se había hecho de dedicar 50 años a mejorar la salud de los habitantes de Jiaxian. Sin embargo, en lugar de relajar la marcha, ha continuado trabajando duro impulsada por el progreso que ha visto a través de sus propios ojos.

De cierta forma, Lu cambió a Jiaxian y el distrito también generó una transformación en ella. Allí, además, conoció a su amado esposo. “Él fue alguien que siempre pensó más en los demás que en sí mismo y un hombre cuya luz todavía brilla sobre mí y seguirá brillando por siempre”.

El tiempo es la mejor prueba de las convicciones y aspiraciones fundamentales de los militantes del Partido. “Soy vieja, pero continuaré sirviendo a la gente hasta mi último aliento”, afirma decididamente Lu Shengmei.

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Editor: Wu Wen Da-->

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