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Vida, pasteles y sueños

2022-08-31 16:35:00 Source:China Hoy Author:LIU CHANG
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Wang Wei prepara un postre clásico de la École Lenôtre llamado Hojas de Otoño.

Wang Wei ha incursionado en diversos campos a lo largo de su carrera profesional. Tras graduarse de la Universidad de Medicina China de Beijing (UMCB), trabajó en la farmacia de un hospital de la capital y luego formó parte del departamento de recursos humanos de una gran empresa de propiedad estatal. No conforme con esto, dejó su empleo y se fue a París para estudiar pastelería. Ahora es dueña de un local llamado Pardes en Beijing.

Comienzo de un sueño

Wang nació en Beijing en una familia de ingenieros aeroespaciales. Sus padres y abuelos dedicaron su vida a la industria aeroespacial china. Tras graduarse de la escuela secundaria, Wang decidió matricularse en la UMCB en la especialidad de química de la carrera de medicina tradicional china y, una vez finalizó sus estudios, comenzó a trabajar en la farmacia de un hospital.

Aunque el trabajo coincidía con lo que había estudiado, la rutina diaria y el monótono estilo de vida le causaban hastío. Debido a su deseo continuo de probar cosas nuevas, renunció a su trabajo y comenzó a buscar algo más creativo y desafiante. Pronto, encontró un nuevo trabajo en el departamento de recursos humanos de una gran empresa afiliada a la Corporación de Ciencia e Industria Aeroespacial de China, donde logró desenvolverse bastante bien. Sin embargo, esta vida estable tampoco la satisfacía.

Un día de 2014, mientras Wang Wei navegaba por Weibo, una popular red social de China, las publicaciones de un bloguero gastronómico llamaron su atención. El bloguero, que se había formado en el instituto de artes culinarias Le Cordon Bleu, había publicado varios videos y fotografías de panes y pasteles que había hecho. Wang, a quien le encantan los postres y ver cómo una pequeña bola de masa empieza a tomar forma en el horno, sintió un interés inmediato. Tras esta pasión recién descubierta, comenzó a dedicar más tiempo fuera del horario de trabajo para instruirse. Compró libros, vio videos y tomó diversos cursos en línea, todo lo cual constituía un escape de su vida como empleada de recursos humanos.

En 2016, Wang se tomó un mes de vacaciones, durante el cual viajó a la ciudad de Changsha, en la provincia de Hunan, para asistir a un curso de pastelería impartido por un panadero profesional que había vivido en Francia. Cada vez que revolvía la masa, la ponía en un recipiente, la trasladaba al horno y veía cómo tomaba forma hasta convertirse en un pastel o bocadillo, Wang sentía una emoción indescriptible.

Tras regresar a Beijing, compró varios utensilios de cocina y empezó a poner en práctica sus habilidades en casa. El ánimo y los elogios que recibió de sus amigos y familiares le causaron tanta satisfacción que se dio cuenta de lo que realmente quería hacer. “Decidí que tomaría la pastelería en serio. No podía tratarla simplemente como un pasatiempo”, puntualiza Wang.

Nunca es demasiado tarde

Finalmente, en lugar de avanzar hacia un futuro predecible, Wang eligió explorar las infinitas posibilidades de su vida. En 2017, renunció a su trabajo como gerente de recursos humanos en la empresa para la cual había trabajado casi 10 años. Durante un año entero, se dedicó a aprender francés, a buscar información sobre escuelas culinarias y a hacer los preparativos necesarios para estudiar pastelería en Francia.

A principios de 2018, Wang llegó a la École Lenôtre en París, una escuela gastronómica con más de 60 años de historia. Su fundador, Gaston Lenôtre, es conocido como el pionero de la pastelería moderna de Francia. Esto, junto al alto nivel de las clases y la reputación detrás de la marca fueron las principales razones que impulsaron a que Wang escogiera Lenôtre.

El programa de estudios en la École Lenôtre era muy intenso. Wang tenía clases de lunes a viernes y, al finalizar la semana, los alumnos tenían una evaluación en la que su trabajo era calificado. Cualquier detalle, desde el grosor de la masa hasta la cantidad de azúcar, podía alterar el resultado final. “Todos los maestros prestaban suma atención a los detalles y me impresionó la seriedad a la hora de evaluar los productos y a los estudiantes”, recuerda Wang.

Este espíritu de perfección también lo encontró fuera del campus. Para mejorar sus habilidades, Wang visitó varias panaderías populares en París. Se sorprendió mucho al descubrir que muchas de ellas cerraban sus puertas temporalmente. Más tarde, Wang supo que ello se debía a las altas exigencias de los chefs, quienes preferían cerrar su negocio antes que vender un pastel que no fuera del todo perfecto.

“Una vez, tuve que ir a una panadería tres veces para conseguir el pan que quería”, expresa Wang. Sin embargo, al dar el primer mordisco, el placer que experimentó a través de sus papilas gustativas hizo que comprendiera de inmediato aquella persistencia “obstinada” de algunos chefs en la búsqueda de la excelencia culinaria.

Wang Wei (segundo desde la der. en primera fila) en ceremonia de graduación de la École Lenôtre con sus compañeros. Fotos cortesía de Wang Wei

Un sueño hecho realidad

La formación que Wang recibió en Francia sentó una base sólida para que iniciara su propio negocio. Así, al regresar a Beijing, comenzó a crear su propia marca. Teniendo en cuenta los altos gastos que requiere una tienda física, decidió comenzar con una en línea. Hizo todo sola, incluidas la búsqueda de lugar, la compra de equipos, el desarrollo de productos y el marketing.

A finales de 2018, Wang inauguró su pastelería. Al principio, su foco estuvo en la confección de pasteles a pedido. Su objetivo en esta primera etapa era claro: construir una base de clientes ofreciendo productos de calidad. Así, durante aproximadamente dos años, Wang se dedicó a sumar más de 900 clientes regulares, incluyendo empresas de renombre como JD, Tencent y Volkswagen.

“El desarrollo de una marca es como la crianza de un niño. Si el negocio solo permanece en línea, es imposible que crezca”, señala Wang. Tras adquirir experiencia con su tienda en línea, Wang decidió dar el siguiente paso y abrir una pastelería física. Sin embargo, este no fue un desafío menor. Debía encontrar la locación adecuada, determinar qué decoración tendría su tienda, qué pasteles confeccionaría y reclutar empleados. Tras casi medio año de preparativos, su tienda abrió en la Navidad de 2021.

Wang escogió el nombre de “Pardes” para su local, compuesto por las palabras en francés partager (“compartir”, en español) y dessert (“postre”). Los conocimientos que adquirió en la universidad junto con las técnicas culinarias que aprendió en Francia la convencieron de que Pardes debería ceñirse a dos principios fundamentales: seleccionar ingredientes 100 % naturales y saludables, y hacer todos los productos a mano. Aunque la pastelería es de estilo francés, Wang ajustó todas las recetas al paladar de la gente del norte de China, reduciendo la proporción de azúcar y aceite. Esto también encajó con la clientela más joven, que sigue una dieta más saludable y baja en grasa.

Apenas dos meses luego de su inauguración, Pardes fue elegida la mejor pastelería de la Zona de Desarrollo Económico de Yizhuang, en Beijing. “En el futuro, espero diversificar el negocio de Pardes y convertirlo en una plataforma para organizar eventos de forma presencial bajo diferentes temáticas, con el fin de construir un puente para los intercambios culturales entre China y Francia”, afirma Wang.

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Editor: Wu Wen Da-->

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