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Los Estados no están muertos

2021-12-02 15:24:00 Source:China Hoy Author:KARINA BATTHYÁNY*
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En las últimas dos décadas hemos asistido a una nueva etapa de la globalización, marcada por el ascenso y desarrollo de las sociedades del Sur Global; un ciclo que se caracteriza por el incremento del comercio entre los países y bloques periféricos, y por la puesta en marcha en muchos de esos países de políticas públicas que se diferencian del recetario neoliberal que predominó en la etapa antecesora de la globalización.

En los últimos años, los países del Sur Global contribuyeron a la mitad del crecimiento mundial y el intercambio entre ellos representó un cuarto de todo el comercio global. Este proceso permitió mejorar las condiciones de vida de gran parte de la población mundial y la humanidad pudo reducir la cantidad de personas en situación de extrema pobreza desde el 36 % de la población mundial, en la década de 1990, hasta el 10 % en 2015.

Karina Batthyány, secretaria ejecutiva de CLACSO.

Efectos sin precedentes

Sin embargo, estas tendencias de largo y mediano plazo se han visto confrontadas por la pandemia de COVID-19, un acontecimiento global cuyo significado histórico aún no podemos descifrar en su totalidad. La pandemia tuvo efectos sin precedentes en las dinámicas económicas y sociales de las sociedades y en la vida cotidiana de las personas, con repercusiones especialmente graves en los países y hogares de menores ingresos de América Latina y el Caribe, la región más afectada por el virus.

La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto tremendo en el esfuerzo mundial por la reducción de la pobreza. De acuerdo con el Banco Mundial, por consecuencia de la pandemia de COVID-19, entre 119 millones y 124 millones de personas adicionales cayeron debajo de la línea de extrema pobreza de 1,90 dólares al día. En la misma línea, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) estimó que durante 2020 la tasa de pobreza en América Latina y el Caribe alcanzó al 33,7 % de la población, y la tasa de pobreza extrema al 12 %, las cifras más altas de los últimos 20 años.

La magnitud de la crisis en la región ha reabierto debates sobre el papel del Estado, sobre el papel de la política en general y de las políticas públicas en particular, y muy especialmente las políticas para la superación de la pobreza.

La pandemia produjo el reconocimiento colectivo de que vivimos en sociedades territoriales cada vez más interdependientes globalmente. Durante la pandemia quedó más que claro que la búsqueda de soluciones, la búsqueda de alternativas a los distintos problemas que enfrentamos jamás va a ser de manera aislada: nadie sale por sí solo ni a nivel individual ni a nivel colectivo como Estado, como países.

La pandemia parece estar dejando claro que los Estados no están muertos y tienen un rol principal en la ejecución de políticas capaces de transformar la realidad de manera efectiva; políticas públicas que aborden el desafío siempre postergado de construir sistemas universales de protección, cambiando el foco de atención del mercado a las personas, colocando la vida y los cuidados en el centro. Para esto, el Estado, particularmente el Estado social, adquiere un papel central, así como la necesidad de una mayor colaboración y cooperación regional e internacional.

28 de agosto de 2021. Una vista de la aldea de Shazhou, en la ciudad de Binzhou, provincia de Hunan. La experiencia de desarrollo en China puede ser una fuente de aprendizaje para América Latina. Cnsphoto 

La experiencia de China

Creemos que el desarrollo industrial, científico y tecnológico es fundamental para combatir la pobreza y lograr el desarrollo de todos los países de la región latinoamericana. Podemos ser una región que al tiempo que exporta materias primas también construye un cambio cualitativo en su estructura productiva. En este sentido, desde América Latina y el Caribe encontramos en la experiencia de desarrollo china una posibilidad de aprendizaje, de cooperación e intercambio mutuo.

China siempre ha sido un participante activo en la cooperación internacional para la reducción de la pobreza. Podemos mencionar, por ejemplo, en su relación con América Latina, que el crecimiento económico de la región durante la primera década de este siglo ha estado vinculado al surgimiento de China y al aumento de las exportaciones latinoamericanas a China. Este crecimiento económico, además, permitió impulsar las inversiones en sectores estratégicos como energía y transporte y generar mayores ingresos que han permitido fortalecer los programas de protección social, pero también generó una tendencia a la contención de las economías principalmente en América del Sur.

La cooperación Sur-Sur es una manifestación de la solidaridad y la interdependencia entre los pueblos y países del Sur Global. Este tipo de colaboración, cuyo objetivo es compartir conocimientos, habilidades e iniciativas exitosas sobre las más variadas áreas de interés público, es un tipo de vínculo que, al menos desde el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), creemos que debe trascender los acuerdos políticos entre Estados y profundizarse sobre todo en el ámbito de las organizaciones regionales, de la academia, de la sociedad civil y de sectores de la economía.

Desde CLACSO apostamos por fortalecer la cooperación Sur-Sur, formando alianzas en materia de formación, investigación, evaluación científica, publicaciones y comunicación. Sin ir más lejos, en junio de este año firmamos un acuerdo con la Academia China de Ciencias Sociales para trabajar juntos, lo que se suma a los acuerdos ya firmados con los Consejos Africano y Árabe de Ciencias Sociales.

El compromiso de CLACSO con el desarrollo del Sur Global no solo se limita a celebrar alianzas de trabajo con entidades hermanas. Hemos buscado en los últimos años conformar ámbitos de reflexión sobre el tema, creando por ejemplo dentro de nuestra área de formación de una especialización sobre epistemologías del Sur: la forma de hacer ciencia, analizar, concebir y mirar el mundo y sus problemas desde este Sur Global, con el objetivo de proponer alternativas desde este Sur Global.

Nos encontramos en un tránsito hacia sociedades que sufrirán reconfiguraciones a corto y mediano plazo. Es el momento de pensar en nuevas formas de organización social y avanzar en la definición de criterios inclusivos para el acceso a la cooperación internacional.

Ante ese desafío, nuestras ciencias sociales tienen mucho que aportar identificando temas, problemas y soluciones que nos permitan resolver los conflictos que surgen en todas las regiones con una mirada estratégica hacia el futuro. 

*Karina Batthyány es secretaria ejecutiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

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Editor: Wu Wen Da-->

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