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Una iglesia católica en una aldea tibetana

Source:China Hoy Author:LU RUCAI
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Cizhong, una aldea en la provincia de Yunnan, cuenta con una población cercana a las 1000 personas, distribuidas en alrededor de 200 hogares. A pesar de su pequeño tamaño, es bastante famosa entre turistas y entusiastas religiosos.

 

Hace más de 100 años, misioneros franceses construyeron una iglesia católica allí. La edificación no solo se ha convertido en un lugar sagrado para que católicos provenientes de aldeas cercanas y lejanas realicen sus oraciones, sino que también se ha distinguido por ser un sitio donde turistas chinos y extranjeros pueden sumergirse en la historia. A pesar de que para los foráneos puede ser inconcebible el hecho de que exista una iglesia católica en medio de una aldea tibetana, para los locales es pan de cada día.

 

Iglesia al estilo romano con decorados chinos.

Católicos tibetanos

 

La Montaña Nevada de Minling, una de las ocho montañas sagradas del budismo tibetano, está ubicada en el distrito de Deqen de la prefectura autónoma tibetana de Diqing. La montaña, que a sus pies goza del paso del caudaloso río Lancang, es también una importante puerta de Yunnan hacia el Tíbet. Las altas y empinadas cumbres que rodean el valle hicieron que durante miles de años los residentes de esta región estuvieran desconectados del mundo exterior casi por completo. Ubicada a la orilla del río, Cizhong es una de las decenas de aldeas tibetanas de este tipo en la región.

 

La iglesia de Cizhong, de estilo gótico francés, está situada en el centro de la aldea. Construida en 1921, solía ser una de las principales iglesias católicas de la época en Yunnan.

 

De las 1000 personas de diferentes grupos étnicos como tibetano, han, lisu y naxi que viven en Cizhong, 60 % son católicos. A sus 88 años de edad, un anciano de la aldea, llamado Xiao Jieyi, es una rica fuente histórica en cuanto a las actividades católicas en el lugar.

 

Nacido en 1929 bajo el nombre cristiano de François, Xiao Jieyi asegura que para los europeos el Tíbet es un lugar sagrado, el cual siempre ha atraído a los misioneros católicos con la esperanza de predicar el evangelio. A pesar de que las actividades misioneras no lograron desplegarse en el Tíbet, echaron raíz en Yunnan, la provincia contigua.

 

A sus 18 años, Xiao Guoen, el padre de Xiao Jieyi, siguió al misionero francés Jean-Baptiste-Pierre-Victor Ouvrard (1880-1930) –Wu Xuzhong en chino–, y juntos viajaron desde Kangding, en la provincia de Sichuan, hasta el distrito de Weixi, en Deqen, donde Xiao Guoen se casó con una tibetana en un monasterio. Xiao Jieyi, el cuarto hijo de aquel matrimonio, dijo que su padre hablaba muy bien el latín y actuó como la mano derecha de varios sacerdotes.

 

Antes de la llegada de Wu Xuzhong, otros emprendedores católicos en Yunnan, haciéndose pasar por comerciantes, aprendieron tibetano en los templos budistas, llevaron medicina occidental y construyeron escuelas en la región. Después de ganarse la confianza de los locales, comenzaron a reproducir afuera de la iglesia, por medio de un gramófono, discos con la doctrina católica traducida por monjes tibetanos. Con el tiempo, en dicha aldea la religión católica fue ganando fieles.

 

Tsering Quzong, una vecina de la iglesia, es descendiente de la familia Tusi (líder local durante la sociedad feudal) de la etnia naxi. Su residencia de estilo tibetano tiene más de 100 años de antigüedad, los que coinciden con los años de la iglesia católica en el lugar. Según Tsering Quzong, el terreno donde está la iglesia católica pertenecía a su familia, dado que en aquellos tiempos todos los terrenos de la región pertenecían a los Tusi.
La mayoría de los fieles que acuden a la misa son ancianos tibetanos.
Si se atraviesa un sendero contiguo a su jardín, se puede llegar a un viñedo, ubicado en la parte sur de la iglesia. Las semillas de uvas fueron introducidas por dos misioneros, el francés François Gore y el suizo Rovi, cuyo nombre en chino era Luo Wei. Debido a que el Gobierno chino repatrió a los misioneros extranjeros a partir de 1949, estos fueron los últimos sacerdotes extranjeros que Cizhong vio en muchos años.

 

Según Tsering Quzong, actualmente el viñedo pertenece a la Oficina de Administración Forestal de Cizhong. Sin embargo, ella es la encargada de cuidarlo. “Se dice que las uvas Rose Honey desaparecieron en Francia”, dice Tsering Quzong. De hecho, hace unos años un grupo de franceses llegó a la aldea con la intención de recolectar semillas de dicha variedad. Ahora casi todos los hogares de Cizhong y sus aldeas aledañas cultivan uvas y hacen vino tanto para el consumo propio como para la venta a los turistas.

 

Xiao Jieyi ha estado aprendiendo tibetano en la iglesia desde su infancia. Cuando tenía 13 años fue enviado a un monasterio a aprender la doctrina latina, china y católica, como parte de su formación para ser sacerdote. Más tarde, en 1945, fue enviado a estudiar al seminario católico de Kunming, donde aprendió francés y latín durante tres años. Hoy en día, a sus 88 años, todavía recuerda a todos los sacerdotes que vinieron a la iglesia, sus pasatiempos y costumbres. Recuerda a François Gore como un erudito que hablaba tibetano con fluidez y que había elaborado una compilación de varios diccionarios tibetanos y libros de escrituras. El sacerdote suizo Rovi sobresalió en la lengua lisu, y los libros e himnos que escribió y compiló son populares entre los creyentes. Andrew, otro sacerdote, a pesar de enfadarse con facilidad, ayudó a construir una carretera entre Cizhong y la iglesia de Baihanluo a orillas del río Nujiang, lo que redujo considerablemente el tiempo de viaje entre ambos lugares.
Misa de bautismo.
Nombres cristianos

 

En 1951, cuando los misioneros extranjeros regresaron a sus países, las actividades religiosas de la iglesia católica de Cizhong fueron interrumpidas. Al mismo tiempo, allí se construyó la Primaria Provincial N.° 1. Xiao Jieyi, quien había tenido mucho contacto con los misioneros extranjeros, fue enviado a un campo de trabajo en la ciudad de Lijiang. Cuando regresó a Cizhong, 30 años después, se encontró con una iglesia católica muy deteriorada y con pocos adeptos.

 

En la década de 1980, cuando la libertad religiosa fue restaurada en China, nadie se atrevía a entrar en la iglesia. Xiao Jieyi fue el primero en abrir la puerta principal. Gradualmente, bajo su dirección, se reanudaron las actividades católicas locales. En su hogar, Xiao Jieyi nos mostró las historias escritas a mano sobre la iglesia de Cizhong. El amor que siente por su tierra y la religión brilló a través de la forma en que nos contó la historia de Cizhong y de su gente. Nos dijo que se sabía cientos de himnos, de los cuales nos cantó unos cuantos, e incluso interpretó la canción folclórica francesa Le Coucou.

 

Wu Gongdi, el actual director de la iglesia católica de Cizhong, nació en 1949 y, ocho días después de su nacimiento, fue bautizado con el nombre de Agustín por el misionero suizo Luo Wei. Wu Gongdi recordó que su bisabuelo caminó desde el Tíbet hasta Cizhong, donde se casó con una mujer cristiana llamada María. Después de casarse, su bisabuelo se convirtió al catolicismo, y desde entonces la familia ha practicado la fe cristiana.

 

Durante los 20 años después de la reanudación de las actividades religiosas, la iglesia de Cizhong nunca tuvo sacerdotes de tiempo completo. Cada Navidad, por lo tanto, un cura proveniente de la parroquia de Dali debía viajar a Cizhong para ayudar con las celebraciones. Wu Gongdi y sus colegas ahora administran los asuntos diarios de la iglesia, y Xiao Jieyi, cuando se encuentra con buena salud, dirige el coro de la iglesia los domingos.

 

La nieta de Wu Gongdi, María –Zhang Ruiying en chino–, cursa el cuarto grado en una escuela primaria. A pesar de que antiguamente los católicos de Cizhong solo tenían nombres cristianos, ahora, para obtener una tarjeta de identificación, necesitan un nombre chino, a menudo escogido al azar. Por lo tanto, en Cizhong es común que un anciano y su nieta no compartan el mismo apellido. María dice que a veces va a la iglesia con su abuelo. “Tenemos libertad de creencia religiosa de acuerdo con la ley actual, pero, al mismo tiempo, los padres no pueden obligar a sus hijos a seguir ninguna religión en particular”, aseguró María. Wu Gongdi cree que todas las religiones, ya sea el budismo tibetano, el catolicismo o la fe Naxi Dongba, tienen la misión común de incentivar a la gente a ser buena.

Tsering Quzong. Fotos de Yu Xiangjun
 

Xiao Jieyi.

Wu Gongdi y su nieta María.

Un nuevo sacerdote en la aldea

 

Cada domingo a las 9:00 a.m., los católicos del pueblo asisten a misa. Las mujeres mayores, con sus nietos a cuestas, visten un traje tradicional tibetano. Al igual que muchos otros lugares en China, los aldeanos más jóvenes han migrado a las ciudades, dejando atrás a sus hijos y padres de edad avanzada.

 

La falta de sacerdote en la iglesia católica de Cizhong cambió en 2008, cuando arribó Yao Fei, un hombre proveniente de Mongolia Interior, que durante muchos años trabajó en templos católicos de las provincias de Hubei y Fujian. Su mayor inconveniente, sin embargo, es que no sabe tibetano. “En un principio, los sacerdotes franceses y suizos podían predicar en tibetano, lo que les ayudó a ganarse la confianza de la congregación”, dijo Yao Fei. “A pesar de que pueden comprender mis palabras en chino, prefieren el tibetano”. En su tiempo libre, Yao Fei estudia las costumbres tibetanas y locales de la región, y siempre está invitado a bodas, funerales y cumpleaños. “Seas budista o católico, aquí muchas cosas están conectadas”, sostuvo. “Los aldeanos de diferentes religiones se llevan bastante bien entre sí”.

 

Era un domingo por la mañana. A medida que la iglesia se fue llenando se formó una línea fuera del confesionario. Los rayos de sol que se colaban por las ventanas arqueadas iluminaban los murales, de más de 100 años de antigüedad. Aunque la cultura occidental ha dejado sus huellas tanto en el exterior como en el interior del recinto, muchas de las decoraciones internas poseen rasgos chinos. Por ejemplo, en las paredes se pueden apreciar muchas imágenes de estilo tibetano y bai. Yao Fei aseguró que, cuando llegó a la aldea por primera vez, se concentró en la enseñanza de los principios fundamentales católicos. No obstante, descubrió que los lugareños también buscaban orientación en asuntos como las relaciones matrimoniales y de vecindad. Al escuchar las confesiones, ofreció sugerencias sobre cómo ser tolerante con los demás, basadas en las doctrinas católicas.

 

Wu Gongdi esperó a que Yao terminara la eucaristía para celebrar una misa familiar en su vivienda recién reformada. “Ha pasado mucho tiempo desde mi última misa familiar”, recordó. Cuando nacieron sus dos primeros hijos, las actividades religiosas estaban prohibidas en China, por lo que tuvo que realizar bautismos clandestinos a la medianoche. Sin embargo, hoy en día las actividades religiosas son parte de la vida diaria local.

 

A diferencia de otras iglesias católicas, la misa en la iglesia de Cizhong se celebra en la noche de los lunes, miércoles y viernes y en la mañana de los domingos. La iglesia, no obstante, abre todos los días a aldeanos y visitantes. En 2006, el templo fue catalogado como un importante sitio histórico y cultural protegido a nivel nacional, y desde entonces ha atraído a visitantes de todo el mundo.

 

Esta afluencia internacional ha beneficiado las posadas familiares de Tsering Quzong, que están en creciente demanda. Después de ver la iglesia de Cizhong, los visitantes suelen ir a su casa para admirar las venerables y características artesanías tibetanas, entre otros artefactos, y observar el estilo de vida tradicional tibetano. Tsering Quzong encontró un franco producido en 1913 partido en dos pedazos, que recuerda la interacción de su bisabuelo con los misioneros franceses. Posee otro franco intacto que su hermano llevó a Shanghai para ser evaluado. “Nunca lo venderemos”, aseguró. “Solo queremos conocer su historia”.

 

La vida en esta aldea a la orilla del río Nujiang sigue su curso diario, pues las pilas de piedra mani a las afueras del pueblo y la iglesia católica en su centro mantienen un diálogo silencioso. En el cementerio de la iglesia, las sombras de un eucalipto y un laurel cobijan las tumbas de Wu Xuzhong y del misionero suizo.

 

Wu Gongdi dijo que un nuevo sacerdote, recién graduado de una escuela misionera y conocedor del idioma tibetano, pronto arribaría a la iglesia de Cizhong. Su llegada ayudará a los católicos locales a mantener su fe.

 

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Editor: Wu Wen Da-->

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