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Una inmersión hacia el pasado a través de las ruinas de Kuche

Source:China Hoy Author:MAGDALENA ROJAS
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Las ruinas de Subash fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2014.

Como punto de confluencia entre el Occidente y el Oriente, Xinjiang es una zona donde diversas tradiciones, religiones y herencias culturales se entremezclan, revelando el esplendor de tiempos pasados. En años recientes, las autoridades locales han llevado a cabo importantes esfuerzos en pos de la conservación y protección de algunos lugares históricos de la zona.

Las ruinas budistas de Subash dan cuenta de la importancia que tuvo el Budismo en Xinjiang.

Dos de ellos, las ruinas budistas de Subash y la torre defensiva de Kizilgaha, fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2014. Las ruinas budistas formaban parte de un complejo monástico en que llegaron a vivir más de 4.000 monjes durante su apogeo. Las 205 estructuras que aún quedan se han ido desgastando con paso del tiempo y los embates del clima, pero dan cuenta de la importancia que tuvo la zona en la expansión del Budismo desde la India hacia el este y noreste. El sitio, que se encuentra a aproximadamente 20 kilómetros de la ciudad de Kuche, en la prefectura de Aksu, se divide en dos secciones por un río; la zona oriental de más de 530 metros de largo por 140 de ancho, y la zona occidental de aproximadamente 680 metros de largo por 170 de ancho.

Esta fuente fluvial fue la que, en efecto, posibilitó el asentamiento humano en este lugar específico a partir del siglo III, pero a medida que se fue secando, los templos quedaron abandonados.

La torre de Kizilgaha, que midió 35 metros de altura, era parte de un sistema defensivo.

Casi al lado, se encuentra otro lugar histórico de gran importancia. Se trata de la torre defensiva de Kizilgaha, que se erige en solitario a un costado del río Yanshui. Se calcula que la torre, que en la actualidad tiene 13,5 metros de altura y 6 metros de ancho, llegó a medir más de 35 metros. Por sí sola quizá no deslumbre inmediatamente, pero hay que tener en cuenta que la torre de Kizilgaha era parte de un sistema defensivo integrado por decenas de otras torres que servían para resguardar la zona y se comunicaban entre sí.

Según explica un guía, los centinelas apostados en cada una de ellas prendían llamas para dar aviso a otra torre en la cercanía; una llama encendida significaba que era necesario el envío de 100 tropas, dos llamas de 500 tropas, tres llamas de 1.000 tropas y cuatro llamas de 10.000. De hecho, eran tres las líneas de defensa conformadas por estos bastiones construidos hace más de 2000 años durante la dinastía Han.

Hay diez sitios bajo protección a nivel nacional en Kuche, lo cual es clave para garantizar su conservación para la posteridad. Para la protección de la torre de Kizilgaha en particular, se invirtieron 20 millones de yuanes que sirvieron para la construcción de una presa, un sistema de monitoreo y una valla alrededor del sitio. Esto cuenta del compromiso asumido por el gobierno, y a la vez, es un ejemplo en otros esfuerzos de conservación del patrimonio histórico y arqueológico de China. 

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Editor: Wu Wen Da-->

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