En las entrañas de las provincias de Sichuan y Yunnan se encuentra el lago Lugu, uno de los lagos continentales más altos de China, como una joya preciosa incrustada en la frontera sudoeste del país. El lago Lugu, ubicado en el límite de los distritos de Yanyuan (Sichuan) y Ninglang (Yunnan), es uno de los lagos de agua dulce más profundos de China, con más de 70 metros en su punto más hondo y 40 metros en promedio.
Las nubes y el agua se fusionan sobre el lago Lugu durante las primeras horas de la mañana.
“El reino de las mujeres”
La minoría étnica mosuo, un grupo matriarcal que vive a lo largo de las orillas del lago Lugu, está compuesta por unos 50.000 habitantes que tienen su propia lengua. Debido al encanto único de la etnia mosuo y a los espléndidos paisajes a su alrededor, el lago Lugu se ha vuelto muy famoso. Además, es conocido como el “reino de las mujeres” debido a la costumbre del “matrimonio ambulante” y es llamado también “la última rosa de la cultura familiar matriarcal de Oriente” por su antiguo modelo matriarcal que se mantiene hasta la actualidad.
La montaña del León, al norte del lago Lugu, es considerada la vivienda de la diosa Gemu, una de las principales deidades de la etnia. A diferencia de etnias como la tibetana y la yi, que adoran a dioses masculinos, la etnia mosuo rinde culto a una diosa. La montaña Gemu se reclina sobre el agua del lago, por lo que las nubes blancas parecen el “vestido” de la diosa, mientras que la niebla ligera es su “velo”. Con su largo cabello como “almohada”, la montaña parece estar en un profundo sueño acostada de espaldas, en el que vela por la seguridad y felicidad de su pueblo, asegurándose de proveer un viento propicio y una lluvia oportuna. Bajo su cuidadoso celo, todo transcurre en paz y la gente vive de manera próspera. El reflejo de su rostro en el lago Lugu exhibe una belleza tranquila, mientras que las ondas en el agua representan los hoyuelos de la diosa cuando sonríe. La etnia mosuo cree que la diosa no solo les ha enseñado técnicas de cultivo, sino que también les proporciona esperanza ante la vida, así como paz, tranquilidad y amor.
Años atrás, la tradición del “matrimonio ambulante” señalaba que cuando una joven mosuo llegaba a la madurez, se iba a vivir sola a un “cuarto de flores”. Tras su consentimiento, un hombre podía pasar la noche con ella y partir por la mañana. Por ello, hoy podemos ver un puente de madera de más de 300 metros, el cual conecta a las aldeas separadas por aguas llenas de juncos (el llamado “mar de hierbas”). El puente proporcionaba antes un camino conveniente para cumplir con la costumbre del “matrimonio ambulante”.
La población local tiene una hermosa leyenda respecto al origen de este puente. Se dice que, hace muchos años, vivían un hombre y una mujer a ambos lados del “mar de hierbas”. Todas las noches, el hombre remaba en bote hasta el otro lado para visitar a su amante y regresaba a su casa a la mañana siguiente. Sin importar el tiempo que hiciera, el hombre iba a ver a su amante todas las noches sin excepción. Al ver a su amado hacer a diario el arduo viaje de ida y vuelta, la mujer decidió construir un puente de madera sobre el “mar de hierbas” para facilitar su travesía.
Embarcaciones atracadas en la orilla del lago Lugu.
El cambio de las tradiciones
Mientras las garcetas pescan y los patos salvajes se desplazan en grupos por el “mar de hierbas”, los racimos de juncos y las plantas le dan al agua un color verde, creando un cautivador ambiente para que los barcos pasen en silencio.
Puesto que un gran número de turistas ha visitado esta zona en la última década, muchos de los mosuo que viven en la provincia de Yunnan han ido perdiendo sus costumbres, aunque aquellos que se encuentran en la provincia de Sichuan aún conservan sus tradiciones. En la aldea de Shekua, en el distrito de Yanyuan, la joven Youjiama habla con mucha fluidez el chino mandarín y la casa de su madre está a solo pocos metros de distancia. Para su generación, el matrimonio monógamo ya es bastante común, pero todavía es muy popular que los esposos vivan separados, cada uno en las casas de sus respectivas madres.
Youjiama trabaja en una posada local. Según ella, la tradición del “matrimonio ambulante” aún existe en la comunidad de los mosuo, quienes tienen un gran respeto por esta costumbre. Pero a diferencia de antes, hoy, una vez casados, un hombre y una mujer pueden vivir juntos o separados. Sin embargo, la tradición mediante la cual una mujer mantenía relaciones maritales con muchos hombres desapareció hace más de 30 años. Con el creciente número de inmigrantes, los matrimonios interétnicos también son cada vez más comunes.
Youjiama nació en la década de 1990 y tiene dos hijos. Fue la primera mujer de su aldea en trabajar en Daluoshui, otra aldea de la provincia de Yunnan, lo cual no fue bien visto y le valió el reproche de gran parte de su comunidad, sobre todo de las personas mayores. Al cabo de diez años, el pensamiento de la población local ha ido cambiando. En la actualidad, Youjiama organiza a otras mujeres de su aldea para hacer presentaciones de danzas típicas mosuo a los turistas que llegan, a fin de promover la cultura local. Esto le ha permitido recibir los elogios de los ancianos de su aldea.
Mientras cocina maíz y huevos, y el humo se eleva desde la estufa de la casa, la suegra de Youjiama agasaja a sus invitados con té salado hervido en una tetera de barro negro, cocido a fuego lento sobre las brasas. Hace varios años, el suegro de Youjiama falleció y ella se mudó a la casa de su suegra para hacerle compañía. Sin embargo, sus hijos permanecen en la casa de su madre, de acuerdo con la costumbre de los mosuo, en la que la abuela está a cargo del hogar, mientras que la madre y las tías cuidan de los niños.
Hoy en día, aproximadamente la mitad de las compañeras de escuela de Youjiama siguen viviendo en sus hogares maternos, mientras que sus maridos también viven con sus propias madres. Por eso, el hecho de que Youjiama viva con su marido es un caso especial. Los roles de género al interior de la familia están cambiando con las nuevas generaciones. Esto explica cómo, en la familia del marido de Youjiama, compuesta por diez miembros, él sea la cabeza de la familia, contrario a lo que se acostumbraba antiguamente. Por otro lado, dos de las hermanas de Youjiama ya se han ido de casa para vivir permanentemente con sus maridos. Estos cambios tienen que ver, entre otras razones, con la influencia del mundo exterior en la población local. Cuando se solicita el registro de residencia de un niño después de nacer o cuando hay que matricularlo en la escuela, se debe proporcionar la licencia de matrimonio de sus padres. Por ello, obtener una licencia otorgada por el Gobierno es una necesidad de suma importancia para las parejas.
La abuela es quien está a cargo del hogar en la comunidad mosuo.
Un entorno natural de gran belleza
El lago Lugu no solo sirve de refugio a la última sociedad matriarcal de China, sino que también tiene las aguas cristalinas más puras. Al pararse en la orilla del lago, uno puede ver el fondo con peces nadando libremente alrededor de las plantas acuáticas. Una flor blanca con pistilos amarillos (Ottelia acuminata), sostenida por un largo tallo, es quizá la manifestación física del color blanco que es adorado por el pueblo mosuo. Entre los meses de mayo y octubre, las brillantes flores aparecen a lo largo de la orilla del lago. La flor es comestible y nutritiva, además de tener un delicioso sabor.
Junto a sus aguas cristalinas, el lago Lugu tiene bellos islotes y tranquilas bahías. Al viajar alrededor del lago en carro, uno puede encontrar aparcamientos que sirven como parada para observar la vista, disfrutar y fotografiar el hermoso paisaje. Tanto el lado de la provincia de Yunnan como el de Sichuan tienen su “playa de los amantes”, la cual atrae a muchos turistas. La “playa de los amantes” en el lado de Yunnan es muy extensa y desde ella se pueden ver a lo lejos las montañas Gemu y Houlong. Según la mitología local, Gemu y Houlong eran dos deidades que estaban enamoradas, pero que habrían sido separadas por la deidad del cielo, que las convirtió en dos montañas que solo podían mirarse con tristeza a través de las aguas. La deidad del cielo solo les permitía juntarse una vez al año, el día 15 del séptimo mes lunar, en la “playa de los amantes”. Es así como nació esta playa, con varios árboles que crecen a las orillas del lago, como proporcionando sombra a los dos amantes. A medida que el sol se eleva sobre la “playa de los amantes”, el viento susurra y las nubes se funden entre sí, mientras las montañas de tiempos inmemoriales se miran mutuamente. La línea entre las aguas y el cielo se confunde y los barcos cruzan de un lado al otro día tras día. Cuando los barcos se acercan a los cursos de agua iluminados por el sol radiante, pareciera que hubiesen sido enviados por la lejana familia celestial.
Mientras la luz de la luna brilla sobre la “playa de los amantes” de Sichuan, los enamorados regresan a casa y los pescadores tiran sus redes, sacan peces y atan sus pequeños botes. Cuando hace buen tiempo, ambas playas se llenan de parejas, que disfrutan el paisaje o se toman fotos como recuerdo.
El altar de sacrificio a las deidades es el lugar donde los mosuo realizan los ritos de zhuanshan y zhuanhai, un peregrinaje en el que se rodea la montaña y el lago, respectivamente. Los eventos no se celebran con mucha frecuencia, pero el altar no está solo, ya que es el mejor punto desde el cual se puede observar la bahía.
Con su impresionante paisaje montañoso y rico legado cultural, el lago Lugu es, sin duda, un lugar único.
*Zhao Yanqing es una columnista independiente.