Ulan Buh es la pradera más cercana a Beijing, a solo unos 300 km de distancia, y se encuentra en la región suroeste de la bandera de Keshiketeng, ciudad de Chifeng, en la región autónoma de Mongolia Interior.
La pradera de Ulan Buh está en medio de colinas y llanuras, con bosques y prados que muestran tanto una belleza elegante como una naturaleza salvaje. Es el hermoso hogar de montañas y ríos, y cuenta también con una rica cultura. Bueyes, ovejas y caballos domesticados, así como conejos, zorros salvajes, águilas, urracas y cuervos comparten estas tierras.
Cuando llega el otoño, la pradera parece estar decorada de diferentes colores. El suelo está alfombrado con varios tonos de amarillo, desde el marrón claro hasta el caramelo oscuro, lo cual hace que se parezca mucho a una vasta manta de lana que cubre la tierra en las mañanas frías. Las yurtas (viviendas) mongolas blancas se destacan más dentro de esta alfombra multicolor, mientras que los manojos de hierba cosechada, colocados en la pradera, se asemejan a las estrellas esparcidas en el cielo nocturno.
La luz de la mañana que brilla sobre la pradera de Ulan Buh acentúa los hermosos colores otoñales de la región.
La paz de Ulan Buh
El nombre Ulan Buh significa “montaña roja en forma de altar” en idioma mongol. El lago que está al oeste de su pico en forma de urna se llama Jiangjun Paozi, el cual está rodeado por un terreno abierto en sus cuatro lados. Este fue el lugar de la famosa batalla de Ulan Buh, librada a fines del siglo XVII. En 1691, durante el trigésimo año de reinado del emperador Kangxi de la dinastía Qing, un separatista tribal llamado Galdan lanzó una rebelión armada en la región noroeste de Junggar, y sus fuerzas avanzaron hacia Mongolia Interior con la intención de separarse de la dinastía Qing. Galdan dirigió un ejército de más de 300.000 hombres dispuestos a invadir Ulan Buh. El emperador Kangxi se enfureció al recibir la noticia y decidió liderar personalmente al ejército para reprimir la rebelión. Las tropas de Galdan fueron derrotadas varias veces por las bien entrenadas fuerzas de la dinastía Qing. En la última batalla, los separatistas ataron las piernas de sus camellos y los alinearon para que sirvieran como barricada, mientras ellos disparaban flechas y armas de fuego por detrás de los animales. Sin embargo, bajo la dirección del comandante Tong Guogang, los soldados de la dinastía Qing bombardearon con cañones el campamento de camellos y lo destruyeron. Así acabó la última esperanza de Galdan, quien no pudo hacer nada salvo escapar en la noche.
El referido pico en forma de urna se formó, según las leyendas, por el estallido de los cañones de la dinastía Qing. Se dice que el lago Jiangjun Paozi fue creado también por las explosiones de dichos cañones. De acuerdo con los pastores locales, hace años se encontró cerca del lago un cañón dejado por el ejército Qing, así como fragmentos de cascos y flechas oxidadas. Durante la batalla de Ulan Buh, el comandante Tong fue asesinado, manchando con su sangre el agua del lago. Hoy en día, un lago redondo extenso está en el lugar de la antigua batalla, el cual se cree que también fue creado por los cañones. Con el fin de rendir un homenaje a la figura del comandante Tong Guogang, al lago se le dio el nombre de Jiangjun Paozi (“Lago General”).
En los tiempos antiguos, esta área era conocida como Tuergenyizhaer, uno de los 72 terrenos de caza cerrados de Mulan Paddock durante la dinastía Qing. Fue también una zona importante para los nómadas mongoles. Durante el otoño, el emperador organizaba un gran evento aquí que incluía la caza, el tiro con arco a caballo y las carreras de caballos, con el fin de entrenar a la familia real y a los nobles, así como seleccionar a las personas talentosas e, incluso, al futuro emperador. Cada año, cuando se realizaba la caza imperial en otoño, se invitaba a los nobles mongoles. El emperador de la dinastía Qing aprovechaba la oportunidad para reunirse con los líderes de las diferentes tribus y deliberar con ellos sobre diversos asuntos. Por lo tanto, la caza otoñal de Mulan Paddock no era una mera actividad de caza, sino que tenía un profundo significado estratégico e influencia política.
El blanco es un color de gran honor y respeto dentro de la cultura mongola. Cuando los mongoles reciben a sus invitados, les presentan una hada blanca y les ofrecen kumis (una bebida hecha a partir de kéfir de leche). Los mongoles no consideran que el blanco sea frío o simple; por el contrario, para ellos este color y la pureza son el símbolo de sus antepasados y de su deidad.
Las yurtas blancas mongolas, los acervos de heno atado y los montones de piedras decoran esta pradera que se extiende hacia el horizonte. Las ramas de sauces y las banderas de plegaria están clavadas en las rocas y, cuando sopla el viento, estas banderas hacen un sonido como si fuera la oración al cielo de la población local. Esos montones de rocas se llaman Ovoo y son una parte importante de las tradiciones culturales mongolas y de su antiguo sistema religioso. A través del sacrificio de los Ovoo y de sus oraciones, los pastores piden por un buen tiempo, por animales domésticos sanos y fuertes, por la desaparición de enfermedades y desastres, y por la paz y la buena voluntad. Al pasear por un montón de rocas, colocan tranquilamente una piedra sobre estas, ofreciendo así una oración por la paz.
Un pastor, que cuida de sus caballos, sigue una tradición que se ha mantenido por la gente local durante generaciones.
Entrenamiento y crianza de caballos
Tras la fundación de la República Popular China en 1949, se estableció un rancho militar en el área central de la pradera de Ulan Buh, también llamado el rancho militar Hongshan. Dentro de este había pastizales, bosques densos, marismas claras y cuerpos de agua intactos.
El rancho alberga casi mil tipos diferentes de plantas, como los Betula platyphylla y Populus davidiana, que son considerados una suerte de “banco de genes biológicos”. Aquí también se cultivan plantas comestibles como diversos hongos, lirios de día (Hemerocallis citrina) y brotes de helecho (fiddlehead ferns), así como raros y valiosos ingredientes de la medicina tradicional china, incluidas la peonía china (Paeonia lactiflora) y la chaihu (Bupleuri radix). Ciervos, gacelas de Mongolia, corzos y jabalíes también pueden verse por todas partes. Cuando llega el otoño, la pradera muestra una gran paleta de impresionantes colores. Los árboles del bosque de abedules brillan en las montañas con sus hojas amarillas, mientras que al pie de los árboles hay arbustos púrpuras.
Los nómadas de la pradera de Ulan Buh ya no pastorean por diferentes lugares. Hoy en día, tienen pastos fijos y aldeas bien establecidas. Cada familia ha abierto una posada y el pastoreo ya casi se ha convertido en una ocupación auxiliar. De esta manera, los propietarios de las posadas han abandonado los látigos y gestionan ahora el registro de los huéspedes con hospitalidad.
Cuando el sol se pone sobre la pradera, las hojas rojas de las colinas no son tan llamativas como cuando el sol brilla intensamente sobre ellas. Sin embargo, parecen pintadas de un suave color dorado.
Un manto de vegetación con varios tonos de amarillo cubre ambos lados de la autopista que une Beijing con Ulan Buh.
La nueva vida de los pastores mongoles
La aldea de Hamaba (“Dique Sapo”), compuesta por más de 20 familias, está en la bandera de Keshiketeng. Se desconoce el origen del término hamaba, e incluso los ancianos locales no saben de dónde viene el nombre ni por qué viven tantos sapos allí. La gran cantidad de estos anfibios muestra también que en la pradera abunda el agua y convive armoniosamente con humedales y ríos.
La aldea de Hamaba está bien escondida en un valle y cuesta encontrar a las familias locales si uno no se acerca al borde del barranco, donde están esparcidas las casas de tejados rojos y azules con paredes de madera empalizada. Un camino de tierra conecta a las familias con majadas redondas y ovaladas, construidas de madera empalizada para bueyes, ovejas y caballos. Lo más destacado son los pequeños huertos cerrados, en los que hileras de verduras cuidadosamente plantadas decoran la aldea.
Hay alrededor de 100 residentes en la aldea, quienes se ocupan a diario de la plantación de verduras y la crianza de animales. El mes de septiembre es cuando el otoño da ya paso al invierno, y la población local comienza el proceso de recolección de reservas de pasto para los meses más fríos. Las hierbas se cosechan con máquinas que dejan un rastro de humo, el que desaparece luego por el aire frío del lugar. El sonido de los tractores puede ser escuchado en la carretera al lado de la aldea. Cuando regresan a sus casas, uno puede descubrir las miradas satisfechas en el rostro de cada miembro de la familia. Las mujeres están ocupadas en los huertos, llevando pesadas cestas en los brazos. Para la cena seguramente habrá muchas verduras. Una vez que el polvo levantado por los tractores se esparce, las mujeres llaman a sus hijos para que vuelvan a casa. La respuesta de los muchachos y el aroma de la comida crean un cálido ambiente en la aldea. Fuera de esta, los cuervos y las urracas vuelan en grupos por todas partes.
Las mañanas son el tiempo más animado en la aldea. Muy temprano, los bueyes mugen al partir hacia el pasto, mientras que los corderos balan al salir de la majada. Al anochecer, los pastores regresan balanceando sus látigos y guiando a sus rebaños de ovejas y bueyes, de vuelta a sus rediles a pasar la noche. Todo esto le da el final perfecto a un día en la pradera.
*Zhao Yanqing es una columnista independiente.